Tributo a poetas peruanos

Homenaje a los peruanos que hicieron de esta tierra un poco de cielo



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                            Pablo Guevara


            MI PADRE UN ZAPATERO

               Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
               Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,
               él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.
               Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre
               con Bazetti y mi padre navegando en el patio
               y el amable licor como un reino sin fin.

               Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas
               que alcancé a acariciar.  Fue pobre como muchos,
               luego creció y creció rodeado de zapatos que luego
               fueron botas.  Gran monarca su oficio, todo creció
               con él: la casa y mi alcancía y esta humanidad.

               Pero algo fue muriendo, lentamente al principio:
               su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión;
               algo se fue muriendo con esa gran constancia
               del que mucho ha deseado.
              
               Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,
               como una cosa usada, un zapato o un traje,
               raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

               Nadie estaba a su lado. Nadie.
               Más allá de la alcoba, amigos y familia,
               qué sé yo, lo estrujaban.
               Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.



Jorge Bendezú Canales


      CASALICIO SAGRADO



I

Oh casalicio mío: tibio y lítico.
Carrito de mis fantasías y fulgores tempranos.
Iris almendrado del espíritu.

Siento en el brillar del agua
venir madreperlas rojas, pero
huelo en las hortalizas,
ovejas y raíces, uñas
y carnes yertas, fauces del tiburón.

Noches, cielo y tierra; jóvenes
agua, temblor, alegría del colibrí,
siento anegar en la llanura
de mi alma
un aguacero melón de sumo
color de fragua.

Los rios secan. Al mirar
cabisbajo del sol delata tripas flacas
de hombres con raices desconchadas.
Casalicio - Patria: mi almohada. Dios: mi signo:

Tú mi sexo, voz: mi punta piés.
Alguien ha metido su garra
en el ángulo de las heridas.

Casalicio Perú de relicarios.
Los muertos no tienen cadáver;
no hay crédito ni monedas
para una cruz. El derecho murió de sed

Oh, desliz:
Pusimos una cruz al amado muerto...
ya vieron como la noche
nos arrastró como a perros rabiosos.

Cavamos una sepultura.
Ser ignorantes es fatal: pusimos
los maderos de Cristo,
y era un delito atroz ¡Traición!
(fragmento)



      Alberto Vega              


          LA TRAGEDIA DE JULIO CESAR



                                                            


         César Regresa victorioso:
         ¡Salve César! - dicen todos -

         Bruto lo mata para salvar la democracia
         Así lo dice y convence a la ciudad:
         ¡Salve bruto! ¡Muera César!

         Pero Antonio con su famoso discurso
         Da vuelta a la tortilla:
         ¡Salve Antonio! ¡Muera Bruto!

         Ambos hacen y deshacen
         Mientras la multitud va y viene
         Dando más de un mal paso.

         Bruto y Antonio pasan a la Historia
         Mientras los fabios, los cayos y los lucios
         (que son los que la hacen)
         se quedan como extras y en minúsculas.

         Y así el pueblo convertido en carne de cañón
         Después de la batalla es un pedestal de sangre
         En el que con pose olímpica
         Reina el César.

         Shakespeare: La tragedia de Julio César
         No es de Bruto ni de Antonio
         Sino del pueblo y su maldita inocencia.




                Enrique Verástegui


            VISION DE UN JOVEN SICOTICO





               Es la hora de la pesadilla:
               una garra interna ha ido cogiéndome las manos
               y nublado mi visión del Paraíso
                               en los parques.
Yo qué papel desenredo
                               en medio
de todo este enredo
                               que es vivir como Nabucodonosor
en Lima
    con la luna colgando encima de nosotros.
¡Peligro!
    en caso de incendio marcar el 014:
huyendo del contacto de la gente
                                              un atrapado en las esferas sicóticas

rodando
     sol negro
                               en mitad del incendio lunar
profeta esquivando a los veloces automóviles de la rutina
    y caminando perdido en la calle
                               todo es oscuro un trozo de viento en la noche
purulento gritando miro mi alma
    -no eres nadie en medio del torbellino de estos
                                                                            años
los años amargos / tus años amargos
     (mi naturaleza interior llena de flores extrañas)
     entre estas luces claxon señales mortales
                               -eres un bicho raro
     apenas un muchacho enfurecido
                               como un girasol de Van Gogh
                               desterrado en una pensión mugrienta
sin saber ya qué es lo que quieres/
    cuídate de señalar un camino
tú crea el camino
                               (o el camino no existe)
todos los caminos conducen a la desesperación
                               y la desesperación es un camino de luz
-tú aún no me conoces/
                               rastro en los cielos
¿Me viste elevarme en la oscuridad de tus ojos?
aún no fue instalado un mundo de seres contrapuesto
a ese otro mundo maníaco de pareceres
                               Yo esperaba hablarte esta noche
sentado aquí como nadie al borde del auto
en el malecón donde un loco vestido de lila
                               tenía el rostro de Artaud
sin más palabras que mi bufanda anudada
               a los ojos
y con una canción que te ofrezco
               en tu hora de la profecía maldita.




                           Javier Huapaya


            ENSUEÑO EN EL BOSQUE




               Sobre la cresta del vaho silencioso
               El mirlo exhala su perfume.  En la zaga
               De los páramos: Se escucha el canto
               Del bosque
                               y el sol lleno de música
               Se desgrana suavemente sobre las hojas
               Del cerezo.  En el verde manantial
               Las burbujas se aproximan a la superficie
               Redondas pulidas de encanto.
               He contemplado el gramado de la aurora
               Convertirse polvo y polen en el oro
               De la tarde.  Hacia el fondo el agua
               Parpadea en llamas y devora aves plateadas
               Y el sol cae en la alcancía azul de la tarde.
               Inesperadamente: el lago se mancha de finas
               Pinceladas.  El viento sopla y se acantona
               En las mejillas de las amapolas
               Y se vuelven sonrosadas como el agua.
               Se ha desatado el inocente perfume
               De las rosas
                               y ha tocado
               Los resecos racimos del viento.

LOS PENSAMIENTOS PUROS

       Washington Delgado
Señor rentista, señor funcionario,
señor terrateniente,
señor coronel de artillería,
el hombre es inmortal:
vosotros sois mortales.
Es curioso como la podredumbre
se adelanta a veces al cadáver.
Soportad vuestro olor, mostradlo
si queréis, poquito a poco.
Pero no habléis.
Señores, enseñad el trasero,
pero no lloréis nunca,
cierta decencia es necesaria.
en las alas blancas
y en la música de las arpas
dulcemente tocadas
por vuestras dulces manos.
Pensad en vuestros libros de lectura, en las viudas
        tísicas y abandonadas que ayudaréis con una
        trompeta de oro.
Pensad en vuestros billetes, en los veranos junto
        al mar, en la mucama rubia, en el amante
        moreno, en los pobre que besaréis en la otra
        vida, en las distancias terrestres, en los cielos
        de almíbar.
Pensad en todo,
vuestros días sobre la tierra no serán numerosos.


       Washington Delgado 

  LAS BUENAS MANERAS


Es peligroso caminar
con un nombre en los labios.
No digas nunca
España, Leningrado, muchacha,
querida tierra.
Aprende las buenas maneras de la vida,
la vida es silenciosa
y el silencio tiene numerosas palabras:
buenos dias, ha llegado el verano,
los precios suben
si los salarios suben, la patria espera
vuestro sacrificio, el señor presidente
deplora lo sucedido, los señores ministros
confían en el futuro, el feroz asesino
fue ajusticiado, Dios
bendiga a nuestro pueblo.
Viejas palabras dulces,
inútiles y tiernas
como almanaques viejos.
¿Para qué decir
España, Leningrado, muchacha,
tierra querida?
No camines con un nombre en los labios.


  Juan Carlos Lázaro


     EL BEDUINO
Desde hace veintiún días
No he vuelto a mirar el mar,
No he escrito un poema
Ni he tenido un amor
En todo este tiempo.
Pienso que la espuma blanca,
Habrá subido hasta las peñas,
Que los maremotos habrán borrado
Las islas,
Que estarán los puertos
Inundados y sin marinos.
Oh desolación!
Desde hacen veintiún días
Mis ojos solo ven
Desiertos naturales y tiendas.
La guerra no ha pasado
Por aquí todavía...



QUIERO LLEGAR A ECBATANA
pues Regús está en las montañas y Ecbátana
en el llano. Tobías 5.6
Quiero llegar a Ecbátana
aunque ya no exista Ecbátana.
Apenas sé que Ecbátana fue
la comarca extranjera de Tobit,
que en Ecbátana, Sarra - hija de Raguel
fue entregada en boda a siete hombres,
y que en Ecbátana el sol
pesaba como bronce en la piel.
Quiero llegar a Ecbátana
acaso porque Ecbátana no es
más que una palabra. Y eso
ya es demasiado. Amén.


     Miguel Carrillo Natteri 


   Ah Mis Dias Abolidos


En qué oquedad la sombra mía
se retuerce
como un gemido, su secreto
difuso, muerto?
En qué alambre o riel
su devaneo
siembra el corcho de la aurora,
su silencio?
En qué barrote se hiela el frío,
de la cruz,
que llevo dentro?
Ah lisonjero pan desvanecido,
nube escapada,
que corre de mi sino
como un potro viajero
En que ojo del barrote esperas,
al asesino,
del día que se fuga
traicionero?
En que noche o en qué celda
que nunca acaba,
sonreirás de nuevo
al prisionero?
Ah mis días abolidos, alelados;
desde esta tarde
vomito fuego!


Gustavo Armijos


Muchacha Italiana en Oscuro Peregrinaje
Vi una muchacha en un
mercado tan parecida a
ti que me dio un vuelco
el corazón ay mi vida
James Laughlin
Solo en el tiempo el futuro sería una canasta de manzanas
               en una ciudad en ruinas.

Cada cual puede tras unas campanadas descubrir una visión
               de mujeres eternas
por las calles de Italia.
Anunciando los proverbios acerca de la lluvia y el mar.


Cada cual sirve lo poco que tiene que servirse
a oscuras o defendido por la luz de una linterna.
¿Has visto a un demente dormido cerca a un furgón mortuorio?
¿Has visto titilar en medio de la oscuridad a un genio beat?
¿Has visto a los perros colies acarrear el césped?
¿Has escuchado la risa lastimera de una amante traicionada?
¿Has mirado al elegante acróbata colgar de la red protectora?

Entonces comprobé que sus palabras eran rituales
                               Ayer estaba en la estación
                               de Bolonia y un italiano
                               le preguntó ¿Dónde queda el Perú?
y un ataque de paranoia lo puso pálido frente a la parada del metro
algunas ramas tiernas en el pozo del paraíso.
Ahora alcé la cabeza sobre un perrito de felpa
encima de un mantel blanco una lámpara de cristal
                               nítidamente castigada
como si llorara tambaleante ante la tristeza de mirar
                               El Golfo Di Génova
reventado como trineo acuático en el mediterráneo.


Esa palidez fluorescente de guijarros destrozados ante las redes
ferroviarias que me acercan y alejan del juramento espiritual
en los mercados donde la abeja mielera tiene el cuello hinchado
de tanta pasión amorosa.





                        CONTEMPLACIONES

He buscado una tregua en mi vida
               como una herida
               enterrada en una antigua heredad
y trato de descubrir la soledad de los seres
               aterrados por el sistema.
Donde nada quedará
                               ni el éxtasis
                                              desplazado por una angelical diana
ni los gestos de aquellos espíritus
               enfermizos destrozados por el sudor de la inercia.
               Yo entraré dentro del enorme pecho
de la civilización
                               y tratando de unir el secreto de los sueños
               Yo seré un fiel recuerdo de los remolinos
                                              en el pensamiento de la epidermis.
               Tratando de orientar el rebaño
               con musiquillas ante ramajes de esperanza
               y viento amable a la vez voluble.
Suenan sirenas tras las tapias
               cuando un aire convulso
               trae un sonido de oboe
               el de las congojas y alegres movimientos.
                                              El viento corroe una estancia
donde estructuras de sillar son derribadas
por un vitral glorioso al pie del Irazú.
               Refulgen las casas de techos bajos
atrapas en la niebla. Sueño con esta ciudad
               donde he soñado como muchos sueñan.





María del Carmen Ulloa


M  A
Ser genuina como una gema.
Ser ave que besa tu vientre
y se apodera de los cimientos
entre las castañas de tus pupilas,
entre los marfiles de tus dientes.

Gema como todas las gemas,
poderosa, pulida y brillante,
altiva, serena y famosa;
ser ópalo, zafiro y rubí,
diamante, esmeralda y jade;
ser todas las gemas
que bordas tu alma gemela
y engastarnos como amatistas,
agua marina, topacio, crisoberilo
y en un solo espíritu fundirnos
como turquesa, turmalina, granate,
y tener tu perfume a heliótropo
amándote como lazulita.


ALEJANDRO ROMUALDO


   A OTRA COSA
Basta ya de agonía. No me importa
la soledad, la angustia ni la nada.
Estoy harto de escombros y de sombras.
Quiero salir al sol. Verle la cara
al mundo. Y a la vida que me toca,
quiero salir, al son de una campana
que eche a volar olivos y palomas.
Y ponerme, después, a ver qué pasa

con tanto amor. Abrir una alborada
de paz, en paz con todos los mortales,
Y penetre el amor en las entrañas
del mundo. Y hágase la luz a mares.

Déjense de sollozos y peleen
para que los señores sean hombres.
Tuérzanle el llanto a la melancolía.
Llamen siempre a las cosas por su nombres.

Avívense la vida. Dense prisa.
Esta es la realidad. Y esta es la hora
de acabar de llorar mustios collados,
campos de soledad. ¡A otra cosa!
Basta ya de gemidos. No me importa
la soledad de nadie. Tengo ganas
de ir por el sol. Y al aire de este mundo
abrir, de paz en paz, una esperanza.

Yo ya no tengo paciencia
para aguantar todo esto.
Micaela Bastidas
Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca.
Lo volarán:
¡Y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos.
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán:
¡Y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo.
Lo golpearán:
¡Y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpe de matanza
lo clavarán:
¡Y no podrán matarlo!

Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán: ¡Y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado
gritando ¡Libertad! sobre la tierra,
ha de volver.
¡Y no podrán matarlo!


            José Livia Torino


                        II





               Emergente voluntad de unción dolorosa
               Gravidez hecha función generadora de rocíos
               Fluidez de jardines uniformes
entre el ensamblaje de las flores mecánicas
               Y los jardines a desnivel del corazón proscrito

               Tu nombre,
               sucesión de letras en procesión limeña
               alfabeto infinintesimal que se adentra
a la ronda del eco con la alondra

               Tu nombre,
               aviso luminoso de todas las novelas
               de todas las avenidas inauguradas en septiembre
               de todos los eucaliptos que no llegaron a cometas

Mientras tú marchas a travez del tiempo y del espacio
con tus pies de gacela y tu rostro enmohecido
tu nombre se desplaza en mi circulación
con la velocidad del rayo en celo al fecundar la tierra.



                        III



Efímera figura levantada con el bronce del rocío
Tu bostezo genera pasión en mis olas subterráneas
Una pasión decantada y llena de matices
como el jardín principal de una vida cualquiera
que, de repente, convertimos en feriado
con sus pregones de vendedores ambulantes
-árboles circundantes en ronda hacia tus  pasos-
con sus olores a feria de ciudad amontonada
-somos los seguidores del carbono catorcee-
con sus quimeras esparcidas
-en rondas nocturnas alrededor de tus hoggueras-
Encamino mis trazados por la línea horizontal
de tu figura auqénidamente cósmica
eternamente delirante
eternamente realizándose
hasta alcanzar la forma
de todas las muchedumbres en conflicto.




   Elvira Ordoñez

   HERMANDAD


A Carlos Germán Belli
Desde el hermano fondo,
cuerda viva, poeta,
corazón cimitarra,
carne viva, poeta.
Desde el hermano abrazo
raíz sol, raíz tierra,
patria cosmos poeta.
De raíz, desde viento,
desde mar, desde nube
desde eclosión y marcha,
desde celestes ubres,
hombro abrazo poeta,
honda cruz, aspas nuestras.
Desde manos trenzadas
desde llantos fundidos
desde quebrados vivas,
gritos ascuas heridos,
hondas salves poeta,
lluvia roja, arduas venas,
Desde tu dicha nuestra,
desde mi duelo nuestro,
salve aliento, salve tiempo,
salve abrazo, salve encuentro.
Unisar,
amorisar,
solizar,
tierra,
cielo,
poeta.



   Ulises Valencia


ROMPE EL MAR ENTRE LAS PEÑAS
Sus bravas aguas
Que hacen volar hacia los aires
Líquidas formas que duran un suspiro.
Un rugido entonces
De soledad, de angustia
Se deja escuchar de sus entrañas
Convulsiónase ahora la gran masa
Su fuero interno le exige libertad.
Todo es estrépito
Un miedo extraño nos invade
Ha azotado nuestro rostro
Su húmeda caricia y se ha sentido
Se ha sentido su sed de eternidad.
Las líquidas formas del alegre paisaje
Se diluyen, se oscurecen
Se hacen negras y baldosas
Una furia incontenible lo domina
Se hace ovillo, forma remolino
Loco de violencia, cae, cae y
Entre gemidos broncos ululantes corre, corre
¡Corre hasta morir raudo en las orillas!



Julio Aponte


PAJAROS DE ALAS QUEBRADAS
Amanecían degolladas las obstinadas mariposas
que volaban sin descanso a travez del sueño
de los «pájaros
de alas quebradas»
y de ojos de mirada tediosa
pájaros que van ensayando una desenfrenada locura
y caen
y van cayendo a travez de la lluvia
arrastrando sus alas al mar fangoso del olvido
sólo el hombre seguirá su rutinaria búsqueda
de los pájaros que arrastran en sus picos
un raro y espantoso maleficio
que no venga nadie que nadie venga
a esta búsqueda vana e insostenida
las mariposas mueren carbonizadas
en los hilos destruidos de los telégrafos
sólo se escucha el batir de alas de pájaros moribundos
que vuelan torpemente con sus ojos sangrantes
vuelan enloquecidos en los agujeros negros de la locura
palabras, sombras, flores que se escapan
por las notas de un piano del siglo XVIII
cuyo estruendo quema sospechosamente
las plumas de los pájaros que vuelan prendidos de una visión celeste
en las mañanas de sol las aves pasan a mirarse en el "espejo de agua"
donde se filtra una luz silenciosa
y discurren luciérnagas luminosas
súbitamente estallando sus cuerpos envueltos en llamas
permanecen en el suño gozoso de la tarde
y en el eco resquebrajado de los caracoles de mar
«El mar canta el desgarramiento de su espuma»
su canto fino delicado rompe con los hilos
dorados de una araña inexistente
en las hojas temblorosas de un hualtaco*
dos escorpiones fustigados por el sacrificio del deseo
quedan maravillados por la violencia carnal
saben que como «ostras de fuego
desaparecerán de la vida
para permanecer eternamente en la muerte»
En la tranquilidad de la noche
los alacranes escarban y escarban
con sus uñas los espacios
del sueño
descienden tumultuosamente
se precipitan al abismo
y permanecen mudos en el descendimiento de una lágrima
que rueda
cantando
el himno al amor
o la canción del herrero del alba.

Jorge Eduardo Eielson


HE AQUI EL AMOR
He aquí el amor.
Repito:
He aquí el amor.
Pero mejor hablaremos de esta puerta.
Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los dias,
las plantas son verdes como siempre,
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles,jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Pero, qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esta puerta es indudable;
por ella entro y salgo día y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.

¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta

Luis Hernández


EZRA POUND: CENIZAS Y SILICIO
1
Tower of Pisa
Alabaster and ivory.
Y eterno,
Para feria de fascistas
Quien la canta.

Y ebrio ya de belleza y en demencia
(Puede ser que sus ojos sean nuestros)
Rojo mar y el adriático crepúsculo
Y dos guerras herrumbradas en su frente:

Frente a la lívida amenaza de la historia:
Ezra Pound,
Ezra
Y su ejército perenne en pie
De muerte.
Torre de Pisa
Et cinis et cilicium.

2

Ezra:
Sé que si llegaras a mi barrio
Los muchachos dirían en la esquina:
Qué tal viejo, che' su madre,
Y yo habría de volver a ser el muerto
Que a tu sombra escribiera salmodiando
Unas frases ideales a mi oboe.

El milagro se oculta entre lo oscuro
Donde olvido y memoria son tan sólo
Los reflejos de lo áspero y amado,
La ilusión que ha surgido del enebro.

Duramente recuerdo tus poemas,
Viejo fioca,
Mi amigo inconfesable.

Angel Yzquierdo Duclós


ALBATROS
El poeta es como ese príncipe del nublado,
que puede huis las flechas y el rayo frecuentar;
en el suelo, entre ataques y mofas desterrado,
sus alas de gigante le impiden caminar
Charles Baudelaire
I
Hay aves
que cubren de múltiples colores su plumaje
imitando a Garrick para sobrevivir
millones pululando la tierra

¿No habréis contemplado
el desprendimiento de sus riquezas
el desdoblamiento de su ser
al ofrecer sonrisa a tu semblante
mientras el ocaso
cubre de sombras su plumaje?

II 
Aves hay
que van riéndose de melancolía
pintando de alegría la tristeza del mundo
que van
-sin que nos demos cuenta-
a refugiarse en nuestra sonrisa

Sonrisa
cargada
de
un
conglomerado
de
ironías
-para bien o para mal-
a
refugiarse
en el extremo sensible de nuestra tristeza.

                           Roberto Rosario


                POR FIN COMPRENDI QUE EN INVIERNO
 
 
 
 
               Por fin comprendí que en invierno
                               las rosas no eran rosas,
                               las rosas eran grises.
 
               Sólo mi cólera alumbraba las tardes sin cielo.
 
               Sabrás que me pasé los años mordiéndome los labios,
               castrándome las ansias de dejar el barco a la deriva.
 
                               Las rameras rifaban sus caderas en las tómbolas
                               y los gobernantes,
                                              nos empeñaban
                                                             hasta la quinta generación.
 
               Los pantalones me quedaban largos.
 
               Por fin comprendí que al vinagre lo hace el tiempo
               y, al pobre, la injusticia lo hace amargo.
               Yo me quemé el hígado masticando cólera
 
                               en los pezones de las latas.
 
               Por fin comprendí que en invierno
                               las rosas no eran bellas,
                               las rosas no eran rosas,
                               cuando mi cólera alumbraba las tardes sin cielo.
 

       Filonino Catalina

   LA CASA LLENA DE UN VACIO

(A Manuel Scorza)
Tu casa será la misma casa
con el mismo color triste en su fachada
no tendrá
la flor parecida a tus pies que quise sembrar a la entrada

Tu casa será la misma casa
Y yo me quedaré con las ganas
de verte llena como la luna (desnuda y solitaria)
de besar el dedo gordo de tus pies
y luego ver
como cubres con sólo tu sonrisa el mundo

Tu casa será la misma casa
sin mi locura diaria
sin el alboroto de los hijos que no tendremos
sin la rosa que quise regalarte en febrero

Tu casa será la misma casa
y yo me quedaré con las ganas
de sorprender tus labios por las mañanas
de gritarte con dulzura y enojarme
sólo por el gusto de reconciliarme

Tu casa será la misma casa
y para siempre será
la tristeza con la que marcho
esta tristeza de que no tengas mi corazón para remendarlo
con vientos de siempre
con hojas de invierno
pero con los cinco pétalos de la flor que siempre serán tus manos.

Javier Sologuren


LA VISITA DEL MAR
Soy un cuerpo que huye, sombra que madura
con un murmullo de hojas en tu mirada
igual al mediodía cruel y esplendoroso:
mar, ala perdida, párpados de nieve,
casto sonámbulo entre materias corrompidas,
ola sedosa en que tristemente espejeo.

Toda palabra es mía cuando estoy en la orilla
de tus ojos, mar, todo silencio es mío.

Extraño huésped que me dejas turbado,
instante en que habito sólo lentamente,
dichoso, melancólico, desierto, penetrante.

No estoy en mí, no soy mío, viento son mis ojos,
mar, ahora que se miran, ahora que tu rostro
me alza largamente despierto en el vacío,
blanco corcel yo mismo inmaterial, desnudo.

Pasos furtivos, mar, hacia tí me conducen
cuando la noche es en tí una hoja de palma
y mi cuerpo no es sino blandísima nieve,
llorosa sombra, triunfante peso de oro.

En la altitud de la noche abro una ventana.
En mis ojos el sueño es un juguete de hielo,
una flecha preciosa que no alcanzará a herirme.

(Oído visible de la estrella, registradme).

Mar, desde tu pecho abre sus venas la zozobra,
canta el fuego fugaz de solitarias perlas,
mudo rayo terrestre me quema hasta el cabello.

El aire de la noche, tus dedos ciegos, celestes;
tu profunda seda, mar, ardiendo quietamente.

(La hermoza luz ya viene en unos pies danzando).

Playa pura, final, mar, donde no somos
sino un fantasma entre las flores de la aurora.

                      Jorge Pimentel


                BALADA PARA UN CABALLO
 
 
Por estas calles camino yo y todos los que humanamente
                                                             caminan.
Por esencia me siento un completo animal, un caballo 
                                                             salvaje 
que trota por la ciudad alocadamente sudoroso que va 
                                                             pensando 
muy triste en ti muy dulce en ti, mis cascos dan contra 
                                                             el cemento de las calles.
Troto y todo el mundo trata de cercarme, me lanzan 
                                                             piedras y me lanzan sogas
por el cuello, sogas por las patas me tienden toda clase 
                                                             de trampas en un laberinto
endemoniado donde los hombres arman expediciones 
                                                             para darme caza
armados con perros policías y con linternas y cuando 
                                                             esto sucede
mis venas se hinchan y parto a la carrera a una velocidad 
                                                             jamás igualada
por los hombres; vuelo en el viento y vuelo en el polvo. 
                                                             Visiones maravillosas
aparecen ente mis ojos.  Y vuelo y vuelo.  Mis extremidades 
                                                             delanteras
ejercen presión sobre las traseras y paralelamente a un 
                                                             mismo ritmo
antes de asentarse en el polvo retumban en la tierra.  
                                                             Relincho.  Y mi cuerpo
va tomando una hermosísima elasticidad, me crecen 
                                                             pelos en el pecho
y es un pasto rumoroso el que se ondea y es una música 
                                                             y es un torbellino
de presiones que avanzan y retroceden en mi vuelo.
                                                             Atrás van quedando
millares de kilómetros y sigo libre.  Libre en estos 
                                                             bosques dormidos
que despierto con el sonido de mis cascos.  Piso la mala 
                                                             yerba
y riego mis orines calientes, hirviendo en una como especie
                                                             de arenilla.
 
Descanso a mis anchas, bebo el agua de los rios, muerdo
                                                             yerba tallos, rumio.
Mis mandíbulas se ejercitan.  Muevo mi larga cola espantando
                                                             a los mosquitos.
Los guardacaballos vigilan desde la copa de los árboles.
                                                             Caen las hojas secas.
Los días se suceden y suelo dar suaves galopes hacia la 
                                                             vida.
En invierno los senderos se hacen tortuosos; el fango
                                                             todo lo invade.
Para el frío utilizo cabañas abandonadas, cuevas en los
                                                             cerros que me resguarden
de las tormentas.  Yo observo la lluvia desde mi cueva.
                                                             Cae la lluvia
y todo lo moja. Con este tiempo suelo galopar poco 
                                                             cuidándome
de algún desgarramiento.  Muchas veces me siento solo
                                                             y llego hasta
los helechos de los ríos para pensar muy dulce en ti
                                                             muy triste en ti
y voy galopando bordeando el río añorando alguna
                                                             yegua que llegó
a correr en pareja conmigo.  A veces los niños que vagan
                                                             sueltos por las campiñas
mientras sus padres realizan tareas de recolección o
                                                             labranza me montan a pelo
y solemos recorrer ciertas distancias, ganando los años,
                                                             aumentándolos.
De ellos sí recibo algún trozo de azúcar.  En el verano el
                                                             sol se pone rojo
y se hace presente con su alegría y los habitantes de
                                                             los bosques y campos
suelen saludarme con el sombrero o con la mano.  Yo les
                                                             contesto con un relincho
parándome en dos patas.  Y con la luz solar que todo lo
                                                             invade suelo dar galopes
hacia la vida.  Allí
donde mi presencia es esperada me hago realidad.  Allí
donde ni un sueño se revela me hago realidad.  Me hago 
                                                             realidad
esos ojos que están cansados de ver las mismas cosas.
                                              Y es en verano
 
cuando la vida se enciende y mis cascos recogen la hermosura
                                                             de la tarde
y asciendo a las cumbres donde diviso extensiones de mar
                                                             de cielo de tierra.
Mi figura domina la naturaleza.
Cruza por el cielo un escuadrón de tórtolas.
Cae la noche.
Mi sombra se recobra.
Las ramas crujen.
Y por un instante pensé muy triste en ti muy dulce en ti.
Cae la noche en estos bosques.  Pareciera que la piedra
                                                             se difunde con la noche
se propaga se manifiesta.  Y toda la noche he ido creciendo.
                                                             Y crecía y crecía.
aún más aún más ¿Hasta dónde crecerás?  No tienes miedo.
                                                             No, contesté.
Soy libre.
El día, el nuevo día como algo fresco se anuncia solo.
Por esta época del año suelen cruzar manadas de caballos
                                                             ahuyentados
y en busca de nuevos campos.  Recuerdo que logré darles 
                                                             alcance
y me contaron que lograron salvarse de una cacería
                                                             emprendida contra ellos
para mandarlos a vivir a un potrero y luego de ser sometidos
                                                             al cubo de agua
y a la alfalfa son obligados en los hipódromos a correr
                                                             distancias de 1,000,
2,500, 5,000 mts. y no eres libre de correr sino que te 
                                                             dopan
te colocan descargas eléctricas, te manosean, te latigan
                                                             con una fusta
 
despellejándote.  Y así durante un buen tiempo mientras
                                                             ves acumuladas
alforjas de oro y plata.  Hasta que llega el momento de ser
                                                             sometido
a la reproducción arrinconándote a una yegua a la vista
                                                             y paciencia de todos
sin intimidad en una mañana de tinieblas y poca luz y
                                                             luego te separarán
de tu yegua y potranco y pasarás tus años inmisericorde
                                                             como padrillo viejo
y cuando manques te dispararán un balazo en la sien.
Ya había galopado un buen trecho con la manada 
                                                             que huía despavorida
y me dijeron que probablemente para el invierno 
                                                             pasarían por aquí
para ir más al norte.  Y se alejaron a la carrera.
Yo sabía lo que le sucede a un caballo en la ciudad.
                                                             Y por ello me mantengo
alejado de ella.  Pero a veces me interno y sucede lo que
                                                             tiene que suceder.
Pero si yo me rebelo y persisto y amo terriblemente mis
                                                             posibilidades
de realizarme en un medio donde la civilización se mata
                                                             y permanecen
odios prefiero ser caballo.  Mojaré
la tierra con mis orines calientes hirviendo con estas
                                                             ganas inmensas de vivir
y me uniré a las manadas para galopar hacia la vida
                                                             para mantenernos
unidos y vencer para no estar solos para volvernos
                                                             verdes-azules
amarillos-anaranjados-rojos y trotar hacia el nuevo
                                                             aire fresco
y el campo sin límites.
Seré libre así y al menos mis guardacaballos cuidarán 
                                                             de mí
y de mi yegua
                               y de mi potranco.
 

