30 mayo 2023

Ejércitos

 El contacto con la naturaleza había sido despreciado en la segunda generación del tiempo, sin embargo, en la tercera generación, poblaciones enteras se lanzaron a buscar las respuestas fuera de los humanos, investigando desde biología de los vientos y dinámica de las montañas hasta profundísimos estudios del hombre alado de Laimentis. Ralasino Erlazera, el octavo hijo de 5 generaciones de escultores de montaña del Himalaya, dedicó su vida a esculpir montañas en forma de árboles, práctica que todas las generaciones creían que ese era el primer paso para la vida eterna. Bosques enteros de árboles de piedra ocultos entre las heladas montañas ofrecían el más bello espectáculo. Hojas verdes y secas, suspendidas en el aire, fueron esculpidas por el gran Ralasino. 500 años más tarde, sus descendientes empezaron la segunda etapa esculpiendo animales en los gigantescos árboles de las llanuras, por las que legiones interminables de animales se abrían paso entre los densos matorrales. Las hijas pequeñas, plantaban el oído en tierra mientras los varones montaban en milenarios ejércitos sus bestias de madera, tratando de hacerlas avanzar hacia los bosques de piedra. Alguien, desde arriba, abre los fríos pechos y siembra el tembloroso corazón del alba. 



 
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