            Cecilia Izquierdo Rios

 
 
                  RETORNO
 
 
               Debemos volver
               llevando alegría
               brindando amor
               y sonriendo
                               saludar
                               a la yerba
                               desde el borde
                               de la risa y el llanto
                                              afirmar
                               ante el río enfurecido
                               que hoy la luz ha recuperado
                               su antigua comarca
                               templo de amor redimido
                               en la mágica poesía. 


ENRIQUE PEÑA BARRENECHEA


CAMINO DEL HOMBRE
Yo no podía saber
si era tu cielo o el mío,
si era mi sueño o tu sueño,
mi delirio o tu delirio.

Sobre el agua una luz ancha
era a modo de un camino,
y sobre la luz un barco
y sobre el barco un destino.

¡Jardín del aire, jardín
iluminado y sombrío,
lluvia azul que del paisaje
era así como su espíritu!

Yo no podía saber
si el mar era el mar, si digo
que era el mar, el mar no era,
y, si no era, era el mar mismo.
¿Cuánto tiempo estuvo el sueño
de otro sueño suspendido?

¡Azucenita del aire,
lámpara sobre el abismo!
Yo no podía saber
si era tu sueño o el mío.
Hombre que elige su ruta
tiene que andar su camino
CANCION ANTIGUA
Hace tiempo que repito
este cantar:
el mar, la sombra, tú,
la soledad.

Hace tiempo que quiero irme,
—cielo o mar—
pero todo se vuelve garfio
y me sujeta. ¡Qué se hará!

Hace tiempo que digo: ¿Cómo,
no puedo andar?
Y camino, pero, entonces,
tú quedas atrás.

Y en este juego de encontrarte,
y en esta angustia de llegar,
otras son las naves que pasan;
y el mar; igual, igual, igual.




                        Carlos Garayar


FOSFOROS QUE SE APAGAN SIN QUE NADIE LOS PRENDA
 
Mi naturaleza no es real, es la suma infinita
de senderos, superpuesto mediodía en que cantemos
                                                  como grillos la venida
               del verano
Setiembre corría como un loco entre la lluvia y yo no
                                                   pensaba.  Sólo mis ojos
permanecieron abiertos, no se perdieron en el sueño
                                              aunque tampoco se rompieron
al contacto de la furia.
Todos los días viví largamente sin saber de mí mismo,
sin intuir el camino, pensando en las cosas.
               En Santiago;
los días son luces al viento, potros que dan imprevistos
relinchos o fósforos que se apagan sin que nadie los prenda.
Ahí, con esa rotundidad que recordará siempre el que no
                                                                            quiso partir, sin
               esa emoción
falsa que podía haberme emocionado, dijiste: el poeta se
                                                                              va y no regresa.
El poeta se va y no regresa.
Pero ya lo sabía con temor y sin embargo, ¿Qué viaje era
                                                                                            necesario
 
para buscar el rumbo conveniente?
               ¿Qué pudo suceder allá, en el sur,
para que surgiera la vida?
No fueron las palabras, no fueron los arenales que
                                                                            atravesamos sin parar,
               dando bandazos.
Porque viajamos torpemente como naves que arrastra la tormenta
y no supimos si eran ciertos el espacio, el tiempo que nos
                                                                            esperaba más allá,
como esas neblinas que pasaban y pasaban,
               ¿Supimos acaso,
si eran solamente el reflejo de tu vida, la pintura transparente que
               ofrecía el paisaje
o el señuelo esperado?
Setiembre corría como un loco entre la lluvia y yo,
                                                                            en mi habitación acorazada,
supe que no era real el lamento, que no podía esperar
                                                             realidad de las cosas
aunque fueran más verdaderas que mi propia existencia.
Porque viajamos torpemente como naves que arrastra la tormenta
sin saber el destino, ignorando el naufragio, esperando
                                                                                            los restos, los
               adioses que esperan la vuelta de la esquina.
Triste de aquél que viene en misión de guerra y encuentra paz.
Vine saltando entre las olas pero pasamos como luces
                                                                            que se cruzan en la noche.
 

                                         Max Dextre

 
                          GRACIAS POR EL FUEGO
                                              
                           A Ricardo Rivas Martino
 
 
                             Gracias Whitman
                            Inmenso camarada
                              Gracias Basho
                           Pasaste por mi vida
                         Como el viento del Fuji
                        Gracias Gerardo de Narval
                     Tu locura me salvó del suicidio
                             Gracias Rimbaud
                    Por ayudarme a cruzar el infierno
                       Gracias José Asunción Silva
                 Porque me enseñaste a sublimar el deseo
                              Gracias Rilke
                            Tiene usted razón
               Hay que haber estado al lado de los muertos
                       Antes de escribir un verso
                             Gracias Borges
                     Por ayudarme a seguir el camino
                             Gracias Valéry
                  Porque hiciste de mi vida poesía pura
                          Gracias Mario Florián
                              Por la música
                              Gracias Dante
                   Porque me hiciste conocer a Beatriz
              Gracias Ricardo Rivas Martino por el ejemplo
                         Gracias Edgar Allan Poe
                Cuando me enteré que te habían encontrado
               Muerto sobre un banco cerca del puente del
                       Puerto de Baltimore en 1840
                        Comencé a escribir poesía.
 

Miguel Angel Zapata

 
       EL MOMENTO PROPICIO
Espero solamente el momento propicio para ir al
Mar
O sea para mirarlo desde el centro y verlo en la
Vida y en la muerte ambulando sin razón y sin
Apresuramiento
Creo que no quiere mirarme a los ojos y no sé a
Donde irá con sus espumas y sus peces
Multiformes
Las islas han concluido su charla con las gaviotas
Alegres
Desde allí se ve a lo lejos la ciudad
La sangre derramada los abismos los precipicios
Y los puentes desgastados
El mar
Solitario prosigue su calma hasta llegar a la
Curva cansada de mis ojos
El mar
El mismo desde niño
Testigo de la sal de los hombres
Es el mundo esperando el final de los silencios.


BUSCANDO COBIJO EN EL MUELLE 39
San Francisco se evapora en la Bahía:
Llegó la tormenta, los piratas
Anclaron aquí en esta plaza, se
Quedaron con nosotros en la ciudad
De la Pirámide con telescopios y
Microcomputadoras.
Ya no necesitaron el mar,
Las olas son ahora el juego de la
Bolsa, y el antiguo hogar de los
Remolinos (el mar)
Quedó hecho un laberinto de piernas,
Llantas y maletines velozmente
Atados entre sí.
Aún no he enloquecido
(Excepto por una rodilla redonda y
dorada de mujer, y el paisaje).
Son las seis de la tarde
Llueve en el muelle 39;
Buscaremos cobijo bajo los techos,
Y yo seré el mismo mentiroso
Aventurero
(Prefiero el vino rojo
Es la única verdad)
el mismo que cree que las luces del
Saint Francis no fueron reales
ni la gente automática
sólo la camarera me sonrió aquel
sábado
cuando volé hasta el piso 40
sin alas
con cuarenta ilusiones ópticas
en mis viajeras córneas.

Celia Flores


      ROJO RADIANTE

Sumergido en la profundidad del beso
el deseo parece que flotase, en el vaho
azul, celeste y rojo: arde
el fuego de la carne.

El viento se detiene en las esquinas
y juega acariciando al tiempo en su huida
mientras la noche se alborota herida
al saber que las horas se disipan.

Todo duerme a las caricias del amado,
todo sueño es un mundo ya sin sombras,
ha cerrado las alas el olvido
para acunar solitario una lumbre.

Un fuego nació en las entrañas
y el beso que es estrella y es latido
rompió sus fulgores más serenos
en las humedecidas fauces del deseo.

Andrea Marina Durand Zúñiga

Salí un toke a caminar
porque quería meditar
salí de noche pa' chupar
mi aliento alcohólico es fatal

Y tú te atreves a preguntar
si lo que hago es normal?
me reprochas la frialdad
porque te dejo en libertad.

Sabes? no me importa dejar
todo lo que me hiciste atrás
tal vez no quería mirar
solo te deba abandonar

Cuando no te vea cambiaré
con más prejuicio observaré
rodar mi vida y dejaré
de ser tu amiga

Con eso aprenderás
a ser coherente
y no hablar demás

Jessica Asto

Con mi muerte tu anhelado deseo
De no verme se habría cumplido
Sin embargo no es hora de que me
extrañes y me llores, re reservo ese dolor

Será mi insulsa inocencia que me
entregó a ese calor tuyo y es esa
misma la que me entrega a tomar
el remo e ir en contra de la corriente

No me esperan en ningún puerto
ni muelle, pasaré uno tras otro
y nunca me detendré

Mi destino es todo lo que veo
en el horizonte

Pilco Llacza


SOY
Soy soldado desnudo, pálido
Soy un guerrero solo al mundo
Soy un árbol proyectando su sombra al ocaso
A la hora de la muerte
Soy una mañana
Soy un renacer
Soy la risa de un muro orinado 100 veces al día
Soy la burra del café
Soy ruido de los autos
Soy mis deseos
Soy mi miedo derrotado
Soy mi sueño comenzado
Soy mi risa y mi silencio, expresando

Fernando Laguna

"Comprende que solo soy
un orate más, entre los demás,
lindando los caminos de la locura
y con los ojos rojos te lo digo"...
-Luis Mujica M.
El disco da vueltas y no tengo
Ni un centavo, la tarde se aleja
Y el estómago suena,
Mientras el disco se revoluciona en 33,
Tengo la locura en mi cabeza,
Tengo el amor dentro de mi calzoncillo;
Ahora la ventana se agranda
Y el cerro me dá las buenas noches,
Una botella de anisado guardado me mira
Y no tengo opción,
La botella a medias en mis manos
Y los Rolling Stones gritando en mis oidos,
La tarde se fué, y el amor expiró,
Let´s spend the night together, now!
O deja que el poste de la calle
Alumbre el vidrio en mis manos;
Déjame pasar la noche mientras llegas.

Daysi Jasmín Fabian


S/T

Te miro desde lejos y voy
grabando cada gesto tuyo
en mi mente.
Te miro desde lejos y
solo a ti admiro pero tu
dulce mirada no se fija en mí y
desde lejos suspiro y digo como
quisiera que me quieras como yo
a ti pero en las noches al dormir
pienso en tí y entre mis sueños
te hablo pero al despertar
eres una estrella que
desaparece al amanecer.

   Yolanda Westphalen


      MARINA
El amanecer se agiganta sobre el bosque de mástiles.

La hierba húmeda palpita de nostalgia
en un silencio oscuro y miserable

Tu cuerpo es una larga figura geométrica
absurdamente azul.

Redes gigantes se despedazan sobre la playa.
Gritas.
Tu voz se diluye como un náutico espejismo
sobre el mar.
XX
Laureles encendidos
acarician
las estrellas

Un coral viene y vá
como pétalo en el mar.

¿De dónde serás tú hoy
presencia
dulce niebla
hondo olvido?

Desde el ayer crecido entre la bruma
se agiganta el dolor de la distancia.

El eco del mar, se vuelve espuma.

Y tú ¿Por qué camino de viento
irás creando
catedrales absurdas
poliedros sin aristas
arcángeles sin alas?

   Armando Arteaga

       S.E.ú O.
Cruzo la calle
de siempre
i todavía
estoy en mi calle
donde te ausentas o me esperas, donde
se puso a sonreir
la tarde con la música, la tristeza
i esa ilusión
de gentes
cuyos sueños se han muerto o se han ido
de pronto
a guardarse en roperos, oh moronda
quién te viera, mi borrasca
eh bandolera
a distancia
mientras
cae la lluvia
cae la lluvia
i otra vez el silencio, el desierto
el invierno

soy un pop singer
i eres mi hit
mi blend de amor contra la guerra, el gong
el bip bop
mi bosquejo
de la noche

i oh mis dedos tecleando una rémington
i Sylvia Plath i Anne Sextón
tecleando una rémington
i Erika Jong tecleando una rémington
nk nk nk nk

nk estallar, estallar, la ciudad va a estallar:
(echemos abajo la estación del tren, Los Saicos)*
descubrir mil bellezas lingüisticas
zas, diaforético, mis alergias
i mis tentaciones
suben
i bajan escaleras
o me tumbo
a la cama vacía
i este minuto
que no pasa
enciende
un cigarrillo
i se detiene:
"vieja y neurótica, mi profesora.
Probablemente nacida en Nueva York"
(C.F.: Lawrence Ferlinghetti)
11:35 p.m./o esta vibración que me trae
solitariamente
a mi calle
i además hace frío.

Diciembre, 1974

* Los Saicos
, Conjunto de rock peruano en boga
desde fines de la década de los 60s hasta fines de los 70s.
                                              DE UNA MUCHACHA
 
                                 (A LA MANERA DE KENNETH KOCH)
 
 
               Estabas vestida con tu blusa de percal a cuadros
               Y en cada uno de los cuadros en que tu blusa estaba dividida
                                              había un retrato de César Vallejo
               Tus cabellos eran negros y estabas bella. Me preguntaste:
                                              ¿Es que
                               la mayoría de los muchachos creen que casi todas las chicas
                                                                                                           son malas?
               Sentí el olor a perro muerto de tu casa en el 6to. piso
                               de la Residencial San Felipe                   y en tus
               cabellos
               adornados por una vincha metálica que bien podría ser de
                               Georgette
                               habían alondras.
               Eras un daguerrotipo "No,
               No", dije: "Son las chicas que creen que los muchachos
                                                                                                           son malos".
                               Hubo confusión. El fontanero llamó a la puerta
               y luego hojeamos un Vogue juntos
               Y empezamos a dar vueltas en el baño, tantas, que ensucié
                               mis zapatos de gamuza
                               mientras el Boby movía la cola
               y ladraba tras un esférico de básquet.
               Tu mamá se paseaba por la sala de estar, tarareando un tango
                                              de Gardel
                               y arreglando un florero.
               Esperamos un poco desde la terraza y luego nos unimos a ella
 
                                              en la cocina
                               para tomar el té en tazas pintadas
               por la hermana de Sérvulo Gutierrez.  Tu papá entró
                                              esquizofrénicamente
                                              hablando
               con sus anteojos a lo Martín Adan: "Qué tal
                                              un trago todos?...
                                              otro trago, una mosca, una mosca en busca de miel...
               Fue entonces que empezamos a aburrirnos
               Te dije: "Bajemos a caminar afuera un rato" "o tirémonos por
                                              la ventana".
               En la calle, echamos a caminar hacia el supermarket
               y te compraste un Billiken
                                              un chicle
               un lapicero. Oh, de eso hace ya bastante tiempo.
 
 
 
                                                                                            Agosto, 1975.          

                          Jorge Espinoza Sánchez

 
                        LA ESTACION DE NUESTRO AMOR
 
                                                  I
 
 
               Dormías como un suspiro perdido en el espacio
               retozando en las playas de océanos viejos y
                                                                            /desconocidos
               jugando con la brisa
               que aquella tarde era un amor lejano
               querías para tus recuerdos como en los cuentos
               que escuchabas de niña
               urnas de cristal en medio de algún bosque
                                                             /encantado
               el pasado extendía para ti sombras cada vez
                                                             /más lejanas.
               Gemías cuándo tus sueños juveniles
               despeinaban dulcemente tus cabellos
               querías flotar en el tiempo de la Atántida
               coronada en algún reino mítico
               3,000 años antes del dolor
               y avanzabas batiendo rítmicamente
               tu cuerpo de gacela perdida en los reinos de
                                                                            /Enrique IV.
               No querías recordar pero tus cabellos
               mecidos por el silencio
               lloraban al compás de una melodía de Joan Báez
               te perseguían cinco continentes extasiados
               pero nadie osaba tocarte
               una noche mi ilusión te hizo fulgurar
               en el cielo más lejano allá donde no alcanza mi
                                                                            /mirada
               muchas noches de desesperación acabaron por gritarme en pleno rostro
               como el corcho indiscreto de una íntima champaña
                                                                            /francesa
               muchos siglos mis sueños durmieron
               como un poema escrito en la playa
               allá donde no pueden alcanzar las olas.
               Sólo el continente de tu mirada
               osaba despertarme de tarde en tarde.
 

   Porfirio Mamani Macedo


EXTRANJERO
Como ayer, no haz de esperar a nadie,
viejo caminante del desierto.
Mirarás el espejismo de tu propio laberinto
y nadie, en la dudosa noche,
ni siquiera el viento dispersará
el polvo que en tus ojos ya reposa.

Lejos están los valles, lejos los ríos
que una vez guiaron tu llegada.
No habrá ruidos ni sombras
en los prados de la noche.
Sólo tú, entre las rocas,
una puerta buscarás para salvarte,
y nada encontrarás en el vacío
que a tus ojos ofrecerá el cielo.

Volverás como vuelven
las aves a posar su vuelo en las orillas.
Sentirás el aire descompuesto
que inunda las ciudades.
Querrás encontrar lo que soñabas
mas nadie oirá tu llanto peregrino,
ni la voz que derramando vas por el camino.

Tan profundas son las noches en tus sueños,
tan profundas son las noches en tus ojos,
tan inmenso es el camino,
que con dolor te falta recorrer.

No me busques, extraño caminante,
pues nada ofrecerte podría si me encuentras.
Ciegos están mis ojos, ciega mi memoria.
Yo, como tú, busqué una piedra para cobijar mi soledad;
nadie en esta tierra abrió sus brazos para estrechar
mi corazón, mi viejo corazón desconocido.

Mas veo que tercamente sigues,
rodando en el silencio tu palabra;
cruzando parques y jardines y ríos
que sólo tú, caminante, miras,
como yo miro aquella indescifrable nube,
que pesadamente arrastra el viento,
sin saber dónde abandonarla.
Se incendiará la noche una vez más,
con el reflejo que de tus lágrimas,
te dará la desventurada,
aurora que no verás pasar,
cuando tú pases como Angel solitario.

El sudor que de tus sienes
verterás en el desierto,
humedecerán tal vez,
las palabras que entre dunas,
vas sembrando sin saber,
el destino que a cada una de ellas les espera.

Tan estrechos son estos caminos,
tan amplia tu palabra,
raro caminante,
que en la bruma del tiempo no te pierdes.

Todo el que mira tu silencio,
mira también los pasos que das en el desierto.

Qué podría darte yo,
amigo de la noche,
hoy cuando te acercas a mi lado.
Nada conservé en este viaje,
tan solitario como el tuyo.
Sólo podré heredarte mi palabra,
mas no sé que podrás hacer con ella,
si cobijar no podrán jamás,
tu silencio y tu dolor.
   París 5/5/01
VOZ A ORILLAS DE UN RIO
1
Elementales las palabras y mis ojos:
transparentes a la lluvia y al olvido.
Y mi piel como costra que malogra
las rayas imborrables del tiempo:
el tiempo que soy yo afuera.
Palabras que no volverán a ver mis ojos negros.
Sueño que vuelve como río sin destino.
2
Ostensible todo
se borra con tus ojos.
Una lluvia amarga
invade nuestros pechos.
Nada nos devuelve el calor
mas no el tiempo.
Los caminos nos unen
y también extrañamente nos separan.
El ayer se distancia con nosotros.
El ayer se suma también a nosotros.

3
El calor, el aire muerto y la mañana,
puertas que nos sugieren laberintos:
piedras que dejan polvo en mis manos.
Invento una noche para comprender mi nombre.
Ya no espero a los que se han ido.
Estirando mis manos hacia el agua,
me pierdo.
Queriendo vencer mi sueño, me vence
el tiempo, verdugo de mi cuerpo.

Carlos Germán Belli


SEXTINA DE LOS DESIGUALES (1)
Un asno soy ahora, y miro a yegua,
bocado del caballo y no del asno,
y después rozo un pétalo de rosa,
con estas ramas cuando mudo en olmo,
en tanto que mi lumbre de gran día,
el pubis ilumina de la noche.

Desde siempre amé a la secreta noche,
exactamente igual como a la yegua,
una esquiva por ser yo siempre día,
y la otra por mirarme no más asno,
que ni cuando me cambio en ufano olmo,
conquistar puedo a la exquisita rosa.

Cuánto he soñado por ceñir a rosa,
o adentrarme en el alma de la noche,
mas solitario como día u olmo
he quedado y aun ante rauda yegua,
inalcanzable en mis momentos de asno,
tan desvalido como el propio día.

Si noche huye mi ardiente luz de día,
y por pobre olmo olvídame la rosa,
¿Cómo me las veré luciendo en asno?
Que sea como fuere, ajena noche,
no huyáis del día; ni del asno, ¡oh yegua!;
ni vos, flor, del eterno inmóvil olmo.

Mas sé bien que la rosa nunca a olmo
pertenecerá ni la noche al día,
ni un híbrido de mí querrá la yegua;
y sólo alcanzo espinas de la rosa,
en tanto que la impenetrable noche,
me esquiva por ser día y olmo y asno.

Aunque mil atributos tengo de asno,
en mi destino pienso siendo olmo,
ante la orilla misma de la noche;
pues si fugaz mi paso cuando día,
o inmóvil punto al lado de la rosa,
que vivo y muero por la fina yegua.

¡Ay! ni olmo a la medida de la rosa,
y aun menos asno de la esquiva yegua,
mas yo día ando siempre tras la noche.

María Emilia Cornejo


     COMO TU LO ESTABLECISTE

Sola,
descubro que mi vida transcurrió perfectamente
como tú lo estableciste.

ahora
cuando la sensación de algo inacabado,
inacabado y ajeno
invade de escrúpulos mis buenas intenciones,
sólo ahora
cuando me siento en la mitad de todos mis caminos
atada a frases hechas
a cosas que se hacen por haberlas aprendido
como se aprende una lección de historia,
puedo pensar
que de nada sirvieron los consejos
ni las interminables conversaciones con tu madre,
y esas largas horas de mi vida
perdidas
en aprendizajes extraños
sobre pesas y medidas,
colores
y
sabores
y
en el vano intento de ir tras el sol
tras el vuelo de los pájaros,
de repente quiero acabar
con mi baño de todas las mañanas,
con el café pasado,
con mi agenda cuidadosamente estructurada
de citas y visitas
a las que asisto puntualmente;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.
                                 
 

                              Oscar Málaga


DOS POEMAS SATURADOS

                         A EL VIEJO HIERONYMOS DE

                             HERTENGENBOSCH.
 
 
                                              POEMA UNO
 
 
               Durante años no dejaré tu cuerpo, tu locura
                                   tu amor anodino
                          tus ojos alucinados
                   viejo aguafiestas de la realidad.
 
 
                                              POEMA DOS
 
               Con el tiempo horrorosamente dispuesto para sorpren-
                                                             (derme en el primer momento
               libre
               cuando sobre viejas motocicletas, largas colinas
                  distinga tu cabeza llena de sapos
                               raras caras             raras ciudades
               y sin embargo tan extrañamente reales
                               tan extrañamente comunes
               como toda esta ciudad de deseperación, Coca Cola,
                                                                                            (explotación
 
               que me rebusca los ojos
                   me destroza los jardines
                               y me aleja diariamente
               de tu cara: Inmenso plato de sueños.
               Entonces, toda la visión real del Apocalipsis se hace
                                                                            (extensa a mi cuerpo
                                                             y me reconozco
                                                             y reconozco la ciudad
                                                             y entonces, concientemente, sé
               que mi imaginación, como una pistola vieja alguna ma-
                                                                            (drugada loca estallará
               y me dejará triste
                               tristemente encadenado
               a esta ciudad descubierta por publicistas
               y empezaré a dejarte
                                  como un navío roto, como una
                                  vieja y eterna                       lata de locura.
 

Miguel Ildefonso


ESTUVE MUCHO TIEMPO EN LA ESQUINA 
   I
Le llamaban la Plaza de Los Lagartos,
Pero su verdadero nombre era San Jacinto,
Nombre hispano en El Paso, Texas, Norte de América.
Yo estaba sentado aquel domingo,
Ya la resaca se me había agotado a esa hora de la tarde.
Las palomas se me acercaban para que les invite algo,
Pero yo no tenía nada que darles.
Me tendí en la banca, bajo el amable árbol
Que era una de las pocas bendiciones del desierto.
Abrí el libro que llevaba, Factotum, del querido Buko,
Y así, hermanito, los lagartos están petrificados,
Así como tu vida llena de alcohol,
Tan llena de amor.
Me quedé dormido, en mi sueño el tren que pasaba
Cerca y bajo el nivel del suelo
Se llevaba todos los corazones que extraían de los cuerpos
Que caminaban por el Downtown,
Vagos como yo,
Como Buko,
Y también de las palomas que seguían esperando
De mí, siquiera una sonrisa.

      SEBASTIAN SALAZAR BONDY


TESTAMENTO OLOGRAFO
Dejo mi sombra,
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros,
las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,
el cielo sin cielo de mi ciudad.
Dejo mis dedos espectrales
que recorrieron teclas, vientres,
aguas, párpados de miel
y por los que descendió la escritura
como una virgen de alma dehilachada.
Dejo mi ovoide cabeza, mis patas de araña,
mi traje quemado por la ceniza de los presagios,
descolorido por el fuego del libro nocturno.
Dejo mis alas a medio batir, mi máquina
que como un pequeño caballo galopó año tras año
en busca de la fuente del orgullo
donde la muerte muere.
Dejo varias libretas agusanadas por la pereza,
unas cuantas díscolas imágenes del mundo
y entre grandes relámpagos algún llanto
que tuve como un poco de sucio polvo en los dientes.
Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,
da de comer al olvido con tan frágil manjar.
  CONFIDENCIA EN ALTA VOZ
Pertenezco a una raza sentimental,
a una patria fatigada por sus penas,
a una tierra cuyas flores culminan al anochecer,
pero amo mis desventuras,
tengo mi orgullo, doy vivas a la vida bajo este cielo mortal
y soy como una nave que avanza hacia una isla de fuego.

Pertenezco a muchas gentes y soy libre,
me levanto como el alba desde las últimas tinieblas,
doy luz a un vasto campo de silencio y oros,
sol nuevo, nueva dicha, aparición imperiosa
que cae horas después en un lecho de pesadillas.
Escribo, como ven, y corro por las calles,
protesto y arrastro los grillos del descontento
que a veces son alas en los pies,
plumas al viento que surcan un azul oscuro,
pero puedo quedarme quieto, puedo renunciar,
puedo tener como cualquiera un miedo terrible,
porque cometo errores y el aire me falta
como me faltan el pecado, el pan, la risa, tantas cosas.

El tiempo es implacable como un número creciente
y comprendo que se suma en mi frente, en mis manos,
en mis hombros, como un fardo,
y pertenezco al tiempo, a los documentos, a mi raza y mi país,
y cuando lo digo en el papel, cuando lo confieso,
tengo ganas de que todos lo sepan y lloren conmigo.

Leopoldo Chariarse


LOS JUEGOS Y LOS SUEÑOS

Sueño que juego pero estoy jugando
a soñar y a que sueño que jugaba
juego a que sueño pero estoy soñando
jugar y era contigo que soñaba.

Y una loca alegría me embriagaba
de vivir y soñarte despertando
y saber que eras tú con quien jugaba
juegos de amor que urdí por tí soñando.

Oh realidad que fuiste poesía
oh sueño o juego imagen de la duda
oh poesía realidad de un día

en ti se muestra la verdad desnuda
jugando en la soñada alegoría
y la evidencia de la frase muda.

Carlos Zúñiga Segura


LUZ LUNULA

Tú y yo enarbolando cabelleras devoradas por el viento parecemos
arder en el aire; los mismos abismos se hicieron caminos, los torrentes
acompañaron nuestra carrera; la luz que guarda memoria de primaveras,
fuente, perfume y nubevoz de la tierna edad, reina ahora en esta estancia
que no tiene más gala que el fugaz ensueño en cuya tibieza todas las
flores huelen a miel y a mujer extendida coronado la noche con gozosa
sensualidad.
Tú y yo, clave y memoria del paisaje interior buscando refugio en el
ojo del silencio para amar la paz cuando la guerra está cercana.
Tú y yo, frutos de amor que se celebra, gotas de fuego glorificando
nombres de nieve, pequeños cinemas derruidos por la risa de los ángeles
cuando el día va atado al Sol que cae bajo el terso horizonte.
Tú y yo, contemplando luciérnagas que dan a la húmeda tierra un
manto de luces; el imperio de los dioses en el esplendor del primer fruto
del jardín; el canto violento del aire diseminado la atesorada palabra y los
cerquillos de oro; entonces es tiempo sin hora, amor no correspondido,
lluvia, sombra, olvido, fruta advenediza, alba desvelada, pequeña vasija
sin vino, desamparado caracolillo agonizando en las marismas, estrellas
que juegan piedras besando en lo alto de la pétrea cordillera.
Tú y yo, encaramados en la guarida de zorros donde hallan
soleadero apacible las tímidas lagartijas.
Tú y yo, estamos escondidos en el arco iris del recuerdo que dejó
sus cintos preñados de agua y peces huidizos de colores.
Tú y yo, ligados de manera extraña, a la esfera estelar y a la
Tierra navegamos bajo el cielo, ante el danzante horizonte, a la búsqueda
de otros puntos de referencia que las ondinas desnudan en la noche.
Tú y yo, alejados del crepúsculo añil, abordamos la góndola de la
mañana y proseguimos la cadencia con sus farolas trasnochadas y ciegas
brillantes inútiles ante el rito matinal.
Tú y yo, ecos que ruedan sobre la planicie, albatros enamorado
vientos de tenues colores y en verdad suspirando por las mariposas que
deshacen sus polvos sobre la extravagante idealidad y la fábula.
Tú y yo, signos exhaltados de emoción, caminamos hacia un
cielo definitivo y nuestro.
¡Tú y yo caminamos siempre!
 

                          Cesáreo Martinez


                        TENDRAS UN ARQUITECTO

               Tendrás un arquitecto que diseñe tu casa
                               frente a la costa
               donde probablemente duerma tu cuello algunos minutos
                               del verano
               y su sueño sea una jirafa de espumas flotando sobre el mar
               Tendrás tu cuerpo límpido, soñando en la transparencia
                               del día
               y brillando todos los siglos de la noche
               Tendrás un bobo marido-admirador íntegramente consagrado
                               a tu íntimo jardín
               Tendrás un amante que te haga el mar a la italiana
               Y te diga arrivederci Sara
               Tal vez algunas amigas rosadas con quienes discutas
               quién es el mejor poeta del mar
               Tendrás tus joyas y un chorlito cultivado, a la altura
                               de tus desmanes
               Tendrás toda la costa indeterminable frente a tu casa
               Mas al delfín que se desliza en este poema, jamás;
                               puesto que se desliza,
                               es que escapó a tus redes.
 

Olga Manyari Rey de Córdova


IMPOLUTO

Regio imponente desfile
celestial
orquestado con arrogantes querubines
trasuntan sutiles arpegios
desde bíblicas y arcanas órbitas
Resuenan trompetas
anuncian presagios alabastrinos
descienden desde lejano Olimpo
donde moran ubicuos parnasos

Aleluyas de lauros y credos
Desde una carroza argentada
las trompetas celestiales
ejecutan la marcha triunfal
un coro de relucientes ángeles
canta el ANGELUS
PACEM PACEM PACEM in ORBIS.
 

                           Magda Portal

 
(QUISIERA PERDERME DE MI MISMA)
 
                               Quisiera perderme de mí misma
               limbo de mi pensamiento
               y haber perdido la mirada angustiosa
               de mis ojos
               para los pasos arrebatados por la muerte
 
               Perderme de los hilos tensos
               que el corazón tiende a los cuatro
               puntos cardinales de la vida
 
               Saltar el círculo que me aprisiona
               y en el que se debate
                               serpiente cercada de llamas
               mi juventud inútil
 
               Perderse!    Tendido vuelo
               por sobre las agujas de las ciudades
               más altas    por sobre el mar
               como un globo cargado de oxígeno
               que sueltan a merced de los vientos
 
               L e j o s Más allá de todas las distancias
 
                               L e j o s  d e  m í
 
               

                           Rodolfo Hinostroza

               
                             RELATO DE OTELO
 
                                              Sí, te amo! Y cuando no te amo
                                                    vuelve otra vez el Caos.
                                                               Shakespeare.
 
 
 
               "...Cierta vez, en Aleppo,
               sí, fue en Aleppo donde me desgracié con ese turco
                                                                                            circunso:
               le ceñí con sus propias babas, y su lengua morada
                                                                 escupió las plegarias,
                                                                                    y así
               salvé mi vida. Esta vida que tan poco valía, y que hoy
                                                                            pesa en tus manos
               como un cofre de ébano. Signorina.
                                                                 Aunque yo caiga
               tumbado sobre un sueño de paz
               roto por las matracas de la guerra, nada se habrá
                                                                            perdido si es que no
                                                                            te he perdido.
               Aunque yo caiga sobre los amargos tablones del recuerdo,
               y recoja el final de la experiencia, y encuentre que
                                                                            sólo es un ave mojada,
               y el término y sentido de este viaje se extravíen
               como arras oxidadas de algo que no ocurrió, nada se
                                                                                  habrá perdido
               si he logrado hacerme amar por ti.
                               "Moro! por quién has combatido". "Moro!
               Para qué has combatido", me gritaron los jinetes ociosos
               viéndome hablar contigo.  Y en verdad, Signorina,
                                                                            después de este
               feroz ascenso de flecha malherida, he vuelto la cabeza
               por ver a quién servía, y no he encontrado a nadie.
                                                                            Pero los tuyos
               escupen a escondidas cuando paso, y los míos me
                                                                            niegan, y ese callado
               impulso de grandeza que me arrancó de esclavos y galeras
               ha cesado, y es como si de pronto, en la alta noche
               el rumor del mar cesara, despertándonos,
               y el helado temor y la premonición trepasen la
                                                                            garganta como arañas.
                                                                            Hacia Chipre, una vez,
               un insolente rubio me dijo que yo apestaba a rata. No
                                                                            pude sino herirlo
               y entonces me arrojaron del barco, y quedé solo otra vez,
               por mi olor, por mi piel, por esta mi mirada que
                                              ahuyenta a los buhos.  Y quedé solo
               después de haber contado una penosa historia
               de brutalidad y miseria, de espanto y gargajos, y una
                                                                                  avidez de amor
               arriba de la piel, debajo de la piel
               tensa como un tatuaje, Signorina..."        
 

                               

                                       José Watanabe


            CUATRO MUCHACHAS ALREDEDOR DE UNA MANZANA
 
                       La música de Susana tocaba las lujuriosas fibras 
                                                    Wallace Stevens
 
 
               La manzana es alianza del hombre y su deseo.
               Y así perdura bajo mis uñas, inacabable
               en estridencia de la guitarra.
 
               Pienso en la frente del viejo Beethoven que he
                                                             propuesto como una pausa;
               pero la manzana acecha y codicia en silencio
                   el viejo fuego en la risa demasiado suelta
               de cuatro muchachas que hacen del fuego juego de entrega,
               juego y juego
                   que me obligan a parapetos que me humillan:
               forzo gesto que no acostumbro
               como sonrisas condescendientes
               como miradas que se refugian en los rincones.
               En verdad que en el asalto nunca he sido ducho,
               sé que mi viejo caballo está hecho para dilatadas acechanzas
               y ante ellas de estos tiempos de desenfado
               se intimida no se consume ni en hoguera ni en discordia.
 
               Celebro el rasgueo vertiginoso de la guitarra en la fonola
               y mientras ellas aplauden yo sueño procacidades, me miro
               los dedos que ya no llevan guantes para arrojar al suelo
               y decido mi retiro, sin discordias y a desgana,
               mientras va devorándose sola mi manzana.
 

Carlos Olivera


B A B I L O N I A

Como todos los hombres de Babilonia,
he sido procónsul; como todos, esclavos;...
Jorge Luis Borges
A ella...Babilonia.

¡Oh, Babilonia!
extraño tus calles Babilonia
donde vagaba como figura griega
con el cuerpo y los miembros desnudos
entregados al templo de una diosa
Los parques y las plazas
donde crecía el árbol del placer
circundado de ojos superpuestos
formando paredes
de granita pulpa
aún llevo
tus jardines colgados al pecho
como falso recuerdo
de tu olvidada grandeza
el Eúfrates recorre mis ojos
y el Tigris mis pulmones, oh ahogado
sediento de pureza hallada
en tus manos de concupiscencia
celestial tirrena
virgen del viento
¿Por qué no he de partir a buscarte
a la candidez del desierto?
quien no te busca,
quien no deja familia y oficio,
y parte en un viaje de arenas
por muchas vidas sin tiempo,
y entrega su vida a un frágil
trirreme,
hasta cruzar las islas del
desierto;
y se sobrepone a genios alados:
asirios y esfinges,
hasta llegar a ti,
y crear tus calles mientras las
recorre,
y descubrir tus edificios con sus
manos
como un arqueólogo de
recuerdos;
quien no te busca
es por que no conoce la flor de
tu deseo.
Y hoy yo me propongo tu dios
y toco trompetas frente a tus
muros,
y me corono sacerdote de tu tierra
y soberano de tu historia.

Ahora vuelven tus calles
al barullo de mercados fenicios,
y eres el palacio,
el vino y la fuente,
vuelves a la Grande Babilonia.


                               

                             Mario Razzeto

 
OTOÑO
 
 
               Himnos enlutados entonándose bajo un sol de ambar
                                                                                            muerto
               ante los muros derruidos del otoño, manifiesto amigo
               de la soledad, hoy que la patria es una palabra
 
               guardada en el corazón, el amor una página borroneada
               y la vida
               un juego macabro, un barco carenado, una sentina
               de espejos empañados.  Los antiguos
               incineraban bestias a sus dioses, solían negociar con
                                                                                            salmos
               su futuro.  Yo solo tengo algunas cartas, viejos poemas,
                                                                                            una foto
                                                                                            descolorida
               en donde una delgada muchacha parece sonreir.  Si yo
                                                                                            pudiese
               incinerar a la melancolía, si al menos yo pudiese
                                                                                            destruir
               los rumores rondándome el pecho por las noches
               como un cascabel de barro, si pudiese empujar un poco
                                                                                            el tiempo,
               hacerle camino al invierno, expulsar las trenzas del
                                                                                            otoño,
               romper sus alas renegridas, desterrar su largo
                                                                                            deterioro,
               cogerlo por las astas, invariablemente desterrarlo
               a la frontera del sueño.
 
               Tu modorra, voraz otoño, tu mórbida modorra
               ha varado medusas por las orillas de este día, detritus
               fatigado, conversaciones en voz baja, sombras
                                                                                            desteñidas.
 

César Toro Montalvo


matrimonio de la dulce maru y su
hermoso okobín cuidador de odres
cuando cruzo maru oh tu ciudad riquimada en mil manzanas
me enredo en tu barrio de la esquina
me pongo a silbarte
la balada del cheyenne montado en un carnero negro

me encuentro maru con que estás
colgada encima de los nísperos contemplando a okobín

volabas graznando con tu taza de begonias
en la mano y te veía parada en el establo
subida al techo
con tu listón mostrando las uvas de fragoroso terciopelo
y saltabas luego
por encima de tu catedral de agujas y florerones
y se enredaba tu vestido
encima de mi mano (vestido hecho con enredo de agujeros)

y te traía a mi mesa acompañando a mi madre
y te llevaba a mirar las batallas perdidas de mi hermano

y te seguía corriendo hasta el sena
tocando los tambores con las gotas de nylon que caían
de tus labios y te traje en mi caballo alakur
con tu cuerpo de colores hacia lima

ay dios te dije

y okobín se peinaba y te borraba las primeras pecas de amaranto

ay dios te dije

y okobín te peinaba las manos y te traía a new york
en una tarde de carnaval cubriendo tu rostro de bolas y boroboles

ay te dije

y okobín rompía el último milagro de tu boca a su pecho
casándote por cuidarte los odres montado en un carnero negro

   Luis Valdés Pallete


               Canto Primero
 
 
                             PASION POR LA EXISTENCIA
 
                                     - I -
 
Tengo una cita
con Cristo
a la hora veinticinco
los nervios se me engastan
en la piel.

...........................
Ir a la cita con Cristo
a la hora veinticinco
es ya no sentirme carne
es escupir sobre el tiempo
es cincelar mi rostro
hasta lograrlo eterno.

Mandar la cita al infierno
es un hálito sexual
pasión de hembra
oliendo a luna
es alba de manos turbias
coronando con sus senos
otro pecado inmortal
sobre mis hombros
mañana.

Lo sé lo sé
moriré esta noche
abrazado del pecado
resucitaré mañana
para poseer la aurora
y cuando ella se oculte
tras el tímido crepúsculo
escribiré versos
de resurrección
de muerte

Prefiero hacerme semen
o ensueño
o ser cada vez más tierra.

Buenas noches placer,
te ha esperado
mi pluma
te ha extrañado
mi agonía
ha entonado un salmo
mi mortalidad.

Te contaré,
tengo una cita con Cristo
a la hora veinticinco
y he decidido
no ir.
ESPERANZA
Pequeño hijo:

La vida
no es saberte hombre
igual o diferente
a los demás.

No es saberte en casa,
buenos días madre
papá no tarda en venir
Toñito rompió el florero.

La vida
hijo
es la muerte que orgullosa
nos espera
detrás de la batalla.

La vida
hijo
es la de tu hijo
leyendo tu nombre
en la historia nuestra
de su libertad.



                        Carlos Wertheman


              VIEJAS PENAS EN UNA SACRISTIA
 
 
               Para ti no existía la vulgata que valga
               Tu fe era ardiente
               Que buscaba lo más puro
 
               Tus ansias de latinista casi extinto
               Se dibujaba tras tu sonrisa
                                              Y tus pobres dientes
               Las colegialas que la recibían en las mañanas
                                                             Estaban lejos
               Pero tan al alcance de tu mano
               Tan de cerca de tu habitación
               Que alguna vez pensaste en mostrar a alguna
               Tu colección de estatuillas de oriente
               (amadísima herencia materna)
               o tu vieja Biblia latina
               bendecida por algún papa sonriente
               tan grande y pesada que ya no puedes mover
               de ese atril que un abuelo trajo de Sajonia
               también reprimiste el deseo de mostrar
                                              tu vieja cama de patas en garra
               tan europea y rancia como tu quisiste ser
               y alguna vez una te vio sin el cuello duro
               y vio tus arrugas y te sonrió
 
               hacia ti no habrá malicia
               (la sotana tiene sus ventajas)
               pero no habra nunca colegiala a quien mostrar
               tu viejo pene reseco

Blanca Varela

DESTIEMPO


I
Se fue el día,
las escamas del sueño giran.

Todo desciende,
la noche es el tedio.
En el desierto, a oscuras,
temerosa del amor
la ostra llora a solas.
Caen las lívidas hojas de tu frente,
te alejas, negra burbuja sin destino.
Se abren súbitamente mil calles,
arrecifes en llamas
retienen tu cuerpo helado como una lágrima,
nada te hiere,
el coral clava su garra en tu sombra,
tu sangre se desliza, inunda praderas,
salta de las ventanas como un rojo sonido
todo esto no es sino el Otoño.

II
Estréchame las manos,
la única luz que nos queda,
no me dejes olvidada
en la cima de una ola.

Aléjate. Aparten ese frío paisaje de cipreces,
escombren esos náufragos que ocultan el horizonte
La vida es una noticia conmovedora.

Atravieso el desierto,
la terrible fiesta en el centro de
un cielo derribado.
Estoy casi olvidando.
     Ese puerto existe, Lima 1959.



                              



                        Juan Cristóbal


   OSARIO I

                                                     a Jorge Teillier



                                              1

               Cuando bebíamos las cervezas eran azules
               Con tus ojos de fresa desnuda inventabas el mar y su
                                                                            cólera incierta
               En tus largos cabellos de otoño crecían palomas
                                                                            adorando el rocío
               La soledad es más cierta que el tiempo decías
               Y la claridad de los caracoles alzaba sus sortijas de
                                                                                            fuego
               Cuando bebíamos las cervezas eran azules
               Nunca tuviste una idea fija del sueño
               Tus hijos aprendieron a tirar manzanas al cielo
               Y sonreías no sin antes saber lo que era la dicha
               Buscaste la paz después del combate
               Y la lluvia reemplazó a la vida



                                              2

               El verano es siempre cruel para los barcos
               Nuestros ojos lo saben
               Y ninguna espiga abre su imagen pura en la tierra
               Para entender el silencio del guardián olvidado
               Las colinas verdes del cielo y los peces rojos de los
                                                                             mares del sur
               Habrán de volar como tallos heridos
               A ciudades que tengan
               Caminos y sueños con olor a venado
               Pero nada puede la aurora y el desierto renace
               Entre las flores antiguas todo estará destruído
                                                                                            Igual
               A esas garzas que hunden sus manos
                                                                            De cielo
               O como esos abuelos
                                              Que llegan rendidos
                                                             Después de la lluvia
                                                                                 Al galpón
                                                                                            de los leños






POEMA PARA SER LEIDO
EN TONO CONFIDENCIAL


   (Para Juan Carlos Lázaro)
Yo, tú, él,
esa guitarra desvelada junto al río,
ese ruiseñor que canta
sólo para humillar a los doctos académicos,
y la nariz de aquel astro
que ahora nos sonríe
desde más allá de la última galaxia
cuando estamos aquí llorando y solazando
nuestra efímera y tal vez
última carne.
Mírame bien
porque mañana nos veremos de nuevo,
pero entonces yo ya no me llamaré Félix
ni tú te llamarás Alfa Centauro.
Lo digo yo
porque anoche caí otra vez en la rueda
de las infinitas muertes y resurrecciones.


                          Samantha Berger


                        LEJOS DE LA TIERRA


                                              Contemplé tanto la belleza,
                                               Que mi visión le pertenece
                                                Konstantinos Kavafis

               Súbitamente descubro en tu cuerpo mis líneas,
               como el reflejo silencioso de una imagen delirante
               como el susurro suplicante de palabras sofocadas
               súbitamente
               te propongo absoluta,
               y redundando,
               rindo culto a los murmullos de una estrella sumergida

               Mujer terrestre
                               Mujer museo
                                              Mujer delirio
               Mujer estruendo
               Desde estos nardos desvalidos te propongo imperturbable,
               tan levemente develada
               que te respiro cuando surges,
               tan levemente resurgiendo
               que te respiro cuando emerges
               cuando te sueñas
                  imperfecta y sugerida

            disonante nínfula de acero.

Esther M. Allison


TAN EL AMADO AMOR

Tan amado el Amor y tan amante
sin noción de reloj o calendario,
se vuelve más que el aire necesario
y en mi cielo es el único levante.

No el agua la llaméis vivificante
y no el sol me señale itinerario.
Porque sólo el Amor fija mi horario,
Volvéndose en mis venas tripulante.

Que no me hablen de cosas que no entiendo.
Que todo lo demás me deja inerte
y apenas lo aprendí lo desaprendo.

Ya no se qué es la vida o qué es la muerte.
Sólo soy tu amor, y, en tu amor siendo,
no quiero ser yo la misma, sino serte.

Antonio Cisneros


ENTONCES EN LAS AGUAS DE CONCHAN

Verano 1978
Entonces en las aguas de Conchán ancló una gran ballena.
Era azul cuando el cielo azulaba y negra con la niebla.
Y era azul.
Hay quien la vio venida desde el Norte (donde dicen que hay muchas).
Hay quien la vio venida desde el Sur (donde hiela y habitan los leones).
Otros dicen que solita brotó como los hongos o las hojas de ruda.
Quienes esto repiten son las gentes de Villa El Salvador,
pobres entre los pobres.
Creciendo todos tras las blancas colinas y en la arena:
Gentes como arenales en arenal.
(Sólo saben el mar cuando está bravo y se huele en el viento).
El viento que revuelve el lomo azul de la ballena muerta.
Islote de aluminio bajo el sol.
La que vino del Norte y del Sur
y solita brotó de las corrientes.
La gran ballena muerta.
Las autoridades temen por las aguas:
la peste azul entre las playas de Conchán.
La gran ballena muerta.
(Las autoridaddes protegen la salud del veraneante).
Muy pronto la ballena ha de podrirse como un higo maduro en el verano.
La peste es, por decir,
40 reses pudriéndose en el mar
(ó 200 ovejas ó 1000 perros).
Las autoridades no saben cómo huir de tanta carne muerta.
Los veraneantes se guardan de la peste que empieza en las malaguas de la
[arena mojada.
En los arenales de Villa El Salvador las gentes no reposan.
Sabido es por los pobres de los pobres
que atrás de las colinas flota una isla de carne aún sin dueño.
Y llegado el crepúsculo
no del océano sino del arenal
se afilan los mejores cuchillos de cocina y el hacha del maestro carnicero.
Asi fueron armados los pocos nadadores de Villa El Salvador.
Y a medianoche luchaban con los pozos donde espuman las olas.
La gran ballena flotaba hermosa aún entre los tumbos helados.
Hermosa todavía.
Sea su carne destinada a 10000 bocas.
Sea techo su piel de 100 moradas.
Sea su aceite luz para las noches
y todas las frituras del verano.
en La crónica del niño Jesús de Chilca, 1981

                                   Mirko Lauer


JORNADA ENTRE LOS MAS SUCIOS ALGODONES DE LA CARIDAD
 
 
                                                   I
 
 
                   Y allí estaba el tiempo más preciado de mi juventud
               la época más dorada de mis ilusiones
               campeando libre entre mis propias predicciones,
               las hojas de tres en tres posadas y pájaros listos para
                                                                                            morir al vuelo,
               la noche en paz como un lago y a lo lejos las luces como
                                                                                            ríos de yesca
               cayendo entre las ramas hacia el final de la colina;
                                              pero desgraciadamente llegó la mañana
               y pude ver todo lo bueno y lo preciso deshacerse cual
                                                                                            pompas de vino.
               Tuve que abrir los ojos
 
               y en vez de bondad he visto bandadas
               de honderos corriendo alocados sobre los jardines,
               un cardumen de tiburones asolando el más alto designio
                                                                                            de las rosas;
                                              y la noche era hermosa,
               y la luna brillante,
               pero la mejor poesía es de épocas de hambre,
               Tu Fu y los poetas han dicho: la guerra
               es hermosa pero triste, totalmente contradictoria
               con seis brazos armados y un carro de guerra
                                              sembrando el terror entre los hedonistas,
               hay hombres puestos de tres en tres en cada esquina y
                                                                            arsenales posados,
               sobre las bellas copas un sonido de cuerdas,
                   mientras la luna canta al oído de los gobernantes:
               por bondad
               han construído un arado de huesos y sembrado a los
                                                                 muertos en vez de la semilla,
               han entrado a Tambo los ejércitos verdes de la represión,
                                                             y por este año y el otro
               no habrá una sola fiesta sin la presencia de los
                                                                                            militares.
               Y cuando los poetas cantan con inusitado brillo sobre
                                                                                los altos pabellones
               es que llora la tierra
                                                  por bondad.
 
 
 
                                                             II
 
                   ¡Ah el viento rueda libre
               y los hombres pasean sus cuerpos sin preocupaciones!
                               Y en vano se peleó durante tantos años,
               o sin bondad se peleó pero la verdad es que han muerto
                                                                            infinidad de padres
               hijos y hermanos.
 
               Y 7,000 hombres al norte y 15,000 hombres al sur
                               preparan la metralla,   año 1968
               y los soldados entraron a Tambo sin ninguna consideración.
               La gente buena ha dicho:
                   "Sin bondad no existen las grandes realizaciones".
               Pero hay algo de maquiavélico en estas jaculatorias,
               algo de falso en la sombra de los grandes héroes que
                                                                              nos atormentan;
               la gente buena ha dicho:
                   "La bondad se encuentra
               sin embargo alojada a veces en la triste condición de
                                                                              los equivocados,
               y la caridad de nuestros corazones".
               Han trastocado
                   justicia por caridad estos prestidigitadores,
               se han puesto puros
               y en un gran vaso de cristal han vertido unos polvos
                                              de unicornio y otras falsificaciones.
               Y ciertamente los menos puros han dictaminado sobre
                                                                                            la bondad:
                   es una palabra, es un pequeño truco,
                   es un noble sentimiento, una luz intermitente
               brillando a pocos metros de nuestro corazón en el
                                                                            medio de la noche,
               y esa maldita gente, ese maldito ejército defensor de
                                                                                            la juglaría
               y de la caridad, esos terribles hombres,
               han hecho fosas comunes y otorgado pesados medallones
                                                                 de platino para la bondad.   
 
 
 

              Carlos Portocarrero

 
                     CALOR
 
        Agudo estado intransigente
         de confusa y larga vida
          que avanza de a pocos, inquieta,
           con temor...
                   Gira el aire sin espacio
             y la luz entra algo miedosa,
              un corazón que late fuerte, muy cerca
               ante la proximidad de lo lejos.
                       Abatidas esperanzas en ideas
                 restregadas ilusiones por calor,
                 que sofocan almas inocentes
                 sin razón...
                 !Ay, que pasa el tiempo!
                 llevándose cualquier conocimiento
                que cae de golpe a nuestras manos
               aturdidos por el viento...
              Tentación a la vista, insinuante,
             anhelos reprimidos, impostergables,
            permiso sí para poder soñar
           antes que todo vaya a acabar:
                pues de una u otra forma
         se sueña viviendo, se vive soñando...
 

Luis Nieto


LA NOCHE Y SUS ANDRAJOS
Ya va a llegar la noche con su pena,
con su fantasma llovido sobre los ojos,
con su rosario de caídas
y su bandurria de aguas amargas.

Ya va a llegar la noche con su aullido,
y nosotros lo mismo,
lo mismo que la primera vez, mirándonos
la cicatriz aguda de los recuerdos,
palpando a escondidas nuestra miseria,
contando y volviendo a contar nuestras heridas.

Ya va a llegar la noche y sus palabras.
Ya va a llegar la noche y su amenaza.
Ya va a llegar el infortunio con su noche.

Y tú, madre
-sombra dolida que nos llegas al pecho-,<
cada vez más ausente con tus miradas,
cavilando siempre ese destino negro
por donde va la lágrima, por donde niña,
se te fue también tu corazón con su madero encima.
Quisiéramos esta vez comenzar de nuevo
aquella historia derribada en la boca milagrosa de la abuela;
quisiéramos escuchar cómo las rejas
van cayendo como piedras, tan lentamente apenas
que dejan un eco doloroso en la pisada.
Pero la abuela ya no está.
Su voz anciana
se apagó calladita en un rincón como una vela.

César Calvo


PREGUNTAS Y PENUMBRAS

¿Y si de pronto huyeran
el valor y el destino
-como alas- de este pájaro
que me lleva a los vientos
o a la muerte?
Tal vez mañana mismo.
Si de pronto volara
de mi pecho
el corazón, cayera
como llave en un pozo:
¿Tú abrirías la puerta, cruzarías
al umbral a mi paso señalado?
Buscando entre los muertos
Es a ti a quien hablo,
a ti que creces
como una larga herida
en mi memoria, a ti que ignoras
como yo
los tatuajes de mi brazo. Es
a ti a quien hablo.
El cuerpo del hermano.
Bajo mi cuerpo
tiéndete, acerca tus oídos
a la tierra: ¿Oyes cómo mis manos
te acarician, como el mar suena
todavía
desde tu corazón?
Nuestro cuerpo encontremos.
Tras la puerta, otro fuego
devora las montañas,
los sueños
y los hombres. No digas
nunca: "hay tiempo,
hay tiempo". Tal vez
mañana mismo,
buscando entre los muertos
el cuerpo del hermano,
nuestro cuerpo encontremos.


                         Alonso Ruiz Rosas


                        EL DISCIPULO AMADO
 
 
               No estoy precisamente en Patmos, sino frente
                               al Pacífico
               Al fin de un espigón, ante las olas, bajo la
                               tarde fresca;
               Así como dormí sobre tu hombro
               Quisiera dormir hoy
                                                 y yendo sin temor por el
                                                 abismo
               Volver a tu ciudad
 
               Pero algo hay que se quiebra
               Y que se desmorona
               Aunque pones en mí tu dura mano diciendo que no tema
               Porque eres el primero y el postrero
               Y yo el amado
                                    incluso si en la arena
               Como las olas frías desfallezco
 
               No creas que me olvido
                                                    del anunciado día
               En que todos aquellos que no sean hallados en
                                                             el Libro
               irán a dar al fuego
               Y el resto de las naves partirá
 
               Mas qué días
               Serán éstos
                                  si en mis visiones simples
               Con aves naturales
               Espíritus sencillos y neblina
               Confundo a los bañistas con los muertos
               Y apenas si pregunto por lo eterno.

      Alida Castañeda Guerra


            MI VIEJA ANDINA
 
 
               El polvo silente
               construye tus canas.
               La verdad se esconde
               en el recodo del camino,
               en la dicotomía del río
               y del viento
               Alborada de silencio
               parida del insomnio.
               Movida desde el cosmos
               hasta el fondo del despeñadero.
 
               Rugen las montañas
               graznan las metralletas
               queman las flores del campo,
               el búho nocturno vuela con el sol,
               la esperanza se arruga,
               y tú, mi vieja andina
               avanzas por yertos caminos
 
 
               El Gólgota cordillerano
               de nieblas y espinas
               baña de fuego
               tus pies descalzos
               Sudario
               de veinte mil cristos de las Américas
                                                                      Azotados
                                                             torturados
                                              encarcelados
                                  quemados
                   y mancillados
               que en Ayacucho
               mueren.
 
 
               Tu voz...
               se esculpe en el tiempo
               mi vieja andina,
               desde las entrañas de la tierra
                                                             desde la luna
                                              desde el lago
 
               Tu voz...
               rompe la tormenta
               desde las rocas
               y en los campos
               se te oye
               día y noche:
 
               ¡Ayacuchoooooo! ¡Despiertaaaaaaaa!
               ¡Américaaa! ¡No duermaaas...!
 




                        Josefina Barrón


                          ARIA TRISTE
 
               Todo nos separa
               todo nos aleja intermitentes
               los centímetros se extienden en kilómetros
               los kilómetros en toneladas
               las toneladas en montañas de sal
               sal de la tuya
               sal de la mía
               antes sudor saliva lágrima descenso
               y cómo pesa el recuerdo cuando solo es recuerdo
               cómo abruma la bruma si el invierno nos alcanza solitarios
               cómo duelen los hematomas cuando es el amor quien golpea
               es tanta la distancia que es una explanada al infinito
               un abismo en dos tiempos
                                              soterrado el deseo
               ahora que estamos tan lejos
               nos separan un campo minado
               un desierto de azufre
               un hueco casi universo
                               un gran argumento aristotélico
               te vas haciendo diminuto ante mis ojos
               insignificante
               mas que la partícula de polvo que se posa sobre mis restos
               desesperada estiro los brazos
                                              ya es tarde
                                              ya es lejos
               alcanzo sólo el silencio polar
               ventoso gélido
               como ventosa y gélida es ahora la corriente de sangre
                                                                            que irriga mi sexo
               nuestras lenguas se vuelven disímiles
               como los nortes que nos encabezan
 
               como las doctrinas los paisajes los alimentos
                                                             los futuros imperfectos
 
               para acercarme tendría que disidir
               renunciar a mis soberanos a las letras de mis músicas
               a la conjunción de mis astros en el zodiaco
               tendría que volverme sombra de mi sombra
               flor monopétala
               peldaño en otra casa  & parte de tu anatomía
               parte enajenada parte de una parte
               no
               aquí me quedo
               lejos de ti tan lejos
               que no recuerdo ni siquiera el recuerdo
 

Luis Valle Goycochea


EL SABADO Y LA CASA
20
Es cuando abrimos los ojos tras la siesta
y se encuentra el lugar
de la cuenta quebrada, y se echa
de menos al que falta, cuando el gato
ronronea al sol
haciendo una buena digestión...
Se advierte
en todo una lánguida color,
y se miran las cosas
como después de un viaje...Todo tiene
un extraño aspecto lívido...Se orillan
inocentes peligros...

Cerca al umbral soleado de las casas,
las palanganas lucen
el agua más transparente de las aguas.

Peinan a los chicuelos sus mamás mojando
distintos peines sucios
en iguales porciones de agua que se irisan
a la sumersión periódica del peine...
Yo me pongo a contar las filas de saúcos.
Esta mañana se ha ido no se quien entrañable...
Mamá suspira:
-A esta hora estará bajando
a todo el calor del Marañón...

                                        Manuel Morales

               
 
Y SE ME OCURRE PENSAR
 
                                              A Evanice M. Signori
 
                                              Es hermosa porque es joven y está
                                              enamorada
                                                                            Vasco Pratolini
 
               Y se me ocurre que al otro lado del mundo
               el amor siempre perdurará
                                                                            como aquel
               último jazz que el orgullo no alcanzó a quemar y/o colgar
                               sobre la tierra.
               Y siempre estaremos desnudos
                               convertidos en nuestra propia piel radiante
               Es decir libres de vanidad
                               llenos de sabiduría como el agua.
                                                                                            Y aun
               con nuestra soledad llena de pájaros
                               pondremos ojos gigantes a la lluvia/
               para que nos mire y nos oiga con la más curiosa extrañeza/
               para que riegue la rosa que crecerá eterna
                                                             en la Rua Silva Jardín s/n
               allá al otro lado del mundo
                                                             en Palmeiras.
               Y así iremos edificando
                               una tras otra
                                                             la primavera
               en cualquier calle del mundo/
                                              con grandes y pequeñas palabras
               voces que nos enseñarán
                               hablar y/o gritar llamando
               a Gelinho & Ana Maris & Oneida &
                               a Enedir con ojos y cuchillos
               a desconocidos sin nombre
                               -sin sombras detrás de sus mundos-
               en el cine donde nuestro amor respiró el gesto
                               la adhesión de miles y millones de enamorados.
               Y se me ocurre pensar que somos bellos. /Bello es 
                                                                                            también
                   todo "lo que se ama y permanece":
                                                             una esquina una calle
               una mujer que escucha
                                              que intuye
                                                                            el olor del mar
               y la historia secreta de las piedras. (Bello es estar
                                                                                            desnudos
                   involucrados en la nomenclatura
                                              de la carne/el amor/el mundo/
                               mientras nuestra raíz
                                                             se erige
                                                             o mientras escuchamos
               la última noticia subversiva
                                              relacionada con el Capitán Lamarca
               detectado en Sao Paulo y Bahía y Minas Gerais es dicir:
                               en todo Brasil
 
 
                   PORQUE EL ES EL BRASIL INVISIBLE).
               Y pienso que al otro lado del mundo,
               mi mundo dio 20,000 millones de vueltas. Y el amor
               siempre perdurará
                                              como aquel
               último jazz que el orgullo no alcanzó a quemar y/o
                                                                                            colgar
                               sobre la tierra.
 
 
                                                                            Río 17/5/71
 


Delia Vargas Machuca de Caravedo


ACARICIAME MI AMOR
Acaríciame, como si fueran
lánguidos aleteos de palomas
mensajeras del amor

Acaríciame,
asi podré vivir dulcemente
ilusionada con tu recuerdo

Acaríciame, lentamente
arráncame esta nostalgia
que me acompaña
en lo profundo del alma

Acaríciame, en la eternidad
del suave olvido
del tiempo y la distancia

Acaríciame,
quiero sentir tu aliento y el mío
en tierna comunicación

Acaríciame, mi amor
deseo sentirme estremecida
entre tus brazos

Acaríciame,
quiero vivir unida y fundida
en el fondo de tu ser

El amor es tierno hermoso
son tenues sollosos
que aprisionan mis sentidos

Acaríciame, mi Amor

    Ana María Intili


   E S P A C I O
creces como
mis hermanos mayores
gigantes como el león
como la vida
como la ausencia.
Juegos de fuego, pasitos
escondidos,
infancia feliz
de juegos sin reglas.
Juego de juego
secreta travesura, siesta cómplice
luego
amaneceres
el fuego envolviendo todo.
Nada se salva, nada queda.
Entonces silencios y ausencias
rodando
intangibles y negados
lecho vacío de río sin nombre
linaje suspendido
ojos volteados donde
la quietud resiste
luz de nuevo
es la vida
el amor

Frank Otero Luque


      NUESTRO ÍNTIMO BIG BANG
Polvo cósmico,
soplado por el Espíritu,
insufla el alma
de la bestia y de la vida.

Un ojo
mira al mundo desde adentro
y, en la entraña de la carne,
reconoce el miedo existencial
desde el origen del Ser.

Una nariz
huele el paroxismo
de feromonas impregnadas
en los riscos / de la lujuria,
y que mueren trasmutadas
en vaho
e-fer-ves-cen-te.

Una antena tubular,
bipolar,
parabólica y diabólica
capta los gemidos
en clave Morse
y sin clave alguna.
Perfectas cinceladas sonoras
que remarcan los surcos del placer,
abriendo nuevos causes
en la memoria indeleble e inefable.

Terremoto, incendio / rayos y truenos;
el conjuro total de todas las fuerzas.

Una boca
escupe la simiente
que repuebla al mundo,
o sólo calma su hambre
unos instantes,
arrojando mendrugos
a los pobres.

Tibia y viscosa lava
del volcán que nunca duerme,
y que sólo erupciona
cuando tú lo invocas.
Estallido y polvo cósmico
que penetra en cada poro,
en cada recodo de la mente
y del alma.

Se renueva el universo
cada vez,
de forma igual y diferente
cada vez.

Dedos,
cinco dedos,
once dedos.
Cada uno es una nota de la escala,
un peldaño / remontado en olas,
en tsunamis progresivos,
progresivamente agigantados,
que bajamos de golpe
con la resaca del éxtasis.

Polvo cósmico
que se queda pegado para siempre
en el sudor del tiempo
y el recuerdo de la piel
que lo recrea a su antojo;
en el aliento de la boca
que lo traga y escupe,
sobreesdrújulo,
esdrújulo,
paroxítono y agudo
a la vez.

Y una lengua,
dos lenguas,
cuatro lenguas,
que se rajan nuevamente
repasando los sabores
de pliegues externos
e internos,
devorándose a sí mismos.

Se nos tapan los oídos,
se nos despeja la nariz
y entrecorta la respiración;
retorcemos los dedos
y blanqueamos los ojos.

Ojo, antena, nariz, boca;
piel, sudor, pelos y entraña.
Somos lenguas,
sierpes enredadas / a punto de explotar,
de ser expelidas / y volvernos polvo
una vez más
en éste,
nuestro íntimo Big Bang.

    Reynaldo Naranjo


CARTA UNICA
Madre Adriana, buenos días.
Es Abril. En Grecia primavera
y en el Perú, tal vez.
Sólo miro el suelo de la carceleta
y en él mis viejas islas y mis mares,
pero alzo la mirada
y el encanto se rompe
contra el muro
idéntico a una ola.

Aquí no madre Adriana, no Euterpe, no Ismene.

Mustio mi corazón, la peña tiñe todo
y su color se extiende
como una mano
que va palideciendo
los lugares que toca.

A quien decir ya nada
si más que el mar
este idioma separa
A quién que enseñe a Andreas
a partir.
De este dolor a Grecia,
de esta ventana a Grecia,
¿Quién podría enseñarme a navegar?


Feliciano Mejía


CANTO AL AGUA
Agua roja, de la fruta i del hombre, agua.
Agua azul de las nubes i del aire, agua.

Dame tu bocado,
dame tus pies, agua, agua.

Tú corres entre las piedras i los peces;
tú corres por el corazón de las pencas.
Agua quieta i agua turbia,
agua de las pozas que guardan en tu fondo el cielo,
agua plana.

¡Balam shá! ¡Sís, sís!

Eres buena en mi boca i en mis brazos.
Yo te canto i te apaciguo.
Agua de las chorreras i los líquenes
no me mates.

¡Balam shá! ¡Sís, sís!

                           Vladimir Herrera

 
               SI TUVIERA UNA TARJETA DE EMBARQUE
 
 
 
 
 
 
                                              I
 
 
 
Si yo tuviera una tarjeta de embarque
Y tuviera alguien que me despida
Y el lomo verde de mis sueños
                                              fuera la pierna larga
                                                                            del invierno
                               de una muchacha
                                                             doblándose
                                                                curvando al norte;
Partiría a Europa con poemas
                               & arcilla roja en los zapatos,
Con los ojos entreabiertos, entornados
Y la voz gorda como bruma
                                              y el agua
                               (que golpearía de qué modo el presente).
 
 
                                              2
 
 
 
Pero iría a Europa
A recoger el nido
                              del caído árbol del fuego
Sobre las piedras de la arruinada Fuente de los Olvidos;
Y mi pene no sería la quilla de un barco hundido
                               frente a la costa blanca.
 
 
 
                                              3
 
 
 
Mi partida / cualquier partida / no es el cambio de un centro
                               - cualquier centro -
                                                             por otro,
Es El acto -apenas - en el que recupero El Rostro,
Los gestos que abarcaron mapas & mares hondos - que No -
Una tarde en que el amor fue difícil
Como la carne de los asnos.
 
                                              4
 
O lo único cierto del viaje es El Desatino,
Posibles crisantemos que brotan al ahogar otros mundos,
O las luces de un puerto son,
O una linterna,
Las seis de la tarde en el reloj más alto,
Una sirena de barco
                               estrujando la ropa y los libros
               en la mochila;
Y algo más,
               un puerto son unos puentes sin estilo
                               como versos mal hechos
Muchos puentes.
 

     Hernán Hurtado Trujillo


EL PAIS DE MI DESTINO
Qué tiene que ver
una piedra con la nube
la nube con el trigo
y la piedra con el pan de arcilla?
El sol se coagula en rocíos de espiga
y baja por los tallos
a sembrar la tierra
donde el hombre salta como hormiga
a encender la estrella
No hay cielo más alto que el hombre
ni razón más pequeña que no entienda
Creo en ti
porque eres universo
un punto
más infinito que la recta
que agrandas con tus pasos
la unidad de ser 1
de creernos mutuamente
Pero odio el ego
con que abonas
las malezas
que florecen en tu pecho
donde tejen las tarántulas
las traiciones a la espalda
Odio las guerras
que proclaman las cadenas
Me avergüenzan tus prédicas
que te ponen de rodillas
tu temor al fuego
de vivir resignado
y saltando con la luz
por encima de las sombras
por debajo de las máscaras
donde habitan los hipócritas
creo en ti
Creo en el odio
que conduce al amor
en ese puente sincero
que nos une
como al cielo y las aves
Creo en el terco lápiz
que trazó la mañana
en la hueca herida
que nos llena de sonrisa
creo en tu mirada azul
porque alli está
el país de mi destino...

Abraham Valdelomar


TRISTITIA
Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía;
el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía
el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar,

y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;
mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar.
 
 
 
 
 
 

                                            José Cerna

 
 
 EN GRIS
 
               Ahora saldrá por la puerta,
                               la sucia, con remiendos de lata,
               (¿también se remiendan las puertas?
               o solamente tus pantalones robados, vago?)
                               sigamos: Saldrá por la puerta desvencijada,
                                                                            rota, vieja,
               no hablemos más de la puerta.
                                                             Saldrá por ella:
               y ahora se abre paso entre cartones y trapos
               colgados de un alambre entre cañas.
                                                                            Salió por la puerta,
               la apolillada, casi puerta, casi no,
                                              y ha caminado en el largo
               y sinuoso camino que día tras día
                               sus pies han ido dibujando entre los
               montones de basura y yerbajos.
                                              (Desde el puente se mira al vago)
               Y en caminando entre sus pelos,
               en algún nivel de conciencia,
               un huaino, sustancia delicuescente,
                                              dibuja un paisaje de
               (huele a rosas, la escritura,
               su sonido aliento de quien duerme)
               campos de música, una piedra blanca
               entre la hierba (o es sal), y un buey,
               verdura de retamas
                               cerca del sembrío de ocas, el apio,
                               hay un aire que se parece al cielo,
                                                                            y el huaino
               ha cesado.  Salió por la
               y dejando atrás matas de,
                                                             Desde el puente se mira,
               se ha detenido justo junto al agua que baja
                                              sucia, cargada de latas,
               ruidosa, con remiendos,
                                              (¿Tiene sonido la escritura?
               y tú sabes cómo huelen las rosas?)
                                              En disponiéndose a lavar unos colgajos
               (dicen que comen carne de pelícano)
                                                                            de repente
               levantó los ojos, y en la distancia vacía,
                                              sólo aire del puente al río,
               se han cruzado nuestros ojos.
                                                                            Ha mirado atrás, otra
               vez arriba, y ha seguido lavando los  &colgajos,
               cartones, tablas rotas, y basura.
                                                             Arriba un puente
                                              lejos, por donde
               un hombre se aleja caminando, tiene un libro,
               y parece que algo va escribiendo en una
                                                             libreta cuyo color desde
               aquí abajo no se distingue.
 

Alejandro Medina Bustinza

 
HAMHICHA
Por lo que fuiste, eres y serás siempre
la razón de las gaviotas por el horizonte...
Con tu pollera al viento
maranganí*
               a la medida
¡ay cinta morada
de acrisolado chumpi*
               tu pallai lliklla*
                    al vuelo...!
 
Así nomás
has de llegar
por aquel caminito
como tarukas y pichiuchas*
 
hasta mis cantos chacareros.
 
Allí juntos danzaremos
entre peñascos
               incandescentes
salpicados de molles
pajarillos perseguidos
palabras hechas
de capulí
y de surcos cañahuales.
 
Allí nomás
en la orilla del río
esperaré tu retorno
               hasta el amanecer.
 
Por eso
               ven a coger
mi sombrero
con tus juegos de vicuña.
Ven a beber
mis desiertos
con tus aguas
               de trillas colibrí.
 
Con tu pollera al viento
maranganí
               a la medida
¡ay cintita morada
               morada cinta!
 
Así nomás
               has de llegar
por aquel caminito
entre tumbos embrujados
a copular
 
               tus ojos con los míos.
 
Y yo seré tu grano
tu rocío
tu relámpago.
 
Y tú serás
tierra húmeda
naturaleza rebelde
mi humanidad
 
               ¡Mi conspiración!
 
* maranganí Tela suave de varios colores chumpi faja de lana para sujetar polleras o pantalones  pallai lliklla manta tejida con adornos geométricos pichiucha onomatopeya del del canto de algunos pajarillos.

   Juan Carlos de la Fuente


LA NOCHE SE HA EXTRAVIADO EN MI JARDIN
El viento ha perdido. La luz lo borra todo.
El pez tierra me ha hablado
Y el agua de tu voz se ha vuelto barro.

Estoy aquí.
En esta paz que solo la guerra conoce.

Sólo la muerte me acompaña.
Le hablé de tí y me dijo: ¿vas a romper
La ola que aún no ha crecido?

Entre invisibles edificios
Vi tu cuerpo emerger como un cielo.
Soñé que me hablabas.

Yo sé que me hablaste.
Y llegué hasta aquí.
para entenderte

Manuel Moreno Jimeno


Somos libres
Somos libres
Es el sol
Las sombras desgarradas

Cunde el sol
Y hay conjuración de llamas
Porque a las estrellas más nítidas
Las que en los ojos relampaguean
El corazón les abre paso

Y aquí están los días purísimos
Proclamando sus auroras en la sangre
Y su reino perpetuo de lumbres en la tierra que nace

2

Somos libres

Y el amor resiste la destrucción implacable
Las corrosiones que avanzan y avanzan y roen los adentros

Buscando las raíces
El hueso diminuto
Los vestigios mismos de la sangre

Con saña ferocísima aniquilan
Y anegan todo

Pero ahí está siempre el porfiado ruiseñor de fuego
Saltando de rama en rama de los cuerpos inmolados
Su canto alígero de ternezas y de rayas
Advierte insistente que en los pechos aún vive

3

Somos libres

Y el tiempo vuela
Abre brechas en la piel y no duele
El tiempo abatido sin pies ya no abre fondos
El tiempo innumerable casando con la vida inextinguible
En los círculos de fuego
Inseguro
Cae

Ahora es sólo la palpitación vivacísima
La profusión fulgurante
De ardientes despiertos sueños
Y de albas

4

Somos libres

Y evidentemente todo el mundo se abre
Y a la verídica historia nacemos
Perdidas transiciones retrocesos y todos los desastres
Porque corazón y manos son estrellas refulgentes
Que ahora nunca más se ahogarán en sangre
Y hay que ver a la muerte que agoniza
Quebradas y hundidas sus negras alas

Así es la libertad
Clavada adentro
Que aflora en llamas en iris de hermosura
Cuando se entreabre la sangre

Somos libres
Seámoslo siempre

  Manuel A. Rodriguez


  CANTO A AREQUIPA
En la quietud denegrida de una lenta madrugada,
el estanque de ojos verdes guiña su verde mirada...
Los prados entumecidos soñando están. Amanece,
y un jazminero que sueña desde su sueño florece.
Sopla el gallo entre las sombras su destemplada corneta
rajando el cristal del viento con estrepitosa grieta.
El campanario, a lo lejos, parece un fantasma blanco
arropado en la neblina que sube desde el barranco.
La carcajada de un pavo contesta al mugir de un toro,
y en la crencha de una loma clava el Sol su peine de oro.

Despierta la tierra púber con morosidades de hembra,
toda gloriosa de trinos, haciendo estallar la siembra.
La alfalfa de tonos glaucos descubre un mar que va lejos,
luciendo locos regatos de fugitivos espejos.
Partido en dos está el valle por inmenso escalofrío
que le produjo hace tiempo la puñalada del río...
El Chachani de anchas faldas y el Misti de belfos rotos
guardan cautelosamente los futuros terremotos.

Bajo la luz turbulenta de un estío paisajista,
el cielo curva fastuoso su cúpula de amatista...
No fue leyenda el pasado de este subsuelo volcánico:
su historia es como una bala llena de pólvora y pánico.
Aquí se hicieron cañones del metal de las campanas,
para encauzar los desbordes de lavas republicanas.
Aquí las turbas pasaron por las calles, vocingleras,
haciendo escombros las casas para parar las trincheras.
Aquí doctores serenos, con un lenguaje bizarro,
dictaron leyes sapientes y prepararon motines;
aquí nació el hombre de oro: don Javier Luna Pizarro;
aquí nacieron los Quimper, los Pacheco y los Martínez...

Aquí nacieron los hombres de pensamiento y acción,
los que en la trágica lucha supieron vencer y amar;
aquí están los santos manes de García Calderón;
aquí está la Patria Libre que hizo un trovero: ¡Melgar!
Aquí los frailes humildes dieron ciencia y dieron luz,
ardiendo en cívicas ansias que les encendió las sienes;
por eso el Deán Valdivia me parece un arcabuz
y un Ateneo el cerebro del mendicante Calienes...
Aquí está la gran pradera, la almáciga de hombres sabios,
el numen de la República y el fósforo vivero;
aquí lactaron su ciencia los enardecidos labios
de dos hombres de la idea: Garaycochea y Rivero...

Aquí en los dias caóticos de la hegemonía hispana,
junto a las gogueras áulicas se alzó el criollo penacho,
siendo un racimo de truenos la Academia Lauretana
y un relámpago inquietante la figura de Corbacho.
También Bolívar, el Genio, pisó esta tierra violenta;
y para invitar al baile que las abuelas le dieron,
con pedazos de quincalla, Ibáñez hizo una imprenta...
Tal es la historia sucinta de aquellos tiempos que fueron.
El Sol que lento ascendía, se ha puesto en el meridiano;
parece un tesoro inmenso que está cerca de la mano.
Muerden el perfil del monte rebaños de nubes plomas
y tijereteando el viento pasa un vuelo de palomas...
Para mí la Patria cierta, de las futuras hazañas,
está en este cofre verde que vigilan las montañas.

Aquí, respirando ancestro, se fotjó mi loco empeño;
yo no he nacido peruano; yo he nacido arequipeño.
Mi cuna es este recinto de guerreros y poetas
que supieron tener juntas la lira y las bayonetas.
Esta es la entraña fecunda que está gestando ¡Cuidado!
El Porvenir que ya nace es hijo de un gran pasado...

Loca de Sol y de ensueño, mi tierra es mística y brava;
tan libre como tan bella que a todo amor se anticipa;
tiene migaja de huerta; tiene su sangre de lava;
y se perfuma la boca cuando se dice ¡Arequipa!
                               
 
BLASFEMIA
 
               Madura, fermenta, procrea,
                               sé fruto,
                               sé idea;
               que un bárbaro Dios absoluto
               te sigue en la sombra, te embruja,
                                              te acecha,
                                              te empuja,
               luego te monda y te cosecha,
               te despilfarra y te derrota;
               y todos sus anhelos presos,
               cuando tu carne esté ya rota,
               serán los cuervos en derrota
               sobre el residuo de tus huesos...
                                              Y un día,
               de tu viviente geometría,
               nada te quedará, pobre hombre!
               ni huesos, ni polvo, ni nombre,...
OBSESION
Las cosas en la noche tienen miedo:
yo tengo un miedo negro de las cosas.
Cuando voy por las calles, misteriosas
sombras no puedo atravezar, no puedo...

Las baldosas son lápidas de fosas;
y un poste del telégrafo es un dedo
que me enseña el luminoso enredo
de los astros, como albas mariposas.

Por eso, nada más, busco lo blanco;
por eso tengo mi ruinoso banco
donde sentarme al linde del camino,

para mirar con cauteloso aplomo
las bajas horas del pasado, y como
la luna hila su lana sobre un pino.

Nelson Castañeda


LOS BAILARINES
Los que sosegados entregan el cuerpo,
al lascivo y ondulado movimiento.
Las bailarinas que hacen retemblar los brazos,
y como si de arrancar la cadera se tratara.

Los bailarines,
que bailarán hasta la muerte,
en noches tristes
bailan alegres.


  Mapy Kruger


AURELIANA
Aureliana
Bañada de
Estrellas

Me suenas a
Mundo
A victoria
Del tiempo

Tu vestido de
Espuma
Te espera
Colgando
En la punta
Del mar

Aun rompen
Las olas
Tus botes
A vela

Aureliana
Dame tu
Risa
Tu fuerza en
Combate
Tu amor por
Mañana

Aureliana
Belleza del mundo
Victoria del tiempo.

Héctor Ñaupari


BREVE IMPRESION DE SALAMANCA
Apareces invicta en las mesetas.

Ni siquiera la lluvia pedregosa ciega a quien te observa.

Tampoco el aire que parece quebrar el espacio que crean tus calles discretas
invadiéndolo todo, como un amor encontrado tras décadas
de dolorosa búsqueda.

Y es que de tanto escuchar el filoso repaso de las páginas de libros y volúmenes,
de tanto saber acumulado que desafía al polvo y al olvido,
tú misma, pálida ciudad, no te has abandonado a la humedad que reverdece la piedra
de tus edificios infinitos,
ni a la perturbación de las mareas, que traen exiliados y náufragos de lejanos confines,
y solo transcurres calma entre ellos,
como un tornado contenido en una bóveda de cristal

Emilio Adolfo Westphalen


HE DEJADO DESCANSAR
He dejado descansar tristemente mi cabeza
En esta sombra que cae del ruido de tus pasos
Vuelta a la otra margen
Grandiosa como la noche para negarte
He dejado mis albas y los árboles arraigados en mi garganta
He dejado hasta la estrella que corría entre mis huesos
He abandonado mi cuerpo
Como el naufragio abandona las barcas
O como la memoria al bajar las mareas
Algunos extraños sobre las playas
He abandonado mi cuerpo
Como un guante para dejar la mano libre
Si hay que estrechar la gozosa pulpa de una estrella
No me oyes más leve que las hojas
Porque me he librado de todas las ramas
Y ni el aire me encadena
Ni las aguas pueden contra mi sino
No me oyes venir más fuerte que la noche
Y las puertas que no resisten a mi soplo
Y las ciudades que callan para que nos aperciba
Y el bosque que se abre como una mañana
Que quiere estrechar el mundo entre sus brazos
Bella ave que has de caer en el paraíso
Ya los telones han caído sobre tu huída
Ya mis brazos han cerrado las murallas
Y las ramas inclinado para impedirte el paso
Corza frágil teme la tierra
Teme el ruido de tus pasos sobre mi pecho
Ya los cercos están enlazados
Ya tu frente ha de caer bajo el peso de mi ansia
Ya tus ojos han de cerrarse sobre los míos
Y tu dulzura brotarte como cuernos
Y tu bondad extenderse como la sombra que me rodea
Mi cabeza ha dejado rodar
Mi corazón ha dejado caer
Ya nada me queda para estar más seguro de alcanzarte
Porque llevas prisa y tinieblas como la noche
La otra margen acaso no he de alcanzar
Ya que no tengo manos que se cojan
De lo que está acordado para el perecimiento
Ni pies que pesen sobre tanto olvido
De huesos muertos y flores muertas
La otra margen acaso no he de alcanzar
Si ya hemos leído la última hoja
Y la música ha empezado a trenzar la luz en que has de caer
Y los ríos te cierran el camino
Y las flores te llevan en mi voz
Rosa grande ya es hora de detenerte
El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
Las salidas están guardadas
Rosa grande ¿No has de caer?

               Catalina Recavarren de Zizold          


                   POEMA SIN FORMA
           
 
                 Ya no es hora de versos ajustados en metro;
                 de rimar luna con duna, canto con llanto...
                 No es hora de apretar consonantes,
                                como quien sujeta las riendas
                                 de una acémila mansa.
                 Es hora de GRITAR-tal vez con un profundo 
                                                               silencio-
                 De plantarse con el cuerpo erguido,
                 la cerviz alta... Escribir con el gesto,
                 con la vida, la sangre y si es necesario,
                 con la muerte!
                                 Este es el único verso!
 
                                                               Abril y Mayo 1970
 
         




                  (CABLE DE ROMA)
 
                                                             
 
               Roma, 24 de Diciembre 1942
 
 
               "Los niños jugaban a la guerra,
               con bolas de nieve en las calles
               la mañana de Navidad".
 
               Sobre las calles albas,
               Bajo las campanitas de la misa augural,
               La bandada de niños "jugaba"
               A lo que juegan los "grandes", allá...
               Era uno de tantos cables.
               Casi no se llegaba a notar.
               Pero las bolas de nieve zumbaban
               Como proyectiles de verdad...
               Con los dulces labios sonrientes,
               Aún húmedos de leche maternal,
               Gritaban la palabra maldita: GUERRA,
               En la mañana pascual...
 
               Es inútil. Todo está perdido.
               ¿Qué esperamos?, ¿Qué creemos ya?
               En las gargantas recién nacidas
               Se clava el odio, viejo puñal.
               ¿Qué les enseñaremos ahora?
               ¿Qué se les puede enseñar?
               Ya aprendieron la sola cifra que sirve:
               El "santo y seña": MATAR!
 
               Que se doblen los frágiles hombros
               Bajo el fusil y bajo el morral...
               Que "jueguen", que "jueguen" la guerra.
               ¡Otra cosa no los podrá saciar!
               Que galopen los caballos alados
               Monstruos de acero de zarpa infernal...
               Y que lancen por los campos del aire
               La muerte, vestida de tempestad...
               "Que jueguen", que jueguen la guerra,
               es la pascua y quieren gozar...
               pero no! Una voz de dos mil años
               en este día se puso a cantar:
               "Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".
               Han pasado los siglos... ¿La oyó alguien?
               Tal vez. Nadie parece recordar.
               Han pasado los siglos; pero el eco algún día tendrá
                                                                            que regresar...
               mientras tanto, con acento agorero, con grito sibilino
                                                                            y fatal,
               (Así llorarían los Jeremías y rugiría su APOCALIPSIS
                                                                            Juan)
               El cable avienta estas palabras, como regalo pascual:
               "los niños jugaban a la guerra, con bolas de nieve en
                                                                            la calle..."
 
 
               ¡Y ERA LA MAÑANA DE NAVIDAD! 
 

Rosella di Paolo


INUTIL TRAS LA NOCHE
La luna trepa por la noche
como una cabra iluminada.
Así voy detrás de ti
—señor de los misterios—
loca entre las sombras
piedra de luz en mi costado.
Monte arriba o cielo perseguido
qué son sino tu oscura mano que me espanta
así subo al abismo que me colma
así hundo mi cráneo en tu espesura
así no sé de mí que ya no hay bordes
ni afán ni luna o cabra
porque el sol ha estallado en muchas partes
el sol en que te has vuelto por los aires
pelado sol sin sombra de tu abrazo.



ESFERAS
No es sólo el taciturno caparazón en que te guardas
como en un cuarto oscuro donde yo no podría entrar,
es el espeso oleaje que te encierra mejor
es la arena y sus minúsculos laberintos, los sargazos
que me sujetan mientras huyes
¿cómo saberlo? ¿a quién preguntar por estas cosas?
¿a la piedra oculta bajo la piedra del mar?
Tiéndeme tus manos,
que sobre sus líneas llegue como a través de mapas
a los suaves territorios que defiendes.
Arrójame astrolabios, sextantes, rosas de muchos vientos
pero no me dejes aquí, en este borde,
aterida entre los fuegos que no alcanzo a encender
si no me miras.

Alberto E. Gonzales Alcántara


ISLA ROSA
Contacto indescifrable con
tu pecho
la alfombra predilecta
que bate las orillas de la isla rosa
melódica
me lleva a los amaneceres sin voz ni luz
las formas cristalinas reducen a su paso las
suaves corrientes de música marina
la nave se envuelve en la penumbra
y restriega los surcos del tiempo y las edades
el ahogo se hace inminente
las caricias de sales caen como sables filudos reptantes
la caricia dorada reafirma el llano de aguas submarinas
tu boca deserta de la herida
tu herida deserta de su dolor
encallada con el goce del tiempo
la línea púrpura jamás será borrada.
Tomado de Isla Negra

Alberto E. González Alcántara 


ALGUIEN VENDRÁ POR TI


Hombre           gran pluma del         E S P A C I O
dejas libre el ave en la Tierra
para alcanzar tu propio cuerpo
oscilante como una campana
de ningún templo
de ningún dios fracasado.

Hombre hijo del hombre
el anillo pensante y animal
punto exquisito de la galaxia
has hecho de tu casa
una mortal trampa
ardiente como una mancha solar.

Hoy te escuché herir
los oídos de tu prójimo
con labios y palabras confusas como la Tierra.

Alguien vendrá por ti
y no seré yo precisamente
ni el gusano
alguien vendrá por ti                   y no sabrás si estar alegre.

Alejandro Peralta


LA PASTORA FLORIDA
Los ojos golondrina de la Antuca
se van a brincos sobre las quinuas.

Un cielo de petróleo echa a volar 100 globos de humo.

Picoteando el aire caramelo
evoluciona una escuadrilla
de aviones orfeónidas.

Hacia las basílicas rojas
sube el sol a rezar el novenario.
Sale el lago a mirar las sementeras.
El croar de las ranas se punza en las espigas.

Los ojos de la Antuca
Se empolvan al pasar por los galpones.

Ha guturado la campana
el asma tatarabuela del pueblo
din-don, diin-doon,
como tijeras de trasquila
se ha hundido en el vellón de las ovejas.

Pobre Antuquita,
todo el día detrás de la majada.
Hecha un ovillo sobre las piedras,
se ha ido tan lejos.
Se va a quedar en media pampa,
acorralada entre los cerros.

El barro de los fangos
ha ensuciado el campo bengala de tus ojos.
¡Para qué habrá ido sola al pastoreo
con tantos duraznos abridores
y las caderas reventonas!
Tiene la boca llena de tierra quemante,
un kelluncho le brinca sobre los parietales.

Bajo un kolli pordiosero
ha hecho acrobacias locas en el Silvico
en el trapecio de los nervios.

Y se han sajado las carnes
y han hecho cantar la honda.

Los ojos golondrinas de la Antuca
se van
planeando
por las cabañas.

Leo Zelada


POEMAS ORIENTALES
Gu tishi para el maestro Li-Bai
«Caminando debajo de los cielos
zigzaguean mis pasos en amarillas azucenas
el resplandor de la luna cae ahora preciso en tu pálido rostro
y levanto la cabeza pues acompañado de ti, Li bai, he olvidado mis penas».

Gu ti shi sobre el sendero de plata en el crepúsculo

Pequeña mía, me preguntas ¿por qué es que vivo rodeado de murallas?
Y atenuando mi amargura—milenaria—te respondo sin mover los labios:
«Los círculos de fuego, ¡hermosa ninfa!,
destruyen los bosques para ser sabios».

Yuefu para el inmortal desterrado

«Bebo acompañado sólo de tus versos, venerable Li-Tai-Po,
porque sé que con el vino me llevarás contigo ante los dioses
aunque sólo sea un hombre sin sombra y sin reflejo de la luna en mi copa
pues tú sabio anacoreta con tu lira me conduces más allá de los montes
al final de los inviernos»

Sijo del amor

Una gota de lluvia, cae en tu nariz, transparente como el cuarzo
y se diluye tenue en la comisura de tus labios
¡Beatrice! Tú iluminas de arco iris mis párpados!

Sijo del viaje

Me detengo a contemplar el reflejo del sol en el océano.
¿Creeré aún en el señor de los espejos?
¡Avanza! ¡Por la ruta del dragón!
que atraviesa como línea dorada las aguas

Hyangga de la sabiduría

En el centro de la iluminación
tu verbo se extendió como caballo lila
en el poniente
sin despedirte
tu sangre tiñó de escarlata
el bouquet unívoco de mis palabras
aunque varios otoños han pasado desde entonces
Mis pupilas aún se mantienen brillosas.
¡Poesía!, tu voz aún repica en mi memoria.

Ladislao Plasencki


TIEMPO DE ESPINAS
Las tres monedas que nos dio el destino multiplicarán la sal de la
tierra.
Con mucho sudor a pencas a foetazos
así en el campo entre zorros
en la fonda del barrio.
¿De qué valen las monedas ahora? Tal vez nada en medio del
mar la luna nueva las huacas
los sampedros la noche desértica.
Sólo esperamos por siglos el verdor de las piedras el arenal
florido de algarrobos
achupallas siemprevivas papelillo.
¿Y qué vemos en la loma? Un poco de neblina algunos brotes de
zapote pepinos maní
el infalible cacto rastrero.
Entonces acudimos a la fábrica de latas botellas papeles
automotores telas cueros.
Ahí pasamos la Década Prodigiosa con mucho amor a tuercas
y discos a filo de betlemanía.
Pero nada de semillas almendras ni botones de rosa ni la esperada
danza de la lluvia.
¿Será posible que haya tanta hiel en el ambiente?
Seguro que daremos vuelta a la duna: ahí estarán los viejos doblones
brillando al sol.
Haremos fogata de aucalipto y crecerán nuevos lirios.

Willy Gomez Migliaro


HISTORIA DE UNA CANCIÓN INAMISIBLE
Renegando y con el fuete sobre nuestras espaldas,
Chachapuya aún es el reino que tensa los arco iris.
La tierra es muerta, los Dioses fregados,
Y sé que para dentro de cien años todo Esto será Roma antigua
O tal vez de aquí a doscientos años esta tierra muerta sea
Un panteón de huesos abrazando las plagas
Y nuestros cuerpos desnudos, sucios y afiebrados, buscarán el cielo,
La única morada que nos guardará entre sus flores.
Todavía vivimos con nuestros padres y obedecemos sus leyes
Aunque crean que sonreír por cada muerte sea saludable.
Por ejemplo, Ella, a quien llamamos hermana, hembra o madre,
Pide permiso para su entrega,
¿Quién no la vio después atada a las patas de una horrible cama de fierro?
Ya nos estamos aburriendo de esperar la muerte.
Ya nos estamos aburriendo de los estrangulamientos en nuestra piel,
Carne manantial de un país olvidado.
Sin embargo, a veces, hay algo que nos ilumina cuando el sol,
Bajo su cristal de ceniza, erotiza nuestras mentes:
Unos empiezan desde sus pies con la siembra, otras desde sus manos
Con la orfebrería, mientras los más viejos, asustados de sus deseos
Cantan las historias del antiguo Perú.
Y esa es la comunión, la magia que arde azul para no dormir vacíos,
Y así al día siguiente tenemos valles limpios, alimentos, baratijas de oro
Y más deseos de encontrarnos protegidos en la carne del amor;
Entonces podemos expiarnos uno a uno y reírnos hasta cuando nuestro
Padre, medio sonámbulo, saliendo de la niebla, se frota el pecho y
Silba agua de los ríos o cuando alguien -el Poseso- regresa con
Una nueva música de las aves que no sobrevolaron este cielo eterno.
Para dentro de cien años todo Esto será Roma antigua,
Los Reyes, los Generales y los Sirvientes
Habitarán nuestro goce entre la medianoche y la aurora anunciándose.
Las estaciones serán desfavorables.
¡Vendrá la mar, vendrá la mar!
Y detrás de nuestros cuerpos muertos
Otra historia.

Isabella Fendi


ME TOCARAS COMO UN PIANO
       Amor mío,
me tocarás como a un piano
y en las sombras
agradeceré ser tu musa.
Canción de cuna,
insondable estrella: tu pasión.
Tu caricia más profunda
que tu adiós.
Clamaré en tu ausencia insoportable.
Eres la fuente de mi tiempo,
vaivén de la cálida memoria.
Tu adiós es un estallido sonoro
que invade las fronteras
de mi historia.
No seremos esta vez los héroes
cuando el amanecer ataque.

Amor mío,
me tocarás como a un piano
y en las sombras
agradeceré ser tu musa.



ARTURO CORCUERA


LAS SIRENAS Y LAS ESTACIONES
I
No eres el verano. No tienes barcos ni cordajes
de pájaros sobre tu proa. Eres un muñeco porfiado
y cargoso deambulando por la ciudad.
¿Dónde yace tu imperio dorado, tus
relampagueantes mareas, la capa colorada
de tu crepúsculo? Tu infancia y la mía
rememoro sobre tumbos de arena
construyendo castillos en el aire. Verano:
verabas estrellas, serpentinas
en mi corazón, espinazos de lobos marinos.

Viéndote acezar
añoro mi pelota parecida al sol,
mi desierta sonrisa de los dientes:
edad de leche frágil mis siete años
mudando de sueños y de asombros.
Arco iris era un pez detenido
en pleno salto deslumbrándome. Agiles,
lanudas tardes las de mi perro Popi
corriendo detrás de su ladrido
hasta alcanzarlo. Oh infancia
—endeble y mía—
sin velas galopando en el viento
sobre un caballito de totora.

Mago mandinga ilusionista
sacaba el mar gaviotas, corales
y corolas de sus mangas.
Convertía veleros en alcatraces
invadiendo bobos
las playas en oleada: daba risa
verlos andarse remolones, papudos
como pájaros de circo.

El crepúsculo nacía de olas
que bañaban de rojo el gris de los médanos,
el vivísimo lomo de las lagartijas.
las ventanas a escape de los trenes
abiertas al descampado y a una soledad
baldía que aprendí
de paporreta. Por las afueras,
volaba un cielo pecoso
los gallinazos atisbando en remolino
con olfativos ojos
algún pollino muerto,
envolturas de perros mordiendo el polvo
bajo tachos de basura. Saltibanquis
meones recolectaban
cacharros antiguos, cometas
con las alas rotas, tenedores
desdentados y sobrevivientes ropas
de gentiles desconocidos.

Del ocaso emergían pescadores
con pechos velludos y botes
repletos. Otros no volvían.
A oscuras temblando de pavor
aguardaba en vigilias balbuceos
desesperados. Las caracolas
aún irradian atónitas voces
de naufragios, endechas quebradas
de estibadores muertos. Acercaba
mi oído a su concha musical: en sus cavernas
escuché lamento de sirenas, memorias
del aparecido,
los asaltos de palo:
cojos, tuertos, hoscos de afónicos piratas.

Oh verano de hoy,
verano asfaltado de amaneceres
adultos. Oh diurno sol de neón cercado
por paredes de cemento. Andas
en Metro, jadeante llegas a los edificios
y en el torreón rascacielo del viento,
desde el ojo del faro taciturnas
divisas sirenas de mar llamándote,
buscándote a lo lejos.

En el Cedar´s Hospital
¿Y si a los taitantos años de mi edad
los resultados del examen clínico resultaran preocupantes?
No se cohiba, doctor, en decírmelo
aún si fueran mortales.
Que si hay necesidad de cambiar el filtro a los riñones... (en buena hora);
que si el colesterol vuela alto... (aterrizaremos juntos);
que si el corazón se fatiga... (el precio de tanto amor);
que si el hígado está chiflado... (qué le vamos a hacer);
que si existe amenaza de embotellamiento en las arterias, (sería una catástrofe);
que si el azúcar... (y uno es tan dulce hasta en las amarguras);
que si el páncreas... (no olvidar que el páncreas mató a mi madre);
que si una sombra en los pulmones,
que si la próstata...

Dígame, doctor, los resultados
aunque los días que me aguardaran no fueran numerosos.
Comprenda que todo tiene su fin de fiesta
y uno debe dejar sus papeles en orden,
reunir y dar los últimos toques
a unos versos a mediohacer, desaliñados,
empaquetar sus chibas,
mudarse lejos, muy lejos,
irse con su música a otra parte.

Winston Orrillo


Los oficios del amante
 
Puede gastar 
 su vida
  en levantar
   castillos
    de arena (eso
     le dicen.) Pero
      ésa es 
       la su vida: constante
        aprendizaje
                para que tú
          le digas: maestro
                  os reverencio; qué
                   suave es ese
                    gesto; qué sapiencia
                     al hacerme
                      cambiar
                       de catadura, y 
                                cómo es su pulquérrima
                                 manera de tratarme –mejor–
                                  de modelar
                                   mi arcilla, mis
                                    ojivas.
 
El amante no
 pierde jamás
  minuto alguno: estudioso
   él ausculta
    tu entresijo 
     y él sabe
      sagaz en qué momento
       es cuando dan las
               horas en tu reloj
                de sangre.
 
Se empenacha o
 jadea en
  combates variados: yo
   deseo te encuentres,
    así, con tal amante: reconócelo
     presto pues
      lleva en la
       solapa una
               flor siempreviva:
                la soledad es
          acaso su
           mejor compañía.
 
Él es un erudito
 en dilaceraciones
  mas su larga
   experiencia
    te servirá –es
     seguro– para
 
      que tus heridas
       cicatricen         
               un poco
                aunque las de él
                 prosigan 
                  abiertas, desolladas.
 
Es su oficio.
 Y lo sabe.
  Ni más ni menos 
   –dice– como 
    los voluntarios
     que otrora 
      se exponían
       entre los lazaretos
        o como los bomberos
                que en el fuego
                 perecen para salvarte  –es
                  cierto– aunque
            tú no lo quieras
 
 

Alberto Valcarcel


Poemas Corales
CANTAR DE SANGRAR
a
Luis felipe Angell de Lama,
hacedor del más grande soneto
que mis ojos no dejan
de rezar
I
Es Sangrar el claror
Que el pueblo extraña
LA VICTORIA MAS JUSTA
De esa talla la voz
Que arrulla "Hoy o Nunca"
Y que a la vez estalla.

II

Ya la razón sentencia
LA PATRIA ES LIMPIA
Y la queremos nuestra
Pero el truhán la agrede
Y de quebrantos muchos
El muy felón la invade.

III

Adiós lúgubres penas
Volad días oscuros
Ahora que ayer más vivo
Todavía su nombre crece
Y por el cielo alumbra
¡NUESTRA FERTIL BATALLA!

IV

Pongo una flor andina
Frente a la dura guerra
País de pétalos gentiles
Para que siempre en vela
CUIDEMOS JUNTOS EL AMOR
Y sin dudar tu suelo.

V

LA SAETA

¡Hoy o nunca
Retumba en lontananza!
¡Hoy o nunca
Abriga en los sentidos!

¡HOY O NUNCA
PROCLAMA EL BIEN AL MUNDO!




Federico Torres


PEQUEÑO ENSAYO FILOSOFICO

PARA MI GATO
PARA MIS AMIGOS LOS POETAS
PARA MIS AMIGOS LOS PINTORES
PARA MIS ADORADAS MUSAS
Y FINALMENTE
PARA QUILKA DE NOCHE
Tengo un gatito negro
con blancas botas opacas.

Por las mañanas
me anda maullando
y me ronronea
orinándose
a donde le alumbre el dia.

Es querendón
y...me araña.

Según dicen que los gatos
demuestran su amor así.

¿Pero tú, dime?
¿Cómo podría
demostrarte mi pasión?



Gustavo Zorrilla


RETORNO


Trasciendes en el silbido del tiempo
¿Qué es el morir si de la muerte viene
vivo tu bullicio?
Tú eres el río que brota del verso azul
Cuya mirada duerme dulcemente en la ribera
Tú eres el paso infinito sobre el llano
donde suenan los caminos
y la lluvia finísima moja el estar
del verano
Tú en el día del vino y de guitarras
bajo la luna ebria de Abril
y tú siempre en la piedra vital de los celajes

Samuel Velarde


PATRIOTISMO
Cuando a llevarse iba el diablo
No recuerdo a que nación,
Una hacienda vendió Pablo
Para armar un batallón.

Y en el momento más cruel
De la nacional contienda,
Vendió un batallón Daniel
Para comprar una hacienda.

Daniel es hombre de bien
Que hoy figura entre los guapos;
Pablo, objeto de desdén,
Anda cubierto de harapos.

Y la plebe justiciera,
Grita en las calles altiva,
Cuando ve a Pablo: ¡Que muera!
Cuando ve a Daniel: ¡Que viva!

Percy Gibson


CERRO COLORADO
Mistiana medialuz de los ocasos,
junto a la choza el saucedal susurra,
la mesa chicheril, enormes vasos
y en torno peonada indobadurra.

Palurdo arriero con herrados pasos
va a descargar su recua, y con cazurra
faz de huaripampeo y cielos rasos
acércase a jugar "carga la burra".

Baraja el herrador mano de comba,
el ccapero y su bombo entra de ccapo
y con el bajamar llega la bomba.

Empendona el dintel un rojo trapo
y la chichera entre fogón y chomba
dormita en los costales de guiñapo.



  Alberto Hidalgo


       EL MISTI
Soberbio, lleno de altivez, ufano
de su bella apostura y gallardía,
cuando amanece, el Misti con humano
sentimiento bendice el nuevo día.

Los gallos le saludan desde el llano
con una orquestación de algarabía,
que él contesta, arrogante, con un vano
gesto de nieve de su testa fría.

Al ocultarse el Sol en el poniente,
parece un inca de nevada frente
coronado de innúmeras centellas.

Y resurge del fondo de la noche,
cuando comienza el sideral derroche,
como una copa derramando estrellas.
   PAPA
Tenía el padre un parecido grande con la bondad
La misma frente iguales ademanes
Idéntica manera de moverse hacia los lados
Como distribuyéndose en las cosas
Como soltando partes suyas para que las asieran las
personas
El padre y la bondad eran sosías

Entendiendo que el tórax era poco
Año tras año ampliaba el domicilio en que alojaba al
corazón
Y de tal modo éste llegó a ocupar todo su cuerpo
Allí a sus huéspedes brindaba atención de primera
En costumbre de abrazos en que cabían miles
Sin promiscuarse y sin hacinamiento
Porque al espacio su conducta cual si fuera de goma
lo estiraba

No era una vela pero ardía
Pasiones contenidas no exportadas quemábanlo
Los libros que pensaba y no escribía eran su incendio
Las lecturas al ver el ansia de escuchar lo combustían
En la voz en las manos en los ojs se le pulsaban 39
grados
Hizo llamar a médicos y su diagnóstico fue absurdo
Por no dar en la tecla y no auscultarle el alma no ad-
virtieron
Que él quería ser cielo y se iba en fuego
En lo que sale de la hoguera en fibra.
La profesión que ejerció fue el entregarse
Proporcionaba una amistad de higuera daba alimento
y sombra
Y por eso después de atacarlo la muerte se dio cuenta
De que había abatido no solamente a un hombre sino
a un árbol
Aún quedan sus raíces en la tierra.

Biografía de Yo Mismo

Giovanna Polarollo

UNA NOCHE

   

Me gustaría dormir y al despertar ver que
todo ha cambiado en mi vida.
Raymond Carver
Haz que él vuelva, suplica.
Desolado
arrepentido
enamorado
pero si es mucho pedir
aburrido y cansado
medio dormido, no importa
pero tráemelo
a cambio yo prometo
vestirme de morado
no ir al cine un mes
un año
dejar de fumar, por siempre
pídeme lo que quieras
pero haz que vuelva.
Te lo ruego Señor. Amén.
Se persigna y espera
adivina
el sonido de una llave
la puerta que se abre
pero El es sordo
y ciego
no la mira, la ha olvidado
condenado
a los infiernos del amor.
Y ensaya la fórmula de su abuela
en lugar de hilvanar promesas
y oraciones
contará ovejas
hasta que llegue
el sueño
y no tendrá que saldar cuentas
más que con los animales
que acompañaron su noche.


Raúl Heraud

TESTIMONIO
Al principio cuando los años transcurrían lentos y solitarios
creía que la vida era hermosa
que mis pesadillas eran pasajeras
y terminarían con los abrazos de papá y mamá,
yo jugaba tras los muros de mi niñez y en los acantilados
juegos que no eran propios de mi edad
la conciencia me despertó una mañana con el frío de sus preguntas
y con la conmoción de su certeza,
me costó trabajo ir tras una pelota
siempre con el miedo detrás mío,
corría y corría con la aparente inocencia de un niño
escapando de todo cuanto sabía
de la trágica película proyectada a mi alrededor,
así supe de a pocos que por las noches
mientras intentaba conciliar mis sueños
otros se mataban cotidianamente,
siempre supe que en los laberintos de mis desenfrenadas carreras
por entender el mundo
ellos se dormían para continuar mis pesadillas por las mañanas,
ahora cuando esos años se han ido
yo siento que no me reconozco
que cada mañana soy alguno que quise o no quise ser,
aun conservo
el recuerdo de ese niño que fui
corriendo tras una pelota al pie de los acantilados
solo y algunas veces feliz
con la certeza de saber ahora que cuando el día acababa
y las pesadillas volvían nuevamente
un beso de ambos hubiera bastado para salvarme.

Poemario: "El Arte de la Destrucción" - Argentina, 2006.


Antenor Samaniego


LAS CAMPANAS DE LIMA
—¡Jesús, qué ruido en los aires
hacen las lindas campanas!

—¡Qué bullangueras que son
cuando platican y parlan!

La Catedral primerito
comenzó con la algazara.
En dulces cascadas de oro
fue quebrándose en el alba.

Alueguito la Merced,
peripuesta y alocada,
le salió de contertulia
con sus dindones de plata.

Las de San Pedro pidieron
su lugar en la batalla:
dindón, dorondón, dindón
se lucieron entusiastas.

San Francisco respondió.
Fue como si al viento echara
pregoneros niños-ángeles
tocando cítaras y arpas.

¿Oye usted? San Sebastián
ya se mezcló en la jarana.
Parece que llueven rosas...
más rosas sobre las casas.

Salga usted y escuche cómo
se emociona la mañana.
Las campanas hablan y hablan.
¡Es Dios que está de pasada¡

Mire usted nuestra ciudad,
sus balcones y ventanas.
No sé qué milagros hay
por dentro cuando se aguaita.

Para la misa se alistan
las pollitas —flor y nata
de la hermosura limeña
y de la hispánica gracia—.

Ya hay un andar en las calles
y en el andar se ven caras
de rosa té y de canela,
y de amapola y de malva.

Un aire travieso corre
desparramando fragancias.
El tic-tac de los zapatos
cómo estremece en el alm.

—¿Desde cuándo, Ave María,
este ángel carece de alas?

—Tus ojos, dos lucerillos
y puñal la tu mirada.

Dindón, dorondón, dindón...
dulce sonar de campanas.
¡Qué parla la de las torres!
¡Unas ríen! ¡Otras cantan!

—¡Si a rezar vas a la Virgen
que te dé su santa gracia
pa que te apiades de mí
y tu corazón se me abra!

¡Qué majadero el piropo
que a los varones endiabla!
De miel se torna el hablar
y aguijón cada palabra.

Angeles y no mujeres
aparecen cuando llaman
las campanas —oro y plata—,
plata y oro —las campanas—.

Mire usted las figuritas,
erguidas, dulces, gallardas,
¡Qué ciudad cotolicísima
que da estas flores sagradas!

Y la ciudad se me antoja
una antigua y noble estampa.
Huele a rosa y en su luz
hay luz celeste de magia.

Al conjuro de los bronces
reviven las viejas casas.
Parece que en los balcones
se asoman las tapadas.

Se presienten en las rejas
temerosas manos blancas,
suspiros en el silencio
y en las rosas dulces lágrimas.

Estas campanas de Dios
qué cosas dicen al alma;
Sus voces, hondas de tiempo,
la embrujan y la arrebatan.

Desde el alba están diciéndonos
sus parábolas y pláticas.
¡Qué hermoso suena su idioma
de cristal dentro del alma!

José Luis Ayala


DIOSES DE CHICHÉN ITZÁ
Aquí en Chichén Itzá, toco el viento
que regresa de la otra latitud del Tiempo.

Camino entre calles, ruinas
y escucho voces de niños enterrados
bajo cimientos, caminos y pirámides.

De pronto empiezan a platicarme alfareros
me llaman geómetras y escultores
abrazan niñas que corren hacia mí
y dicen que no murieron nunca.
Un joven ciego me palpa el rostro
y afirma que me parezco mucho a él.

Reconozco manos que construyeron
piedra por piedra todos los templos
cinceles y plomadas hechas de estrellas
ahora convertidas en luciérnagas.

Pero he aquí que llego para preguntar
por juglares que cantaron
a gobernantes muertos para siempre
cuyas odas fueron enviadas al fuego.

Vengo a decir que los dioses no han muerto
y ningún poder es eterno.


Sandro Chiri


BORGES PASEA POR EL CENTRO
DE BUENOS AIRES
estoy viendo que esta noche
vienen del Sur los recuerdos.
Jorge Luis Borges
Esta ciudad la conozco de memoria.
Por estas mismas calles
paseó mi abuelo,
por estas mismas sombras
llevé del brazo a mi madre.

No conozco a nadie,
tampoco nadie me
reconoce en el crepúsculo

Nada es importante a esta hora,
ni la sangre de mis antepasados
ni los húsares de Junín.

Las calles de Buenos Aires
ya son mi entraña.

Las carnicerías han cerrado
y apenas un vientecillo canalla
desordena mis cabellos.

Todos los bares para mí
están en penumbra.
Boliches miserables
que tanto amé en años mozos
suenan ahora
a bandoleón, a discordia y a puñales.
Presiento la sonrisa
de una desconocida,
su colonia barata
la traiciona.

Estoy solo
en medio de Buenos Aires
y sé que esto no es Junín
ni soy el coronel
Isidoro Suárez.

Sin pena ni gloria
vislumbro mi final
en cualquier esquina:
¿Florida? ¿Callao? ¿Maipú?

A veces,
una esquina cualquiera
es también
una ciudad muerta.


SAFO CONTEMPLA
LA LUNA DE LESBOS
Es media noche.
Pasa el tiempo.
Yo sigo durmiendo sola.
SAFO
En Lesbos, hija,
serás feliz.

Que tu mirada sea limpia
como la luna en celo.

Pero que jamás tu canto
tiemble o calle frente
a la noche oscura del alma.

Sol y luna,
hija,
a pesar de los vientos
o la hoguera en mi corazón,
iluminen tu camino.

Oscar Aguirre Méndiz


UN CAMBIO DE GABINETE
Habiendo llegado al grado
de crisis muy lamentable
hizo el jefe de estado
los cambios fundamentales.
Así, removiendo el piso,
cesó a todo el gabinete;
ningún inútil ministro
se salvó del reajuste.
Como era lider muy dado
a giros extraordinarios
llamó a su "afán" medio raro
"planes revolucionarios"
Pa' que esta vez no le falle
la gente del "otro equipo"
que vino con nuevos aires,
procuró que el apellido
vaya en juego con el cargo
pensando que esta influencia
obligue por todo lado
una gestión de conciencia.
De tal manera la "plancha",
que iba a ser juramentada
ante el periodismo en "mancha"
estaba así conformada:
En trabajo se nombraba
a Facunda Perez-Sosa;
portafolio de vivienda
Aquilino de las Casas.
Doctora Olvido Jurado
de Justicia se hizo cargo;
del área de agricultura
Luis Salvatierra del campo.
En Defenza se cuadraba
Juan Guerrero Neciosup.
Don Agripino Sanabria
Ministro de Salud.
Cartera de Economía:
Robert Ladrón de Guevara
y se puso en pesquería
Liza Espinoza del Mar.
Se inscribió en Educación
Liborio Tapia Estupiñan
y se metió al Interior
Armando Rejas Carcelén.
Ahora pa' juramentar
se estrenaba otra rareza,
algo para no chocar
con la función de la iglesia.
Habiéndose ya cansado
de tanta falsa promesa
ante los textos sagrados,
la cruz y nación entera,
se optó por un compromiso
de tono más familiar;
ya bien jurar por un hijo
o en nombre de la mamá
Así de "meter la pata"
como siempre se estilaba
ante Dios y ante la Patria,
al pecado no llegaban
de faltar con descarada
ofensa a esas dignidades,
salvándose, pues, sus almas,
aun, siendo unos "malandrines".
Explicados ya los cambios,
que se iban a inaugurar,
el jefe de portafolios
se dispuso a preguntar:
—"Juráis por algún pariente
cumplir a cabalidad
la misión que el presidente
te acaba de encomendar?"
—Si...juro...
Por los seres que más quiera
y la estampa de mi suegra"
—:"Y si en caso no cumplieras
no te salve ni tu abuela..."
Terminado ya el oficio,
de renovado rigor,
en el acto los ministros
pasaron a disposición
de la ordenanza estatal
con fija idea en la mente
de llegar hasta el final
de un "futuro diferente".
Nov. 1988


   Leonidas Yerovi
RECONDITA
Como un ir y venir de ola de mar,
así quisiera ser en el querer:
dejar a una mujer para volver
volver a otra mujer para empezar...

Golondrina de amor en anidar,
huir en cada otoño del placer
y en cada primavera aparecer
con nuevas tibias alas que brindar...

Esta, aquella, la otra... Confundir
de tantas dulces bocas el sabor
y al terminar la ronda, repetir...

Y no saber jamás cual es mejor...
Y, siempre ola de mar, ir a morir
en sabe Dios qué playa del amor...
MANDOLINATA
Titina, tina tontina,
la de la voz argentina
y el aliento de jazmín,
sal a tu ventana, ingrata,
y oye la mandolinata
que te doy en el jardín.

Oye la trova que roba
con su dulcísima coba
la calma del corazón;
descorre la celosía
y acoge, princesa mía,
los ecos de mi canción.

Soy el bardo decadente
de númen incandescente,
que ama sin saber a quién;
el de las japonerías
y ritmos y melodías
aprendidos a Rubén.

Con mi cantata nocturna
quiero perfumar la urna
sacra de tu corazón,
y aquí tengo en la petaca,
para incienso, mirra y laca
que me ha prestado Fiansón.

Tu cabello es blonda seda
tu pura frente remeda
blanca faja de marfil;
luminarias son tus ojos,
cerezas tus labios rojos,
de medallón tu perfil.

Tu seno es tibia almohada,
tu cintura una monada,
tu cutis es de surah:
tu cuerpo un jarrón de Sevres
modelado por orfebres
amigos de tu papá.

Dos almendras son tus manos;
no hay pie, entre los pies enanos,
más menudos que tu pie...
y eres, en fin, por belleza,
por frescura y gentileza
un botón de rosa té.

Titina, tina, tontina,
siendo, como eres divina,
siendo como eres, así,
¿Por qué no asomas , ingrata,
y no te fijas en mí?

¿Será cierto que hay un viejo
que por paternal consejo
tu viejo esposo será?
¿Es posible que te vendas?
¿Qué no aceptes más ofrendas
que las que el viejo te hará?

Titina, tina, eso es feo;
no es decente y no lo creo;
¡Venderte al mejor postor!...
Una señorita honrada
no debe acatar por nada
más ley que la del amor.

A tí lo que te hace falta
según a la vista salta
no es un viejo rico, no:
es un trovador amante,
es un poeta que cante
como un mirlo, como yo.

Es un bardo decadente
que te ame y que te alimente
el alma en primer lugar,
que los demás apetitos
sólo son prosaicos gritos
del estómago vulgar.

Medítalo, pues, tontina,
la de la voz argentina,
y el aliento de jazmín:
no desestimes ingrata,
la prudentísima lata
que te doy en el jardín.

Mas si no oyes mi consejo
y crees hallar en el viejo
por su dinero, tu bien,
¡Anda y que Luzbel te tiente
y que el viejo te reviente
y te dure un siglo! (Amén).

  Florencia del Río
Oda A la Doctora
ISABEL de la PEÑA de CALDERON
con gratitud
Canto y no me canso de cantar
porque amo tanto...
Mi corazón se agrieta en los viajes sin término,
y me torno gijarro deslumbrado.

Para seguir viviendo he de cantar
y al terminar mi canto, he amado.
¡Ah, pero si me aman!
-como deben amarme-
entonces soy la risa más fresca de la tierra.
Y no me importa la sombra de la vieja agonía,
o los pasos calzados de ausencia.
Cuando me aman
no importa la edad de la leyenda
ni el campo roturado por las desilusiones.
Cuando me aman
mi beso se hace ofrenda.
   ELEGIA

   CARTA A VICTOR HUMAREDA

"Mi buen hermano Víctor:
Agonizabas de hambre y orfandad.
Padecías la sed — quemante — de ternura;
indigente de amor y de piedad.
Por eso te ocultaste en sórdidos suburbios
donde nadie supiera de tu incendio de soles,
ni hirieran tu reseda con mirada mezquina.

En la Lima de entonces se escuchaba tu risa
divertida, estentórea...tu risa inacabable.
Y todos te miraban curiosos y extrañados
— Humareda feliz, Humareda sociable —
Tienes la suficiente grandeza para dar
alegría, aunque poco recibes de nadie.
Admiro tu genio y amo tu bondad:
jamás una protesta
ni una sola actitud sesgada de traición.
Veneras a los clásicos y prefieres a Goya.
¡Don Francisco de Goya! corregías severo.

Conozco el azar que ha signado tu vida.
Trémula y respetuosa oí tu confidencia
en voz asordinada y casta de humildad.

Siempre fuiste nenúfar en aguas abisales,
furioso combatiente por la autenticidad.
Náufraga de mi grito, plasmado
en la sal amarguísima de lágrimas inútiles,
contemplo tu figura de oso lastimado
tocada de profunda dignidad.
Caminas silencioso entre los ´personajes´
que van a ver tus cuadros y a mirarte asombrados.

Ya no te importa nada ni puede haber más sombra.
Y tu próximo triunfo es la cita inmortal
que hace mucho te diera Don Francisco de Goya."
      8 Octubre 1986

Tulio Mora


DECLARACION DE AMOR
Desde que veo a través
de las violetas que has pegado en tus ojos
como dos sellos de inapelable ternura
pienso en el verso que nos hará famosos
y que tarda
tanto como Godot.

Presiento que por su culpa
nadie más tarde recordará tu rostro
ni los brillantes cuellos
de firmes jirafas trepando los edificios.

Tus hijos lloran
de hambre o amor
la calle entorna
una cascada de futbolistas
y excepto el hilo de sangre
que ha bordado la tarde en tu frente
no hay más silencio.

Es claro el rumor
de llantos en vez de piedras
mientras escribo
que el Amazonas corre debajo de mi ventana
como una desteñida serpiente

Ya la noche traspone
con sus uñas sucias el dormitorio
y el poema que quisiera extender
hasta el punto de convertirlo
en una declaración de amor
también me recuerda
que aun dormida se te ve cansada
y que mañana tengo que trabajar


Frank Herbert Alfaro

MUJER DIVINA
Vuela en lo perínclito de su amor
En el orgasmo de la vida
¡Corren! ¡Corren!
Como raudos y vehementes,
Los burdos al fracaso
Busca al Titán en el dintel de tú ilusión
Busca fuerza inexorable
Entre tú mundo interior y exterior
Y brillas con la impalpable
Esencia de tú alma
Contra la siniestra,
Bravata, confabulación del infernal
Y virulento ser
De ocio espiritual…

Aunque él Incierto montaraz
De mente onírica acometa
Pugnarás constantemente

El himeneo del bien y el mal
Se encumbren en el equilibrio supremo
Tocando con la lira
Una sublime melodía
En medio del ahogo de la soledad
Donde el trino de las aves
Continúa sinfín…

¡Oh! Ahora…
Los atisba al armígero
En el carromato
Vuelve altivo ante los ojos urentes
Maléfico, estercolero, él enrostra
Su mirada tierna cual tirano
En la pugna por el holocausto…
Ineludible acude
Y cual excelsa y sublime presencia
Extiende su inmaculada mano…
No para de sonreír…
¡Eres infinita!
¡E inconmensurable!
En la definición...
De la dignidad
Del honor...

Mantienes al hidalgo vástago
Cual penacho henchido
Por laudable y ejemplar labor…

Mantienes tu brillo
Más bella
Después de la muerte...
Sacro corazón
De niño santo
De ubérrima dicha
Así, eres laureada
Irisada y destellante
Desde el cuerpo de amante,
Que nace en ti…

Cual alabastro en bruto
Eres la infinita escultura,
Que derrocha dulzura
Tu belleza se compara
Con la deidad citerea...

Eres el zafiro
Pieza corindón compacta
Encandilas amor con tu esencia


   Marco Martos
                              NARANJITA
 
 
 
               Los que nunca se darán cuenta de nada,
               los animalitos
                                                             que coleccionan diplomas
               para tener donde caerse muertos,
               las buenas gentes,
                                                             de la tierra
               te tienen en un marco,
                                                             en lo más alto
               de la sala.
                               Mientras algo se va ajando,
               una voz cascada
                               recuerda los mejores años,
               los paseos en bote en la laguna de la Cabaña,
               o los paseos un poco más largos hacia los arenales
               del norte o del sur,
                                                             o las subidas a las montañas
               por donde pasa el ferrocarril más alto del mundo.
               Pequeñas audacias.
                                                             Viajes emprendidos nunca.
               La pena y lo que no es pena,
                               todo es pena para mí,
               ayer penaba por verte,
                               hoy peno porque te vi.
               Dame un poco de aguardiente para poder seguir,
               ojos bonitos, no llores, niñita haz como yo.
 
               Todo lo presides
                                              con tus ojos clavados
                                                                                 en lo más alto
               de la sala,
                               estás con los ojos cerrados,
                                                                            durmiéndote
               en los oscuros festejos.
                                                             Mira como baila el gordo Manuel,
               mira como quema el gordo Oswaldo,
                               mira como quema mis pobres poemas,
               no te duermas naranjita, no te duermas,
               mírala que linda viene   mírala qué linda va
               la revolución cubana que no da un paso atrás,
               y si pasas por palacio y si ves al cardenal,
               me le dices que hoy no pongo bomba,
               porque si lo cogemos, lo vamo a fusilá,
               mare mare mare está cantando,
               más vale morir de pie que vivir de rodillas,
                                                                                            ay, Carmela,
               mira como quema el gordo Oswaldo,
                               mira como quema mis pobres poemas,
               baila, baila, abre los ojos, no te duermas
               cuando conmigo bailas,
               contéstame cuando te hable,
                                                                            contéstame,
                                                                            despiértate naranjita,
               mira cadáveres de muchachas deslizándose suavemente
               por el Leteo,
                                              vámonos lejos, oh musa,
               canta la cólera del Pélida Aquileo,
                                                                            cólera
               que precipitó en el Hades a numerosos héroes,
               Odiseo fecundo en ardides,
                                                             tente y haz que termine
               esta lucha,
                               este combate igualmente funesto para todos.
               Vámonos a sembrar a las montañas,
               vamos a sembrar trigo   vamos a separar la cizaña,
               atos y garabatos vámonos,
                                              este aire no me gusta,
                                              que no me gusta,
                                              que no me gusta,
                                              que no quiero ver la falta de carne
                                              en mi mesa,
                                              no, que no quiero ver,
               el pescado está podrido,
               esta agua contiene tifus,
               se me muere mi niña,
               se me muere,
                                              vámonos a la ciudad,
                                              a la gran ciudad,
                                              vámonos a la jungla de cemento,
               vámonos cuervo, vámonos,
               no mires allí,
               no mires,
               ven temprano, bendice a tus semejantes, alquila casa,
               alquila comida, alquila luz, agua, baja policía,
               alquila medicinas, consultas, ropa ¿Sabes que ahora
               alquilan ropa? a plazos ¿Te imaginas? paga lavadora,
               paga a Sears, paga pasajes, periódicos, paga imprevistos.
               Un beso tuyo no me cuesta nada, si pago todo.
               Los que nunca se darán cuenta de nada,
               los animalitos
                                                             que coleccionan diplomas
               para tener donde caerse muertos,
               las buenas gentes
                                              de la tierra
               te tienen en un marco, en lo más alto
               de la sala.
                                                             Como buena gente de la tierra
               te tengo en lo más alto
                                                                                            de la sala,
               te he dibujado en aluminio,
               para que no te herrumbres,
               para que siempre seas hermosa,
               para que cuando te mire seas hermosa
               como en el primer instante cuando te vi
               caminando.
 
CASTI CONNUBI
Cada mañana, marido y mujer, sentados y limpios,
comiendo tostadas, ruido de rata,
leyendo los diarios, matando las moscas,
hablando del clima, cada mañana,
esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, marido y mujer,
van al trabajo, regresan, almuerzan,
van al trabajo, regresan, se acuestan,
gordos, lustrosos, años de años,
esperan la noche, matando tostadas,
matando las moscas, matando los diarios,
matando los climas, cada mañana, gordos,
payasos, esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, rata y rata, rata y rata.

Abelardo Sanchez León


LOS TRISTES EFECTOS
Adónde he caído con estos sentimientos
adónde han caído
(sí, mis sentimientos, esa palabra sin contenido
preciso, usada, desprovista de dignidad).
No puedo creer, nunca creí, que el amor es puro miedo,
espanto a lo desconocido, apego a la gente en busca
de protección llenos de amabilidad y encanto:
...pero quien a solas vive se desliza como las
gotas de agua
en una masa sin forma, licuosa, sin percibir una real
y auténtica relación con ése
el llamado mundo exterior que nos rodea y separa,
segrega y atormenta.
Mi soledad no es la de un pordiosero
aunque mendigando me las pasaba sin propiciar burla
ni atractivo.
Esa soledad ya familiar, la del que vive en este mundo
ajeno a los elementos que lo componen.

(Poder reconocerse en la relación establecida
que nos aleje de nosotros,
internándonos en una vastedad que otra persona
encierra bajo su piel como la lluvia en la tierra,
e ingresar sin tosquedades a un silencio nuevo y
desconocido,
así, juntarnos unos a otros, perfectamente diseñados:
dejar, en total abandono, las proporciones y las simetrías,
organizadas tan maquiavélicamente como divinas:
una destreza sin igual para vincular cuerpos y ánimas,
pues el cuerpo posee el ciego lenguaje de los objetos
que se reconocen en el tacto).

¡Malditas sean las leyes de la vida!
Pareciera que se elaboran en una continuidad dada,
en un orden irreversible,
en una complementación sucesiva donde lo que hago
se vincula a lo que hice,
del diseño al boceto terminando en la versión final:
cada tiempo poseía sus condiciones para
—Obedeciéndolas—
juntarnos en una relación que los cuerpos como dos
soles rodean al vacío sobrepasándonos más allá del
cielo y el horizonte.
El ordenamiento del tiempo,
cotidiano y cronológicamente bien distribuido
evitando errar sin punto preciso / sin vergüenza...
Porque qué hago aquí, adónde me han llevado,
qué he hecho de mi persona,
yo que no tuve nada y no podía soportarlo
o lo tuve mal, en el caos, desesperadamente por unirme
a alguien,
he convertido mi vida en ésas que dan rondas a la noche,
buscando huir y negar lo último que nos queda:
las llamas apagándose y consumidas vemos las cenizas
de una existencia donde nada, sólo las dulces mentiras,
las despiadadas, las piadosas — y allí la desgracia —
alteraban los contenidos y las formas espantándola,
aunque también cobarde, humana, impía, amargamente.
Soy pues el anciano, la vieja, el abuelo de nadie,
ya que éste que me llama papá no es mi hijo,
y el muchacho que viene es el muchacho y no
mi esposa...

Roger Santivañez


ESCRITO EN LA OFICINA
Para escribir un poema
sentado en la oficina.
-Qué hacer
revisando archivos, fichas, soledades
de papel membretado y pelikanol

"Sí, Buenos Días"
"De parte de quién?"
Canción que fue a perderse por los hilos telefónicos, aullido de un perro
en la vecindad.

Esto es para llorar
y no hay ningún consuelo
entre papeles quemados en mi memoria
y tableteo de metralletas en las zonas liberadas

La canción queda varada por las innombradas
calles, por las innombradas y silenciosas avenidas
iluminadas amplias autopistas en la noche neón
y mercurio sombras de neblina rocío de los
cuerpos en el frío y la aproximación de la
madrugada.
Oh qué hacer
los buses cansados se pierden en la distancia
y no hay nada que se parezca a la vida ni
a la muerte nada que merezca ser
recordado ni escrito ni cantado
entonces qué canto aquí en mi canto
sino el vacío de las páginas en blanco
los próximos poemas un juego inútil sensitivo
para tocar como el viento urbano
la falda de las muchachas
y ya no habrá manera de recordar un amor
de estampar el silencio en la mañana de Junio
diosa de la belleza
de los deseos y las apariencias inesperadas
el tableteo de las máquinas calculadoras
obsede mi suave esparcimiento solitario
el olor a tinta fresca en la pituitaria
me recuerda mi nombre mi oficio
mi silencio de fiera repentina
pero
quien será qué será
en estos días cuello de botella

La ciudad es una concha gigantesca la bahía
un mar que la golpea sin misericordia ni
crueldad
y yo la veo caminar bajo los árboles
hacia la cita con su amante
compacto el frío en las casacas ajustadas
pero qué sola se ve una flor
en su maceta
entre 2 muros y el parquet
(de nada para nadie en el hueco del amor)
la flor se tiende sobre mí
y acaricia la sombra de la luz
en las baldosas y se deja remecer
por el aire tibio que acaso llega
desde dónde no sé
sino que al salir me esperan
las amplias avenidas silenciosas con semáforos
y soledades de asiento roto en micro—bús
al trote de un caballo

la ciudad se extiende como una peste
o una maldición
y los relojes se acercan a las 12 m.
al viento muerto que respiro
como cáncer de monóxido

Rodolfo Pacheco


TORRE CONDENADA
"Vivo soy funesto, Muerto seré tu muerte"
Martín Lutero
Desde mi torre condenada
Fustigo tus sueños
De calles y azares
Utopía de tu cuerpo desnudo
Te quemo en la hoguera de la poesía
En mi personal inquisición de deicida

Tramo la rebelión de la noche
Siento al enloquecido Artaud
en la silla de Pedro
Para abjurar de tu credo deiforme

Hacia el amanecer
El mundo arroja sus fantasmas
Y la noche deja de ser ese silencio
Que me perturba
Que me vuelve vulnerable a tus recuerdos,
Que toma tu forma y crepita
En las llamas de mi delirio

Me alimento de ti como un antropófago
Devoro tu carne pero no te comulgo
Y escribo a mansalva mis oscuros sentimientos.

   José María Arguedas
IMAN GUAYASAMIN
¿Maypachamantan Guayasamin kallpayki oqarikun?
Qaqchaq urpi, yawar qapariq
¿maypachamantapunin ukupacha kanchariq ñawiki
cielo kañaq makiyki?
Uyuriway, rauraq wayqey.
Ñakay pacha mitata
runa kiriq punchauta,
waqachiq tuta
runa, runa mikuq uyanta,
wiña wiñaypaq churanki
mana pipa kuyuchiy atinanta
¡maykamaraq changanki!

Runa wagacun
wayrapa kallpanta mikuchun,
qan rayku.
Wayasamin sutiyki
intipa quepa ñeqen churinkunapa qaparisganmi
Quito muyup apu wamanikunapa katatatasqan
waqascan, riti mirasqan,
cielomantapas astawan sinchi sombran.
Manan chayllachu:
Estados Unidos, China, Tawantinsuyu
tukuy llaqtapi runakuna ñakasqanta,
imaymana mañakusqanmanta
qan, rauraq waygey, qaparinki,
Apurimaq mayu astawan hatun
astawan mana tanichiq simiwan.
¡Allinmi, waygey! ¡Estabín, Oswaldo!
QUE GUAYASAMIN
¿Desde qué mundo, Guayasamin, tu fuerza se levanta?
Paloma que castiga
sangre que grita.
¿Desde qué tiempos se hicieron tus ojos que descubren
los mundos que no se ven,
tus manos que el cielo incendian?
Escucha, ardiente hermano,
El tiempo del dolor,
de los días que hieren,
de la noche que hace llorar,
del hombre que come hombres,
para la eternidad lo fijaste
de modo que nadie será capaz de removerlo,
lo lanzaste no sabemos hasta qué límites.

Que llore el hombre
que beba el suavísimo aliento de la paloma
que coma el poder de los vientos,
en tu nombre.
Wayasamin es tu nombre;
el clamor de los últimos hijos del sol,
el tiritar de las sagradas águilas que revolotean Quito,
sus llantos, que acrecentaron las nieves eternas,
y ensombrecieron aún más el cielo. No es solo eso:
el sufrimiento de los hombres en todos los pueblos;
Estados Unidos, China, el Tawantinsuyo
todo lo que ellos reclaman y procuran.
Tú, ardiente hermano
gritarás todo esto
con voz aún más poderosa
e incontenible que el Apurimac.
Está bien hermano,
está bien, Oswaldo.

Ricardo Silva Santisteban


POIESIS
Al huir del correr de mi sangre
Te persigo en el polvo
En las arenas
Y en los ríos
En imágenes subiendo y descendiendo por el aire
Con pájaros enloquecidos
Arboles sin hojas
Hojas sin palabras
Persigo la implacable sucesión de lo concreto
Cuando retorno al ser primario
Para escuchar el rumor de los manantiales interiores
Creo por tanto en la posesión de los cuerpos
Y en la extinsión de las almas
En el temblor de la luz
Cuando despunta el sol de un nuevo día
Ven pues multitud de sonidos
Y quiébrate en las mil aristas del sol y de la lluvia
Mi demonio poesía.

Nilton Santiago


XXVIII
Yo no sé si he muerto
O ha muerto el animal silencioso
Que por las mañanas acariciaba las estrellas
Antes de ponerse los zapatos o los ojos
Tal vez he muerto yo
Saberlo no es importante
Tal vez nunca he vivido como dice mi corazón
Ya que a veces cuando estoy triste
El cielo que se esconde
Bajo mi cama
Se pega a las paredes
Y a mi ombligo
Metiéndose en mi vientre
Y en mis bolsillos, entonces
Empieza a llover
En este cuerpo
En esta habitación
Que también es un animal muerto
O en estos dedos, en esta boca
Que solo es una boca
Y se me hace difícil dormir echado
Entonces me quito la ropa
Y la empiezo a besar como si fuera mi cadáver
Y viviese dentro de la lluvia
Donde permanece aún ese primer hombre que te vio
Y acarició tus huesos
Con la ternura de un animal
Que acaba de nacer
Hablándote de lo triste y de lo bello
Que es esconder un unicornio dentro de un árbol de mil años
Y jugar a oírlo hablar
Y luego te miraba
Y me mirabas
Y sonreíamos
Y llorábamos en el fondo
Entonces acababa de morir
Con el temor de una lágrima saliendo de tu mirada
Tus ojos ascendidos jugaban con los relámpagos de tu sombra
Del agua de Sol, blandos peces crecían sobre la tierra
Con la misma lluvia que crece de tu cuerpo
Con la lentitud con que tu rostro atraviesa mis manos
Y mi ombligo
Verde era tu sangre, tibia esposa
Ya se apresura la noche
Ardiendo bajo mis labios de yeso
Ya tienes tu música humana
Después el día la noche duermen al cerrar tus ojos
Y oyes tu cadáver dibujarse sobre las estrellas
Y tan calladamente tiemblan tus pies
Porque has guardado tu carne más helada para mis dedos
Mientras que tus miradas se escuchan como lágrimas por toda mi piel
Te he dejado todo mi cuerpo para que lo acabes o lo empieces
O para que lo ofrescas a tu cuerpo
Como un cuchillo que se ofrece a la piel
Pero sé que llevas prisa
Y no he venido a detenerte
Porque el hacerlo me haría perderte
Ya que mi sangre es pequeña y cobarde como el cielo
Y es cierto, porque tus grandes ojos como papeles de agua
Borran todo lo que ven
Y me has devuelto a la tierra
Donde bellos animales rojos o azules ladran con el corazón
o con el cuerpo, Mansas mujeres de huesos amarillos
Vestidas de peces o de aves
Porque te he visto dormir con tus párpados de alas invisibles
Te he visto tocarme
Atravesándome el cuerpo
Como si fuera un muerto que sigue muriendo
O una cicatriz que pasea inutilmente todo tu cuerpo
Donde un día despertamos tan callados y suaves
Como la transparente leche de tus senos
Que al caer sobre la tierra
Forma una sombra de carne y hueso
Con la que a veces me confundías
Pero ahora mi cuerpo
Sigue siendo el muerto enterrado en tu mirada
En mi leve y tierna carne de agua o de piedra
Porque me has tocado con las manos que un niño nos toca el lado
/ más oscuro del Cuerpo
Cuando mi sangre aún brillaba dormida
Tú eliges a la criatura que vive bajo mi piel
Tú eliges a mi padre y a mi madre
A mis testículos de agua salada
Tú eliges las heces que atraviesan mi cuerpo
O el Sol que muere entre mis piernas
¿Cuál es tu don criatura
Cuál es tu corazón
Que no lo necesitas para vivir o para dormir?
Pero sé que llegado el momento
Tu transparente sombra de piel oscura
Fugará buscando tu cuerpo
Y ya mis ojos regresarán sin tu mirada
Ya la muerte vendrá batiendo tus alas
¿Qué eres si para tenerte solo basta con mirar al cielo?

De El Libro de los Espejos

Vedriano Lozano Achuy


Tres
Las tazas sobre el mantel...
Té para tres.
Soda Stereo
1er. Movimiento: Dédalo

La noche es la cicuta que bebemos bajo nubes de neón.
El viento sopla sobre mi rostro el aroma
de la muerte.
Existe un túnel de sombras más allá de mis ojos.
He visto arder la luna entre cristales desnudos.
Oh Perséfone
devuélveme la vida de un muerto,
devuélveme el sonido de las crepitaciones sordas.
He volado sobre el sol sin quemar mis alas.
2do. Movimiento: Caronte

Regreso vencido del Hades.
El desierto se va poniendo viejo
como el fuego que se levanta a orillas del Leteo.
Me cansé de rodar.
Aquí estoy
sin saber mi nombre
¿cómo se supone que voy a vivir si no puedo sentir el tiempo?
Este lugar sigue con su hedor negro de muerte.
3er. Movimiento: Homero

Sintió ganas de llorar
al enterarse que nunca escribió nada,
que nunca fue un poeta iluminado.
Abrió sus ojos blancos y sentenció:
"Quizás la soledad es para los que madrugan.
Cada vez que cierro los ojos
me convenzo que la noche
y todo su silencio no me pertenecen.
Miro mi cara en el espejo para saber quien soy".
Posludio
El polvo es parte de una historia
escrita en algún lugar de los infiernos.

De Fuegos Fatuos

Alberto Ureta


BALADA DE LA ROSA NAUTICA (1)
Treinta y dos caminos señalan tus puntos.
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime, Rosa de los Vientos,
no hay un camino más?

Treinta y dos caminos señalan tus puntos
Unos van a tierra, otros van al mar.
¿Dime Rosa de los vientos,
va alguno más allá?

Rosa de los Vientos, dame mi camino,
uno que no vaya ni a la tierra ni al mar:
o un camino que no lleve a ninguna parte
o un camino del que no se pueda regresar.

Francisco Carrillo


   POESIA MIA
Qué fácil engañarla
tal su pureza
frágil ala que sin embargo, destruye

poesía humilde poesía
mi rincón más secreto y conmovido
sólo te doy las horas
robadas al trabajo
mi invención más humilde
que siempre se extravía

a veces pienso que escribo
oh exhaltado traidor
para que todos vean
mis burdas impurezas
y envidio
al que siempre me antecede
y ha escrito lo que es mío.

mas al fin
soy un hombre común
y me reduzco
a mis diarios quehaceres
y a que mi hijo me recuerde
viviendo poesía
en los momentos tristes
que le guarda la vida.

Eduardo Chirinos


CANTO DE ESPERANZA
Dos dioses hay, y son Ignorancia
y Olvido
Rubén Darío
1
Más allá del intrincado laberinto de la culpa,
más allá de la plegaria que disuelve los espejos, más allá
del áspero perfume que arruina toda perfección
hay sólo una pregunta que jamás responderemos.
Con una moneda he pagado el favor de la Sibila,
he palmeado con cariño su joroba, sus temibles mejillas
moradas. Y he partido.
«Hijo mío», murmuró
pero me alejé con prontitud del escenario
cargando a mis espaldas el peso de la fatalidad y la desdicha.
(Una bandada de pájaros pasó sobre mi frente.
Creí entender que señalaban mi destino,
pero eran sólo un error.
Una trampa que no tardaría en repetirse.)

Provisto de un lápiz y un viejo astrolabio
tracé un dibujo sobre el mapa estelar,
luego alcé la mirada
y vi la constelación de Aries girando sobre cúpulas celestes
hundiendo sus pezuñas en el polvo lunar.
Es el deseo, me dije
y fecundé a la doncella que ofrecía magnolias a mi lado,
la cubrí como un hambriento animal
hasta hinchar con violencia su delicado vientre.
Todavía recuerdo su rostro azorado, sus manos crispadas
rodeando mi cuerpo.
Su dulce temblor turbando el dominio de la muerte.

2

Pasé largas noches sin comer ni dormir.
Ni el más ingrato recuerdo podía turbar mi mente
limpia como flor recién lavada por el río,
como árbol que desea decir y dice al viento
maneras que otros cristalizan en palabras.
Una bandada de pájaros pasó sobre mi frente.
Se dirigen hacia el norte o hacia el sur,
aves desoladas que reanudan un vuelo de siglos
ahora las contemplo sin pasión y sin ternura
como un viejo presagio o un aburrido fantasma.
(No es claridad lo que hiere mis ojos,
es el olvido que oscurece la memoria
y la doblega para siempre instaurando la calma.)

¿Para qué interrogar los enigmas que ofrece la noche?
Un amor que se pierde es un anhelo encontrado,
agua que golpea furiosa el cristal que la contiene
para huir a la grandeza anónima del mar.
¿Alguna vez haz visto el mar?
Nada más risible que su tosca mecánica
su insensata fábrica de signos que nadie comprende,
que a nadie le interesa comprender.
El sueño desvanece toda ilusión de realidad
por eso estamos solos
esperando sin rabia y sin resignación el vuelo de las aves,
su inútil canto de esperanza.
De Recuerda, Cuerpo




Víctor Guillén


TRAVELLING PARA UNA SONRISA DETENIDA
Escribiré tu nombre en los diálogos de café de las
seis de la tarde
En el solsticio de un calendario pasado
En los naipes de mi confinamiento
En los índices de todos los libros
Siempre por la luz de los ojos del ciego
En el cauce del dígito que le ponga fin al universo
En los días que no han llegado

Mis pasos contra las agujas del reloj
Haciendo fechas en los vacíos álbumes de fotos
Reflejando los días en los espejos rotos
Buscando tu sueño en el lecho de lirios muertos

La geometría sin círculos sólo en tus ojos
En los tratados
El vuelo de una calandria en un plano de ficción
El instante que hiere de muerte a Dios
Aves que volaron el recreo de un beso en tu instancia
de veinte años
La aventura que nos tocó vivir antes de la vida
El recuerdo de la Nada en la amnesia de los muertos

Escribiré tu nombre en los ciclos de mi respiración
Con la caligrafía de algún principio
En algo
En alguien que no se haya ido
NOTA 1
Baladas antiguas y modernas
La balada es una composición poética muy antigua que empezó siendo oral y anónima. Se contaba una historia sobre algún personaje, hecho, lugar notable o leyenda. Esta balada fue transmitida de generación en generación vía oral cantada por un bardo o un coro. Era característica de estas baladas que las historias nunca llegaban a un final, sino que de repente terminaban sin saberse el fin del héroe o la gesta a la que se cantaba.

La balada antigua era bastante rígida, usualmente llevaba un estribillo repetido en cada estrofa de 4 líneas. Algunos poetas hicieron imitaciones de la balada antigua con éxito. El francés Francois Villon (1431 - 1463?), creó sus "ballades" compuestas de tres estrofas de diez líneas cada una finalizando con un envío que era la mitad de una estrofa (5 líneas). Este envío era dedicado a un príncipe y también terminaba con el estribillo.

La balada de Villon sirvió de modelo para muchos poetas y se fue adaptando a cada idioma y época. Se compusieron baladas más sencillas y cortas como la de Ureta. La balada moderna mantiene esa sencillez de las antiguas. Se supone que son para llegar al gran público y no deben ser tan complicadas. Contiene líneas repetitivas y su fraseo es muy pulido, puede tener diversos tonos: quejumbroso o humorístico.

La balada moderna puede tener hasta tres estrofas con pocas rimas y terminar con un envío (la mitad de una estrofa). Las más largas pueden o no contener envío. La balada de la Rosa Náutica sólo tiene dos estrofas de cuatro líneas cada una y con rima en líneas 1 y 3. En esas estrofas se describe a la Rosa Náutica muy a la manera del poeta, luego, en el envío de cuatro líneas, con rima en líneas 2 y 4, el poeta en vez de hacer una conclusión o un sumario dedicado al príncipe (Ej. en la Balada del Ahorcado de Villón la dedicatoria es para el príncipe Jesús, para que salve las almas de los muertos), Ureta la dedica a la Rosa Náutica. El ruego que el poeta hace en esta poesía es algo irrealizable, con ello nos pone a los lectores de vuelta y media pues ha dado un giro inesperado y entra en cierta subjetividad que nos pone a cavilar por un momento: ¿Será que el poeta quería dar a entender lo perdido que estaba en este mundo tan complicado para un joven que quería vivir?

Otra balada en este sitio es 
Balada para un Caballo de Jorge Pimentel. Pero esta balada es totalmente diferente a la de Ureta. La balada de Pimentel es narrativa; un caballo es humanizado y cuenta su propia historia de lucha y sufrimiento con mucha dignidad.
Existen muchos tipos de baladas, las más conocidas son las canciones románticas populares que cantan a un amor y que se escuchan por la radio de vez en cuando. Las baladas de los negros del Mississippí y de los marineros son famosas. Frank Sinatra tiene en su repertorio una balada de negros que canta muy bien con su voz grave que imita la voz quejumbrosa de los sufridos hombres de color, explotados a lo largo del río. En parte de la letra de una de esas baladas dice: "Quiero alejarme del Mississippí / para estar lejos del patrón blanco"


   GUSTAVO VALCARCEL
X
Tristeza que a tus ojos se enjoyaba,
la agonía del hombre al retener.
Oh lágrimas adictas a tu ser
que el viento, verso errante, devoraba.

Jazmín yerto, tu mano recordaba
península de albura, amanecer,
dulce nube dispuesta a sostener
el claro cielo que el dolor negaba.

Mas ya la muerte hueca se ha perdido,
de tanto caminar lo caminado.
Yo poeta al final he concluido

solo entre tempestades desgarrado,
soñando triste todo lo vivido,
viviendo triste todo lo soñado.
XI
Si pájaro de amor de amor moría,
era su amor el ala que volaba,
geografía amorosa la surcaba,
aérea remembranza la envolvía.

Su pico temporal se estremecía,
al recuerdo de rama que anidaba,
dulce aroma en la noche que cavaba
en pos del cuello, amor que amanecía.

El cielo en su plumaje desplegado,
el viento en lejanía gemebundo,
a pluma de nostalgia desterrado.

Sola moría el ave bajo el mundo,
y la estrella en su pico iluminado
era trino de amor ya moribundo.
EL FUEGO DE UNA VIDA
Si nos hemos de morir
pensemos que va a ser en esta noche.
De tal suerte
acudamos a la cena de nuestras propias lágrimas
caminemos sobre el parque donde hasta el aire era triste
besemos la camisa amortajada y a los queridos seres.

Si nos hemos de morir
con ademán de humo prendamos un último cigarro
y sentados al pie de nuestros sueños
digámosle adiós a la materia.

Recordemos algún día feliz de nuestra infancia
y no odiemos a nadie, absolutamente a nadie.

Si nos hemos de morir
brindemos un buen rato a la salud de nuestros huesos
y no temamos nada
porque la muerte es sólo de madera
que nos arroja el tiempo
para probar el fuego de una vida.

Si nos hemos de morir
pensemos que va a ser en esta noche
abracemos nuestro cuerpo con ternura
y digámosle como a un viejo marinero
buen viaje, muchas gracias
y silencio.
7 DE SEPTIEMBRE
Cuento del uno al diez enloquecido
en el Distrito Federal de mis angustias
las ocho de la noche y ni un cigarro
viernes de septiembre y ni un centavo
siglo veinte contra Cristo y ni un mendrugo.

Cuento del uno al diez enloquecido
y lloro en el mayúsculo cuatro de mis hijos.

Trabajo hasta ignorar el ocio de las lágrimas
camino hasta el gemir insomne del zapato
tropiezo al mundo hasta sentirme bípedo
mastico hasta la última miga del recuerdo...
todo en vano, humanamente en vano,

Ha llegado el séptimo día de septiembre
de un año cualquiera de dolor
y hállome en pleno corazón de México
al margen del pan y del centavo
contando del uno al diez enloquecido
hasta llorar en el mayúsculo cuatro de mis hijos.

* Los dos sonetos fueron publicados en Lima por la Univesidad Nacional Mayor de San Marcos en 1948.




Rocío Silva-Santisteban


CLITEMNESTRA, INFIEL
Con cuál de tus manos mancillaste los oscuros designios de
la Moira
echada sobre cuatro candados inaugurando un nuevo linaje
olvidas regar con linaza y afrecho el camino empedrado
el camino hacia el último baño.
Una perra huyendo de sus crías será maldita hasta por dos
mil años
pero tú supiste elevar tu arma sobre el oráculo de Loxias
e inmortalizar la triste historia de las mujeres dignas y sus
amantes.
Quién se encargará de pintarrajear la tumba de tu hija,
quién lavará las flores que crecen bajo sus pies,
todos tuyos y somos ignorantes de tu ira
de la cólera impotente de comer con las entrañas guisos
violentos.
Dulce será el sendero empolvado del incienso,
la modorra con que juzgan a los héroes
dulce la niña que mojó tus piernas con lágrimas sagradas
sin saber ella misma del hacha sobre el cuello
de las gotas negras que azotan los vientos de Estrimón.
Ni los dioses saben de este dolor de hembra
el grito que calla en la propia boca
el temor de las murallas ante el eco de la propia voz:
está vengada la muerte de dos niños con la de este hombre.
Tira la daga inmunda y regocíjate
hiciste bien mujer, hiciste bien.



Josefina Jiménez


DUELEME
Duéleme en los ojos
que ya no pueden verte
en los labios áridos
en la sequía incompasiva de mis días

Duéleme en la conciencia tardía
en la marca de tu cuerpo estampado en mi sábana
en mis amaneceres
pero sobre todo durante las noches vacías

Déjame
tu recuerdo cuando lo necesite
Duéleme
cuando tu recuerdo me persiga

Duéleme en la fatiga diaria
en las luces de neón
en las fotos y las películas
en las cartas destinadas al ocaso

Duéleme

en el perfecto silencio de la espera
en mi cotidiana apatía
en tus dedos largos
y mi nariz respirándote lejano



   CARLOS GUEVARA MORAN
MONOLOGO
Observo la perfección de este amanecer.
Desearía que tú estuvieras aquí
y te alegraras con este ritual
para conversar después
sobre el principio de las cosas
y sus transformaciones más profundas.
Desearía que no pertenecieras al pasado
y que nos quedaran todavía los días siguientes
y el amor desconocido inoculado
en nuestras venas.
Pero es tarde, tus raíces,
tus más sagradas funciones, la línea de tu
frente
han dejado de pertenecerme para siempre.
Eres ahora la ausencia y esa clase de cosas
que se encuentran en una esquina
o que hacen ruido lentamente al caminar
como un montón de tarros oscuros.
Sin duda, el primer descubrimiento de este día
no es tan inútil como tu recuerdo:
el viento se organiza entusiasmado
junto a los árboles,
la reflexion de los pájaros se interrumpe
y es imposible dejar de encariñarse
con uno mismo.
Sin cerrar los ojos me sumerjo en una especie
de sueño tranquilo, mientras la luz
se extiende ante mí como un océano
incontrolable
TALLER DORADO
Es domingo y estoy vivo
y considero el cielo
del invierno como
un cristal
y te miro
te miro
te miro
y quisiera saber qué
sienten tus entrañas
mientras la tarde
es bruscamente el mar
y sus sonidos
un tigre
reflejado en el espejo.
Cifra redonda
que recuerda un rumor.
Y nada más porque
cualquier otra cosa
es inútil
y porque crece
el corazón, crece,
y porque quiero llorar
sin fin y
para siempre
como un taller dorado.

Alessandra Tenorio


RETRATO (CASA)
Mi madre deshoja la lechuga
inocente al paso de los días.
Mi papá lee el periódico
buscando buenas nuevas
y mi casa es un pequeño bunker
contra bombas.
Con demasiados espejos mentirosos.
Con secretos bajo las losetas.
Mi casa es un altar para las almas
(por eso me persigno en las iglesias).
Mi abuelo tiene 99 años
ahora duerme
pero es un ciclón arrasa cosas.
Mi hermano ha crecido mucho
y es demasiado inteligente.
Mi casa,
donde siempre hay amigos y café
donde las paredes tienen micrófonos y audífonos
donde poner llave a la puerta es un pecado.
Mi casa,
donde se escribe mi vida
en los espacios blancos.
Es tan chica
tan grande
y tan chica de nuevo
que puedo quedar atrapada
entre sus cuartos
.
Y yo,
que a veces soy una sombra
encendiendo las luces
para llegar a algún lado.


   Luis Fabio Xammar
ROMANCE DE LA CHOLA DE RIPAN
Cholita del caserío,
puro verano en la boca
con el sabor agridulce,
mismo de la zarzamora.

Contigo bajé del monte
con sombrero y poncho habano
cual si fuera de vicuña,
a adorar la cruz de mayo.

Contigo aprendí a hurtadillas
nuevas ternuras salvajes;
casi me olvidé la estancia
de pirca en los roquedales.

Casi me olvidé mi nombre,
casi me enveté en un huino,
casi nos desconocimos
cuando nos emborrachamos.

Cholo estanciero, a tu pueblo
bajé por tu disimulo;
mañana amaneceremos
lejos —los dos—, una y uno.

Mi ganado será tuyo.
Tu cara mía en el frío.
Mordiendo dicha en las noches,
tu cuerpo lindo de abrigo.

¡Ah tu cariño de chola!
¡Ah tu fuerza! ¡Ah tu ternura!
¡Ah tus dos senos saltando,
redondos como la luna!
LENGUAJE
Lenta estás enmascarando una ribera aridecida.
En la otra estoy, sin descansar, mirándote.
El agua transcurre entre nosotros como una existencia vegetal
de verdes, de amplios tentáculos que alcanzan nuestras vidas.
Yo pensaba siempre en ti.
Me imaginaba, así, ingresar a tu silencio lleno de ternura.
¡Cuántas veces descansaba junto a tus pensamientos sin que tú lo notaras!
¡Cuántas veces descansabas tú junto a mis pensamientos sin que yo lo notara!
Y cada uno se recluía en su silencio sin confesarlo,
como dos riberas empapándose en el agua que lentamente pasa.

Vuela algo de ti sobre la brisa, y musitan las gentes:
«¡Qué brisa tan tibia para este arenal sin límites!»
Yo quisiera decirles que están engañadas;
que eres tú que estás viviendo una distancia nueva;
que has conquistado otro tiempo de existencia;
que yo me empino de mi dolor a verte;
que tú traes la luz del nuevo cielo.

Yo tenía mi verdad como una ortiga en el pecho.
Era mucha verdad para mí, en cambio tú tenías en la presencia
el secreto de un callado júbilo.
Yo te vi atravesar por un camino rodeado de nubes
a perderte en los hondos jardines del silencio.
Después, todo fue un dibujo rápido hacia la ausencia,
y así quedé, en espanto, como un vidrio rajado
en un tenue misterio sin respuesta y sin sombra.

Y así es como termina esta angustia callada,
tus palabras las creo comprender entre la letra borrosa de una canción antigua.
Tu vida es el paisaje que se abre entre las brumas
de un país muy alto en una garganta inaccesible.
Te veo íntegra, llena de serenidad, como los ángeles.
Alguien dice:
«Qué extraña esa banda de nubes en el cielo.»
Y contesto yo:
«No. Son las aves que escoltan a los peces.»
Y todos nos quedamos callados, sin comprender, alegres.

Juan Ramírez Ruíz


ENCUENTRO CON EL TERROR
A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.

Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco, te conozco.

Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocultas (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!

Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.

(De: Las armas molidas. Lima,1996)
Fuente: Sol & Niebla


   Héctor Rosas Padilla
GIRL
No es necesario tenerte en mis sueños para saber cómo
serás ni
cuáles son los paraísos que prefieres para dejar tus gemidos
Tendrás cabellos rubios como tu voz y ojos azules
como las cien y unas noches de placer que dormitan en tu
memoria
Unas botas sin fulgor ocultarán
tus piernas delgadas como los rayos del sol
y de uno de tus hombros penderá un bolso viejo y hediondo
dentro del cual
habrá vestigios de playas chicles
cosméticos y números telefónicos muchos números
que marcarás desesperadamente cuando te duela la soledad
o cuando tus pechos reclamen a gritos unos labios
estoy seguro que te encontraré en algún
restaurante de comida rápida
o tal vez en el atrio de un cinema
esperando un cigarrillo o algo que se le parezca
Me bastará decirte "gorgeous day like you" para ganarme la
más
luminosa
de tus sonrisas y
algo más que una de tus mejillas
Y mientras buscamos el lugar más oculto me hablarás
del Terminator como del dios Marte y confundirás a Ginsberg
con una estrella del fútbol americano
Luego como si nada hubiera sucedido sobre la hierba (o en
alguno de los veinte y un cuartos que conocen tus gemidos)
te marcharás tranquilamente
no sin antes pedirme mi número telefónico
Y desde ese instante yo seré para tí un número telefónico más
en tu bolso.

HOMENAJE A UN CASERIO DE CAÑETE
Cochahuasi como todo caserío de mi país
no tiene trenes que se deslicen bajo el mar
ni un Golden Gate imponente y complicado
como la vida en los barrios de color

Tampoco tiene edificios que hagan de puente
entre la tierra y el cielo
sólo casas de adobe que a duras penas
se alejan un poco del polvo
y los charcos de sudor de mi gente

Mi caserío no tiene nada de esto como San Francisco
por eso es un caserío
por eso no figura en las guías turísticas
ni está en las cámaras fotográficas de los turistas

Mi caserío es un poema cortado por un riachuelo
cuyo puente no se extiende más allá de unos metros
pero que fue lanzado entre himnos
desde una orilla a la otra
tras emerger de las glándulas sudoríparas
de mis gentes que no conocen el frío de Paris
ni la sonrisa de la Mona Lisa
pero saben dar con exactitud la hora y los minutos
midiendo con sus pasos sus sombras tendidas
en la arena de las playas
y saben cuándo es el día para enterrar las semillas
y cuándo el mar está hirviendo de pejerreyes

Ellos nacen un día cualquiera como los pájaros
y crecen arrullando las lampas y las cuerdas de pescar
y un día cualquiera se duermen para siempre
sin haber conocido San Francisco
pero con la certeza de haber sobrevolado
como los jilgueros
el pedazo de tierra más hermoso
del planeta.


Marcela Robles


HAITI
Hoy pasaste por mi lado
y pretendiste no verme.
Y yo te he visto.
Y he sentido
que querías que te viera más que nunca.
Pensé en pararme y seguirte,
pensé tocarte en el hombro,
abrazarte.
Aquí estoy, te hubiese dicho,
puedes mirarte en mis ojos
mucho antes de que yo en los tuyos
(como siempre es tu deseo).
Pero he dejado que pases
y he pretendido no verte.

Augusto Tamayo Vargas


VOCES QUE RONDAN EL HOTEL
 
Las voces en círculo
asedian mi tristeza
               rondan
                               rondan
rondan
               rondan
Yo tengo una en la mano
y se me vuela
Palomas asustadas
rompen barreras de papel
de satélites amarrados al cielo
dulces arrullos
en la música del teléfono
y ferrovías sin presagio
en vacíos del ala ya perdida
rondan
rondan                    rondan
               rondan
Las siento caminar dentro del pulso
acaricio su sombra
estoy tras de la trampa que me he puesto
y se han ido
                               Se
                               han
                              ido!
 
No sirve el vino rojo de Toscana
guardado en Nueva York
Ni la oración en San Patricio
Ni las aguas de lila en el crepúsculo
 
Ni soñar hoteles ni cafés
cual si fueran hogares que me aguardan
porque se vuelven tumbas
como aquella que tengo tan de cerca
Sólo voces:
               el correo que arriba
               el tren que marcha
               el timbre que te envuelve
               el murmullo silente en mi cabeza
               rondan
rondan                    rondan
               rondan
volando en mi tristeza
 
 
 
 

Guillermo Mercado Barroso

 
MI CANTO AL TITICACA
Lago sagrado,
algo vieron los abuelos callados y taciturnos,
en la profundidad de tu sueño,
cuando dijeron y hablaron
que de tu vientre de espumas
salieron los fundadores
de un inmenso Imperio de Oro.

Algo vieron los abuelos en tus ojeras azules
cuando dijeron y hasta los cerros hablaron
que rubias vírgenes del Sol lloraban aprisionadas
en tu palacio de agua.

Viejo Lago, Padre nuestro,
barbado de áureas leyendas,
ahora las tardes cual novias
besan tus sienes heladas,
y prenden de música tu alma,
cuando hacen vibrar en las cumbres
los charangos lloradores
de tus crepúsculos.

Ahora, tu hondo silencio es la suma
de esos silencios que crecen
en los que aman, crean y piensan
sobre la tierra.

Y en tu espejo progidioso,
la Luna atraviada de nubes
se mira en él y se siente
una dama de aventuras,
mientras las chicas del pueblo
asomadas a tu ronda,
desde el cerco de sus senos,
sueltan a la paloma serrana
de su melancolía.

En tu orilla, los pechos desnudos
que entregan sus esperanzas
en las manos marineras de tus vientos,
desembarcan la carga de tus sueños
y beben tus horizontes.

Viejo Lago,
Abuelo de la tristeza indígena
que solloza a veces lejos
en un paraje de mi alma,
o se emborracha, baila y canta
en la poblada de mis palabras.

Marita Troiano


DESMESURADA INCONGRUENCIA
GODOFREDO de Buillón archiduque de Lorena
y jefe de la primera Cruzada liberó Jerusalén
con un vestido glauco, dos halcones al hombro,
cien mil trescientos hombres hechos trizas y
un escudero agnóstico oliendo a sándalo de Persia
Su mujer [anónima por cierto], quedóse en casa
presa y ardiendo en la concupiscencia
Envueltas sus partes más sensibles en un cinturón
negro de cuero de elefante y doce aplicaciones de turquesas
sellando su abstinencia un candado de hierro revestido
en goma arábiga y marfil

La noble dama en soledad por tanto tiempo
[y extrañando compases en su lecho]
dedicóse con ahínco a la lésbica pasión
con amables doncellas de su corte,
aldeanas vanguardistas y esposas
de señores matamoros sufriendo la misma situación

Al otro lado del planeta, Idimulk el monarca de Byblos
alardeando alfabeto y moralina envía radiograma urgente
a Steve Cowley editor del Washington Post
A Miriam Krimberg de sociales del New York Times
A pierre laurie de Le Figaro [en la nota editorial]
A Francisco Gayo ex obispo gaditano periodista de El País
(amén de otros notables en el negocio de la comunicación)
E informa el rey en dos cuartillas avatares del guerrero
luchando en tierra infiel
Y en tres páginas centrales, en cursiva y puntaje dieciséis
detalla escándalos por permanente roce de candados
en el lecho sediento pleno de luna y derrumbadas olas
de su sáfica mujer

La noticia vuela con el viento alrededor del orbe
Sin embargo los bantúes, una comunidad alemana del Pozuzo
y un ateo iluminado que talla piedras marinas al norte del Perú
No se enteran del cristianísimo evento ni del nacer del alfabeto
en Byblos menos aún de las "atroces" faltas cometidas por
el pubis de Madame de De Buillon

[al parecer los bantúes, el ateo iluminado y la comunidad teutona del Pozuzo
consideran que el misoneísmo no es su asunto]

La noticia de Idimulk además releva el hecho que
la Duquesa de Lorena y en ausencia de su esposo
Se atrevió a redecorar sus aposentos [y a ella misma]
toda en rojo
Inspirada en el partido bolchevique
O tal vez
en la Odalisca de Matisse.
De: Antología Poética Yacana

Rodolfo Ybarra


XVIII
Pájaros metálicos surcan el firmamento
rasgan el cielo en tiras y rafias de neón.

Rescato a un niño de su propia trampa
soy tan pequeño ante el dolor
tan miserable ante la angustia
que piojos y moscas podrían matarme
herido ayudo y soporto el látigo de gárgolas.

Espacio y tiempo son coordenadas que nunca
podré descifrar.

La tierra abre su boca y me traga con un bostezo
¿Qué hago aquí dios de la mirada atroz?
¿Sobreviviré al genocidio de los tiempos?
Mis alas se agitan cuando caigo al centro del universo.
Miles de cabezas claman horrorizadas en los sótanos
del sueño.

de: Construcción del Minotauro

Virginia Macías Torres


SANTIAGO
Suena 'California Dreamin' y te veo con esos rizos ese aire azulado como el
color de tus jeans
como apostol de una secta clandestina ojos café bailando entre las cajas
rotas de ese garaje
con tu película en sepia sobre tu historia perseguido ligero amable como
partisano en día de tregua
el acontecimiento estético era una sucesión de escenas en negro y rojo
matizadas por su expresión mental
te deslizabas en las noches por la ciudad
paralizada con tu pan frío y tu libreta de notas un dibujo de Matisse podías ser tú
veo tu cara sonrojada lo más admirable una ráfaga de viento y humo se
colaba en tu perfil
esa manera de besar me recuerda a los personajes de Rohmer y a las
canciones de los punk
besándonos subíamos escaleras buscando objetos extraños carteles de cine
alguna pintura sorprendente
te apegabas a los pasadizos escribías apuntes de la ciudad nocturna
saltabas desde tu propio miedo
yo estaba en tu extraño corazón y en tu mirada peregrina me quedé.

Ricardo Palma


FAREWELL
La curva de los mares
dilata el horizonte,
y mi nativo monte
no alcanzo a contemplar
¡En él queda mi alma!
De muerte herida el alma
¡oh patria! te abandono a mi pesar.

Los malos se alborozan
cuando los buenos gimen;
arriba se halla el crimen
ceñido de laurel,
y un César se levanta
que, con inmunda planta,
holló de la República el dosel.

Me arroja al extranjero
mi fe en la Democracia;
allí de la desgracia
me espera amargo pan;
mas ¡patria que amo tanto!
tu nombre sacrosanto
mis labios sin cesar bendecirán.

Amiga cariñosa
del pobre peregrino,
no llores... El destino
nos juntará a los dos
La noche por el cielo
extiende ya su velo...
¡Patria, amores, adiós, adiós, adiós!

Augusto Elmore
TU NO PERMANECES
El tiempo permanece
en la mirada que te doy
como si fuera historia susurrada
paloma inhalada
para tenerla presa

Como si salieras del alma
vestida de fiesta
y en mis ojos te apresara
toda mirada

El tiempo permanece
y tú no
EDICION PATERNA
Cuando en la casa
entraba tu río tibio
mojábamos en él las manos
y las risas
padre

Recuerdo bien
aquella vez que subí por tu mirada
concurriendo a la dulce cita de tu voz

También
cuando tomabas
tu espada de civil tu lapicero
y nos hacías cartas a medida
como un sastre que escribe deletreando
sus puntadas

y cuando en el destierro
te vi el rostro surcado de tus manos
oyéndote decir Perú mientras leías


puro sol nuestro de cada día
dánoste hoy

padre

Carlos López Degregori


SIEMPRE ES AL SUR
Siempre ha sido al sur para ti.
Y porque siempre ha sido el sur
lo has amado:
tú le entregaste flores cada repetida primavera
para que adornara las latas de su casa,
le escribiste tus mejores cartas y poemas
donde nada le decías
o apenas le decías que el amor en el sur
es una cueva y un tiznado cisne
y el rincón donde vigila una luna
de palo
y alambre.

Al sur puedes golpearlo también.
Perderlo, si quieres, en un taxi perdido a medianoche.
Encenderlo con las luces y pétalos
de las últimas calles
y apagarlo después.
Dormirlo.
Trizarlo de piedras y de voces.
Ocultarlo como a una joroba
o a una enfermedad.

Pero nunca olvides
que todos los trenes que corren
atropellando la noche con sus silbidos
o los ríos que merodean buscándote
vienen desde el sur.
Y son del sur las botas decepcionadas de tus leguas,
tus palabras que tuercen a la hora justa
las conversaciones, los olores más secretos,
el anillo que llevas como una prueba de miedo
o fidelidad, los hilos vivos con los que coses
tu ropa.

Tu puerta abre al sur.
Tu cama duerme para el sur.
Los labios que vuelan fríos y partidos
te besan desde el sur.

Y más adelante
si en un jirón de carne o en un hotel al fin
o en una lengua postrera
descubres que en el sur no existe
secreto alguno,
no te entristezcas:
sólo abre la ventana y escribe en la noche estrellada
que el sur fue tu empeño
y tu orgullo
y tu amor
y que estar en el sur fue suficiente.

(De Lejos de todas partes)

Rosina Valcarcel


OTOÑO
Caen los músculos
El otoño
Las últimas hojas
Piadoso el árbol me mira
Gotas de relámpagos
Me arrastran hasta la Estación
de los huérfanos
donde estás tú, cansado, bajo la lluvia
como el Dios de la guerra
que sólo aspira alcanzar la Venus del espejo

Luzgardo Medina Egoavil


AQUI TE ESPERO HASTA EL ULTIMO OCASO
Como fue antes del principio. Aquí te espero.
Manchado con el sueño más lila. Deteniendo el paso
Del viento que acostumbra a desnudarse entre
Las yerbas medievales. Aquí te espero desde nunca.
Desde cuando el amor aprendía a parpadear bajo la
Peregrina lluvia de marzo. Desde cuando el mar aún no
Se agitaba y la estrella más lejana tenía tus ojos.
Y te espero en el recuerdo que todo lo olvida
Y que se pasea por la cotidiana extensión del silencio.
Yo no sé si estás lejos habitando otro cielo anónimo.
Yo no sé si estás cerca recogiendo las hojas castigadas
Por el frío. Yo no sé si a cada instante tu piel muda
De color o si en tus labios todavía arden mis cenizas.
Aquí te espero hasta el último ocaso o hasta cuando
El álgebra se haya ido a vivir en los acantilados.
No creo que de insomnio se pueda morir. No lo creo.
Si así fuese: Ahí en el insomnio también te espero.
En la calle lejana en donde la noche siempre se atasca
Con mi niñez de siglos —adorable mujer— te aguardo.
Ven desde tus reinos diurnos vestida de pálida nostalgia.

Federico Barreto


ANTES QUE TU
Sonríes al pasar con ironía
porque me juzgas un rival vencido,
¡Imbécil! la mujer que has elegido,
antes que fuera tuya, ha sido mía.

Yo en sus labios de rosa bebí un día
la esencia del licor apetecido
y tú ¿de qué te ríes? ¿Qué has bebido?
las sobras en la copa de ambrosía.

Ella probó en mis brazos la ventura,
para mí fue ¡la flor de la hermosura!
yo fui, sábelo bien, su primer hombre,
hoy la posees, no me causa enojo.

Cuando la besas tú, cierra los ojos
y bajando la voz dice mi nombre...

¿Oh tú, infeliz, que sin nacer moriste!
Confusa unión del ser y de la nada,
funesto aborto, ¡oh, prole aun mal formada!
que del ser y no ser despojo fuiste.

Tú que de un crimen vida recibiste
y de otro crimen muerte acelerada,
de amor obra funesta y desgraciada.
De amor, víctima cruel infausta y triste.

¡Oh, no culpes a mi pecho felicida!
Dos traidores juzgaron de tu suerte,
amor contra el honor te dió la vida.
honor contra el amor te dió la muerte.

   Nelly Fonseca Recavarren


AROMA DE LA TIERRA
Aroma de la tierra recién regada,
que tiene una fragancia nunca igualada

En tí late el prodigio de la simiente,
las gavillas de trigo y el pan caliente.

En tí está el regocijo de los caminos
y los pesados bueyes de ojos cansinos.

En tí bulle la acequia cascabelera
y los niños que juegan en su ribera.

En tí está la cabaña y el humo lento
que rizan los azules dedos del viento.

En tí está lo más cálido y lo más puro:
amor de campesino; beso maduro,

que tal como el milagro de la simiente,
florecerá mañana sobre otra frente.

Aroma de la tierra recién regada:
¡Es Dios quien la perfuma con su mirada!
YO QUIERO SER UN MASTIL
Yo quiero ser un mástil erguido entre la niebla para orientar el vuelo de las aves remotas.
Y sentiré en mi tronco latir un alma de árbol
la noche en que rescate a una gaviota.
Yo quiero ser un mástil erguido entre las sombras que la aurora empavese con grímpolas de seda,
y escuchar las salmodias del viejo campanario:
el grave hermano blanco que ahuyenta estrellas.
Yo quiero ser un mástil inmóvil, solitario, con la quietud más noble, la soledad más buena.
Erguido en el regazo sereno de la tarde.
Erguido entre la orquesta triunfal de la tormenta.
Qué superior destino que es el de asomarse a un mundo en donde danzan locas girándulas de estrellas,
y ensartar una noche, tal como un pez de vidrio,
el disco transparente de cualquier luna nueva!
Yo quiero ser un mástil erguido entre las sombras en donde cuelgue el viento sus diáfanas banderas...
¡Y el día que rescate tu corazón de náufrago
serán como un arrollo de música mis venas!


Chrystian Zegarra Benites


ESCENA PRIMORDIAL

-3-

Te nombro desde los vestigios de mi animalidad, de espaldas a estos
/matorrales en que me adentro como un stalker que devela ante sus ojos el engaño
de la zona, y cuya recompensa es este tapizón de signos
bajo un cielo de ceniza. Después de la diáspora, al pie de este
/derrumbe de techos,
en esta Ciudad de Angeles donde vienen a morir las visiones de
/Wenders y Alberti,
te busco en las paredes de mi cuarto donde escribo aspirando un olor
/de crematorio
en el paladar, y esta manía de diluir los restos de la amnesia. Y cuando
/invoco
la segunda persona de tu nombre, la doble bizagra de tu carne inclinándose
en la baranda que mira hacia el refugio del mar,
/nace la culpabilidad/
como torso de Medusa en el espejo irreversible:
nacen estos 33 nombres que cuelgan de las astas de una nave ultramarina,
y el lenguaje como una espada en mi garganta.
Anochece,
la playa de la memoria se puebla de cadáveres y tus pasos de guía
se hacen firmes en la humedad de la orilla. La arena se vuelca en un
/cono invertido,
una circunferencia que se divide en 9 antecámaras y un grito. El humo
nos asfixia, los ojos miran siempre de frente y la esperanza debe dejarse
colgada como trozo de cocina en el marco de la puerta.
Esto pasó en mi año 33,
cuando tu sexo de vino embriagó mi mente,
y bajamos entre el vendaval de la borrasca y la borrachera
a habitar el cubículo del Padre de la Culpa, que escondía
la piel en una urdimbre de moscas. Y en este último reducto, nos poseímos
en un abrazo interminable que derribó el andamio de la historia con una
/mueca
sanguinaria. Y te miré desde la perspectiva de mis ojos redivivos,
con una espalda recta sosteniendo las nuevas columnas de los aires,
esbelto y voraz como una ballesta clavada en el blanco de la tentación.
Y de todos los ciclos migratorios, de especies con plumas de cobalto y
/anfibios
como dioses en retirada, padezco este deslinde de vocablos, estas hienas
que devoran ávidamente mis residuos en el festín de esta contradanza.
Expongo el borde de mi lengua que se multiplica en una camada de palabras
sobre estas hojas diagonales. Todos los hombres relucen a esta hora
como carneros degollados en el altar de la ignominia.
Sueño con una poesía como campo de exterminio de la inocencia,
de frases-verdugo
que acribillen los cerebros de mis contemporáneos y saluden
la negación como consecuencia indispensable de la histeria. Un
/ejército de poetas
agita mi cabeza en esta época en que lo cierto es una insignia
/intercambiable
por un señuelo lanzado a la conciencia como pedrada al mar.
El roce de un cuerpo
en la senda vacía de estas calles
hace que la carne se abra en dos,
y alguien se incruste como lanza traicionera en mi costado.
la coartada que necesito para abandonar este mundo luciendo
una corona hecha a mi medida; porque tú marcas el sentido de mis actos,
y si abro una zanja como el cauce de un río movedizo, tú estás ahí
/detrás del liquen
de mi piel, aquí entre la maleza que todo lo transforma. (Y este puente
que tiendo desde la superficie del poema hacia tu orilla es una vía que
/se desdobla
y no tiene inicio, porque eres todos los objetos de la tierra,
las letras de una frase sumergida en mi infancia, la caricia de la boca
/de mi madre
y el implacable giro del azote de mi padre, tus labios que tejen y
destejen una oruga impronunciable. Hablo todas las lenguas y ninguna,
tengo estos amuletos de polvo en un cajón de hojalata y la cifra de tu
/otra/edad:
los 33 orificios que desnudan la osamenta de tu rostro.)
Y sólo un beso basta para redimir la historia, aunque después el
/ostracismo,
la angustia y un fajo de metales cuelguen al intruso entre las ramas de
/la higuera.
Pero yo prefiero el beso de Klimt en una cama de oro, que me acoge
/lenta
como golpe de llovizna en un campo baldío; cuando la tierra ha parado
/de rotar,
y es hora de que el silencio balancee el firmamento en la hamaca de su eje,
abierto a la oscuridad con ojos de lechuza bajo los cactus.

de Escena primordial y otros poemas

   CESAR MORO
EL MUNDO ILUSTRADO
Igual que tu ventana que no existe
Como una sombra de mano en un instrumento
fantasma
Igual que las venas y el recorrido intenso de tu sangre
Con la misma igualdad con la continuidad
preciosa que me asegura idealmente tu existencia
A una distancia
A la distancia
A pesar de la distancia
Con tu frente y tu rostro
Y toda tu presencia sin cerrar los ojos
Y el paisaje que brota de tu presencia cuando la
ciudad no era no podía ser sino el reflejo
inútil de tu presencia de hecatombe
Para mejor mojar las plumas de las aves
Cae esta lluvia de muy alto
Y me encierra dentro de ti a mí solo
Dentro y lejos de ti
Como un camino que se pierde en otro continente


            BATALLA AL BORDE DE UNA CATARATA
 
 
 
               Tener entre las manos largamente una sombra
 
               De cara al sol
               Tu recuerdo me persiga o me arrastre sin remedio
               Sin salida sin freno sin refugio sin habla sin aire
               El tiempo se transforma en casa de abandono
               En cortes longitudinales de árboles donde tu imagen
                               se disuelve en humo
               El sabor más amargo que la historia del hombre
                               conozca
               El mortecino fulgor y la sombra
               El abrir y cerrarse de puertas que conducen al dominio
                               encantado de tu nombre
               Donde todo parece
               Un inmenso campo baldío de hierbas y de pedruzcos
                               de interpretables
               Una mano sobre una cabeza decapitada
               Los pies
               Tu frente
               Tu espalda de diluvio
               Tu vientre de aluvión un muslo de centellas
               Una piedra que gira otra que se levanta y duerme en
                               pie
               Un caballo encantado un arbusto de piedra un lecho
                               de piedra
               Una boca de piedra y ese brillo que a veces me rodea
               Para explicarme en letra muerta las prolongaciones
                               misteriosas de tus manos que vuelven con el aspecto
                               amenazante de un cuarto modesto con una cortina
                               roja que se abre ante el infierno
               Las sábanas el cielo de la noche
               El sol el aire la lluvia el viento
               Sólo el viento que trae tu nombre
 

Carolina O. Fernández


YO NO TENIA GANAS DE HABLAR
Yo no tenía ganas de hablar, sólo mirar en la penumbra
tu sombra,

sombra llevaba añil amarillo en los cabellos,
benevolente fuego de
altazor.

Yo no tenía ganas de hablar del mal y el bien en altamar
sino sorber el aroma de hiperión,
tu querías negar,
mar,
mis sandalias, mi estupor por la imagen
sangrante en la batalla: dieciseis estudiantes y
periodistas muertos.
¿Escuchas?
Yo no tenía ganas de hablar de los vientos aluvionales,
de la guerra, sólo quería sentir el sabor de los
viejos muelles, el humor soleado
del alelí.


Víctor Coral


LEJOS DEL CLARO/Arte poética
En el claro del bosque
El viento pasa suavemente entre las ramas.
Nadie dice nada, nadie atiende a su sonido vegetal,
A su cola verde-amarilla de amaranto y nogal.
Es el viento en el bosque, la alegría
De un cielo y nada más.
Lejos del claro
Mis ojos son limpios a pesar de todo,
Las visiones circulan por mi cabeza fluidamente
Filudamente; y puedo ver, antes del ocaso,
Cómo la soledad revienta en la lejanía
Y amenaza con cubrirlo todo.
La roca partida por donde surgen las aguas,
Las aguas brillantes que corren colina abajo,
Se empozan y vuelven a salir hasta llegar aquí,
Mis pies mojados por las aguas como dos piedras más;
Eso es todo lo que siento. Eso es todo lo que tengo.
Lejos estoy del claro, del cielo y aún de mis ojos,
Lejos del sentido que rompe, vuela o trasciende.
Aquí, en el sociego que otorgan las sombras,
Me engaño con la palabra lúcida
mente y ejerzo mi oficio-ofidio hasta morir.
Que a nadie se culpe de esto:
Yo solo quise el reino de una imagen
Y cedí al encanto de una trampa cualquiera.

Serapio Bajalqui Mitma


CAMISA DE LA REVOLUCION
Hoy mi destino vio su extremo horizonte,
dulce como el río del monte,
hermoso como un sol que yace a nivel de los mares
como no hay por estos lares.

En este mundo de maldad
el amor es una forma de discrepar,
la justicia no es para la humanidad
y la democracia? nos ha de matar.

Y por saber amar
solo una camisa poseo
camisa rota de mucho obrar.

Camisa, camisa
que ayer nueva sirviendo se rompió
en la ruptura va escrita el cambio
y siempre ira conmigo la camisa de la revolución.

   XAVIER ABRIL
ELEGIA A LA MUJER INVENTADA
(Sin formas la conocéis:
es la yedra obstinada,
la reja y el amor,
apenas lágrimas de otro tiempo).

Una mujer o su sombra de yedra
llena de soledad de lámparas vacías.

En la memoria del corazón
está marchita una flor,
un nombre de mujer.

Los ojos de la ausencia
están llenos de lluvia, de paisajes helados y sin árboles.

¿Quién conoce el nombre de esa mujer
que olvida su cabellera en los ríos del alba?

¡Qué difícil es distinguir entre la noche
y una mujer ahogada hace tiempo en un estanque!

El desmayo de una flor no se compara
al silencio de sus párpados cerrados.



PAISAJE DE MUJER
(Tú vives justamente en el momento
en que muere la flor.
Ni más ni menos:
parecida al olvido).

Tu vives lenta y suave en tono de nube antigua.
Tu país se eleva a la altura del canto elemental
de las aves y de las florecillas silvestres.

No te ignoran los regatos perdidos
ni las huellas ocultas en el invierno.

El temblor de un tallo responde en tu despertar,
Tu cabellera es la flora del paraíso.


Lola Thorne


LA DIARIA SORPRESA
Como ojos
como caminos
las manos te protegen
tu cabeza de pie
dirige todo ese trabajo
de encantadora de serpientes
como flechas
como heridas
como luces
cada mañana
tienes
haces inventas
y cada mañana
trato de darte el nombre indicado
para tanta sorpresa.

José Luis Grados


LASOLEDAD DE MI PADRE
Cuando inclina su cabeza,
el mundo en mi pecho reposa
oigo la voz del mar, llamándome...
Julio Ortega
En los ojos de mi padre
hay silencio y al lado de su silencio
se oye la voz
de su tristeza.

No hay sombras, ni cansancio
en su rostro, pero el olvido
va caminando
en sus pies.

Yo lo observo, lo acaricio,
él se toca la frente y
un recuerdo
c
a
e
en mis manos.

Así, es mi padre,
tantos años juntos y
aún no he aprendido
a conocerlo

Enrique Carbajal


EL DIA OCHO MIL TREINTA...
El día ocho mil treinta que me diste la mano, volví a pastar mi
rebaño, lejos ya de todos. A tocar mi juguete: lúdico cancionar de
hebdómadas lejanías. A escaparme de junto de los padres. A tener
la unidad de los cinco. A quedarme despierto hasta que regresaran
(¿En qué momento regresarían, cada uno de su distancia? Hubieron
de encontrarme vencido por los sueños).

"Tomaste ese lado izquierdo que aún tengo de días, que me ha
nacido de ese largo salir al amanecer".

Cuando todos se hayan ido a reunir en su domingo, yo estaré
tomando aquel lado izquierdo que aún tienes de días. Me palparán
tus ojos, y las siete palabras de tu ausencia.
Y, ni me has de ver ya.

Pero no estaré solo.

De Dias de Ausencia

   Ricardo Peña Barrenechea
ESTATUARIA
Te contemplaba absorto. Tu cuerpo, limpio y suave,
copiaba un ritmo artístico en el dorado espejo.
Y eras por el torso fugitivo el bosquejo
de una Venus muy blanca y leve como un ave.

De enojos y de risas tu faz se estremecía.
Hundías en las manos la cara vergonzosa.
Y tu regazo era un valle de armonía
donde un cordero negro y oloroso reposa.

Al brillo de tus ojos que chispeaban voraces,
alzábase tu cuerpo graciosamente inquieto;
los senos, bien olientes, erguidos y procaces;

los cabellos de oro lamiéndote los flancos;
y toda Tú, radiosa, igual que este soneto,
¡colmándome de aromas y pensamientos blancos!
LA CARAVANA DE LOS ALBOS PAJAROS
¡Oh, la caravana
de los albos pájaros!

Los pájaros cruzan veloces
la mar inhollada;
cantando se internan
por la azul llanura,
y, ebrios de sol, la marcha aceleran...
¿Adónde van los pájaros?...

¡Tal vez
si presientan
que Dios
los espera;
tal vez si por eso la marcha aceleran
en pos
de la viña
celeste
que inunda el silencio!
¡Oh, la caravana
de los albos pájaros!

En la azul mañana
contémplola lleno de hondo fervor:
¿Ay, si se sumara a ella
este pájaro
loco de mi corazón?...


        Juan Ojeda
                SOLILOQUIO
 
Para el que ha contemplado la duración
lo real es horrenda fábula. Sólo los desesperados,
esos que soportan una implacable soledad
horadando las cosas, podrían
develar nuestra torpe carencia,
la vana sobriedad del espíritu
cuando nos asalta el temor
de un mundo ajeno a los sentidos.
Qué esperarías, agotado de ti
o una estéril música,
cuyo resplandor al abismarse te anonadaría.
Pero tú yaces oculto o simulas alejarte
de lo que, en verdad, es tu único misterio:
en la innoble morada de la realidad
nutres un sentido más hondo,
del que ya ha cesado todo vestigio humano.
                                                             Y destruyes
el reino de lo innombrable, que en ti mismo habita.
 
                                              
¿Qué esperarías? ¿Sólo madurar, descendiendo,
en una materia más huraña que el polvo?
                                              
 
Nada hay en los dominios frescos
del sueño o la vigilia.
                                                             Así
he considerado con indiferencia mi vida,
y ya debemos marcharnos.
 

     CAPUT MORTEN
               Y no hallé cosa en que poner los ojos
               Que no fuese recuerdo de la muerte.
                                              Francisco de Quevedo

El fatigado de las nudosas meditaciones, en el brillo
De la desesperanza
                               (detenido aire muerto o mundo) yace
Desbarrado por el ruido quieto del exilio
Y frecuenta una sabiduría maloliente como la muerte.
 
En qué secreto rencor sus ojos abrevarán, no lo sabemos
Ni deseamos preguntarle.
                               Hay un seco terror en sus cuencos
Y una tensión inmóvil, como si el mundo pudiera disgregarse
Y el solo deseo de contenerlo arrastrará su ruina.
 
 
Sí, ahora entendemos su pereza y su hedor cadavérico.
Es un hombre hastiado de soportar el universo,
Y solloza nombrando los astros y el caso roto de la vida.
 
 
 
Ahora que la muerte frota sobre el aire su cadena,
Combado de soledad y neutro polvo hurga sus ojos.
Así el mundo es interior a los objetos, es este muro
Que maduraba en recogidos signos, es inerte trono.
Oh, caminar al fin le fuera dado en símbolo y ardiera
En una sola costumbre difusa
                                              (ni cuerpo ni mundo)
 
Estos ojos inciertos abren pétrea lámina horrenda.
 
Roxana Crisólogo
 
 
LA CARNE PERMANECE AMALGAMADA
EN LOS BARRIOS
El gorjeo de aves se apodera de los lugares más
altos de las iglesias
y la nostalgia?
allí envío un pañuelo sucio.
Los perros juegan con el polvo sempiterno
del microbús extraño
No hay estrellas, y lo soñado no está a la vuelta
de la esquina, paredes terrosas, rostros
descascarados, legumbres ofrecidas por unas manos
agujereadas por el tiempo en su lugar
El movimiento casi
inexcusable diría de lo cotidiano es belleza
pintada reconstruída en la luz, belleza que estos
muros de cemento refractan a los parques, en donde
amo y bebo de una latita pintada de rojo
mi coca cola querida, el amor amable de Oscar
hombre trabajador y responsable: 16 años de servicios
a la patria, sin preguntas
Fransiles Gallardo

SOY
Soy
el horcón de la cabaña
de tus pesares
la paja de caña que escurre
el aguacero de tus penas
por donde resbalan
también
los aciagos vientos de tu angustia
las goteras de tu soledad

de: Arco iris de Magdalena, 2006

   Manuel Scorza
UNA CANCION PARA MI ABUELO
ABUELO:
Tú nunca fuiste feliz.
Temías que el viento
desbaratase tu corazón de ceniza.
Te recuerdo una tarde negra,
diciéndome con voz blanca:
ojalá no seas,
como yo, un hombre triste.
Abuelo:
la vida te parecía
un pozo de malos sueños.
Cuando pensabas en la abuela
te quemaba una hoguera sin luz.
Y Juan el herrero,
y Pedro el sembrador,
(pájaros huesos
con quienes conversa tu lengua de hierba),
también creían
que la vida es un sueño confuso.
¡Qué lástima abuelo,
que no supieras que la vida tiene otro color!
¿Me oyes, me escuchas?
La tristeza va a morir.
Ahora cuando la alondra
surca el cielo,
algo rosado empapa el alma,
porque el ave
viene del color que tendrá la vida
cuando los humillados alcen la cabeza
y partan la dicha
en pedacitos que alcancen para todos;
¿Me oyes, me escuchas?,
ardiendo
está el mundo donde te ahogabas.
Perdona, pues, si te dejo,
pero me llaman, necesitan
mi mano para formar una ronda alrededor del mundo.
Más luego volveré.
Cuando la Libertad abra sus alas
sobre mi país desesperado,
volveré.
Volveré con todos los nietos del mundo
en primavera, y abuela
y María y Paloma, todos los días vendremos
a regar la parcela de alba que nos toque.
SERENATA
Ibamos a vivir toda la vida juntos.
Ibamos a morir toda la muerte juntos.
Adiós.

No sé si sabes lo que quiere decir adiós.
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,
vivir entre otras gentes
reírse de otras cosas,
morirse de otras penas.
Adiós es separarse, ¿Entiendes?, separarse,
olvidando, como traje inútil, la juventud.
¡Ibamos a hacer tantas cosas juntos!

Ahora tenemos otras citas.
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.
La lluvia que te moja me deja seco a mí.
Está bien: adiós.
Contra el viento el poeta nada puede.

A la hora en que parten los adioses,
el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueño.

Livio Gómez

EPIGRAMA 2
Tu juventud te irá dejando
te irá dejando tu hermosura,
hasta ya no ser
ni de los espejos simiescos,
ni de los fatigados cosméticos
hasta ya no ser
ni de las desmemoriadas fuentes.

Yo, el despreciado, para ti escribí
este siempre joven epigrama
de puntualidad incorruptible.
Roger Casalino Castro

CONCLUSION
La vida es sueño
el sueño mentira
la mentira engaño
el engaño falsedad
la falsedad lujuria
la lujuria pecado
el pecado perdición
la perdición infierno
el infierno condena
la condena crueldad
la crueldad ambición
la ambición orgullo
el orgullo pasión
la pasión dolor
el dolor castigo
el castigo maldad
la maldad humana.


CONTEMPLACION
Hay un mar a tus pies que te acaricia,
hay un cielo de amor que te contempla,
un mar de ilusión que te murmura
volviendo acariciarte con ternura,
recorriendo tu cuerpo que ya tiembla
al sentir de sus aguas la delicia.

En las rocas que guardan tus espaldas,
como pétreos guardianes inflexibles,
se dibuja la sombra de tu estampa
que al desnudo se convierte en una trampa,
atrayendo mi conciencia corruptible;
me extasío... Y viéndote me faltas.

Gaby Arce Muñoz

OCASO
Al final del camino
interfiero el orden de las cosas
tengo ciego el oído
sordo el pensamiento
mis palabras huyen del exilio
perdí la belleza de la luz.
Están las horas suspendidas
en el ocaso de la tarde
el gato adormecido respira
acompasando las horas
la mosca con su brillo azul
atisba en el tejado…acecha
Cierro la boca
reteniendo un sueño
renuncio al realismo incierto
a la noche oscura
que me cierra la puerta.
Estoy herida en mis aristas
quiero penetrar en el poema
ocultarme en sus recodos
empaparme de versos
instalarme en el centro del estío
para no sangrar en serio.
Me deslizo cuesta abajo
desde el horror de los bostezos
encuentro un poema de Neruda
estrujado de pena
La inconclusa termina esta tarde
al abordar mi última matáfora
perdí rumbo en el camino
sólo siento la sal y el temblor del viento

Felipe Sassone

FUE EN EL JARDIN...
Fué en un jardín, un tálamo de flores,
bajo la media luz de media luna,
entre estatuas desnudas, al son de una
música de agua de los surtidores.

A mi ímpetu sensual cayó rendida
virgen en flor... El goce fue infinito
.........................................
Un sollozo, un suspiro, un beso, un grito...
y un olvido supremo de la vida.

Entre mis brazos retorciéndose loca,
convulsionada en el espasmo ardiente,
¡De su sangre el sabor sentí en mi boca!
Y cuando en calma ya, le dije- "Mía",
noté entre las estatuas de la fuente
la cabeza de un fauno que reía.
Lily Moral


DESHILACHANDO
     EL TIEMPO, 1980
XV
Aspirar
el tiempo
consumirlo
saborearlo
en mil formas
y sabores
Aspirar
el tiempo
besar
el silencio
bailar
con el viento
AMOR, AMOR
    CUANTO TE AMO, 1970
XI
Cuan ciega soy
no alcanzo a mirar
más allá de tu luz.
Del libro Deshilachando el tiempo
D E S E O
Patricia del Valle
Buscando explicaciones imposibles
descubro la latitud del sonido
que viene de ti
mi buen samaritano
espíritu libre e incierto
que crece dentro de mí
desmedidamente //..
TATUAJE
Quiero llevarte en mi cuerpo
aquí
al atardecer
donde no llega el sol
perpetuar en mi
tu corazón de hielo
convertirte en una sombra
una imagen fija que se pierde
en el tiempo
en un sueño
- UNA MARCA -
un dolor permanente de ti
en mi.
Del Libro: Soy Otra 

Elisa Fuenzalida

DESTRUCCION DE LA PAGINA
A Leopoldo María Panero
4.
Nadie querrá hacerse cargo de este pequeño infierno
Con el vaivén de sus cangrejos azules
Con el propano de mis ojos fijos
Y sus algas
¿Es este el bonito cuadro que debía mostrar?
Pues no
Hay que seguir cavando
Allá en el fondo se cuece una sombra
Allá no lo he desbaratado todo
Verás
Estas mujeres
Las amazonas
Yo también estuve con un seno al descubierto
Dejé que devorase al otro
Pero ahora quiere más y más de mi cuerpo
Toda la ruina
Toda luz y contorno
Así que
Bueno
Ya nadie vendrá para enseñarme la importancia de las cosas
Para correr
Los peces lucen siempre tan desesperados
Siempre que hay un humano cerca
Me dijeron algunas cosas
Ellos
Hace años en el hospital cosas
Los peces
Huían de mí
Estúpida estúpida
Ya nadie te hablará de la importancia
De las cosas
Para perder la continuidad ojo-espacio
Una mano busca otra que también lo sea
Para acabar de una vez con la mañana
Este régimen absolutista de la autodestrucción
Halo espeso que late
Que extiende su perímetro hacia adentro
De la revista Evohé 5

Nota 
1: Otro poema metafórico es "Mateo XXV, 30" de Jorge Luis Borges 


CESAR VALLEJO


CONSIDERANDO EN FRIO, IMPARCIALMENTE...
Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado; que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensándo,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz,
borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

PARADO EN UNA PIEDRA
Parado en una piedra,
desocupado,
astroso, espeluznante,
a la orilla del Sena, va y viene.
Del río brota entonces la conciencia,
con peciolo y rasguños de árbol ávido:
Del río sube y baja la ciudad, hecha de lobos abrazados.

El parado la ve yendo y viniendo,
monumental, llevando sus ayunos en la cabeza cóncava,
en el pecho sus piojos purísimos
y abajo
su pequeño sonido, el de su pelvis,
callado entre dos grandes decisiones,
y abajo
más abajo,
un papelito, un clavo, una cerilla...

¡Este es, trabajadores, aquel
que en la labor sudaba para afuera,
que suda hoy para adentro su secreción de sangre rehusada!
Fundidor del cañón, que sabe cuantas zarpas son de acero,
Tejedor que conoce los hilos positivos de sus venas,
albañil de pirámides,
constructor de descensos por columnas
serenas, por fracasos triunfales,
parado individual entre treinta millones de parados,
andante en multitud,
¡Qué salto el retratado en su talón
y que humo el de su boca ayuna, y como
su talle incide, canto a canto, en su herramienta atroz, parada,
y qué idea de dolorosa válvula en su pómulo!

También parado el hierro frente al horno,
paradas las semillas con sus sumisas síntesis al aire,
parados los petróleos conexos,
parada en sus auténticos apóstrofes la luz,
parados de crecer los laureles,
parados en un pie las aguas móviles
y hasta la tierra misma, parada de estupor ante este paro,
¡qué salto el retratado en sus tendones!
¡que transmisión entablan sus cien pasos!
¡cómo chilla el motor en su tobillo!
¡cómo gruñe el reloj, paseándose impaciente a sus
espaldas!
¡como oye deglutir a los patrones
el trago que le falta, camaradas,
y el pan que se equivoca de saliva,
y, oyéndolo, sintiéndolo, en plural, humanamente,
¡cómo clava el relámpago
su fuerza sin cabeza en su cabeza!
y lo que hacen, abajo, entonces, ¡ay!
más abajo, camaradas,
¡el papelucho, el clavo, la cerilla,
el pequeño sonido, el piojo padre!

Carlos Reyes Ramirez

DE UN TRAJE YAGUA EXHIBIDO
¡Basta inmortal arqueología!
Intrépido hilo que partió del sueño
entre imágenes de un río tronante que se mira
desde otra orilla. Yo retorno a tu mano que centellea.
El tiempo cuarteado por el acecho
y las adversidades, ha resguardado un nombre desde ya
inmombrable, un pedazo de encanto
que no juzgaron ni mejor ni peor
los débiles ancianos que nos enviaron,
sino que mediocremente han hablado,
han palabreado entre fogonazos.
¡Basta inmemorial Arquología¡
Tela empapada de humores que la tierra
reconoce.
Plagio de lo nunca existente,
fibra escarlata pendiente de una cuerda
agredida por los filudos ojos de los
marginales. Es asi como en los biombos excesivos,
rotos por un tajo de luz,
con la puerta luminosa y extensa
se han quemado los trajes como hojas
secas.
Del libro Mirada del Búho, 1986

Ana María Falconí

DÍA PERFECTO
Tú vas a ser
Lo que ves
Atraviesas el centro de la ciudad
Entonces caminas
Cruzas pistas
Pisas libros
Plantas ramas en el cemento
Nunca tuve un día perfecto
¿Ya ves?
No están los animales en el zoológico
Deambulan por las veredas vomitando
Maleficios imperdonables
Que acalla el abismo en donde caen.
Nadie bebe en el parque
Su sed mortal
Solo la entierran para que no
La escarben
Nadie vuelve a casa,
Nadie
El día perfecto talvez
Transcurre solitaria la cola del león
O su garra
O su cabeza
Una descorchada botella llena de respiración
Una eterna cosecha sin semilla

ROLANDO SIFUENTES

LAS LICENCIADAS
Las licenciadas vienen de verde ficus,
las técnicas de blanco espuma,
los doctores con saco blanco o
albo mandil algunos.
Llegan como la alborada
para el afligido que, tendido en su cama
como una sombra,
esperan alivio para su cuerpo herrumbroso.

Hospital Almenara,
pabellones con olor a vida y muerte,
morada de los arcángeles
de la salud, recinto donde, como en un colmenar,
el paciente es la reina,
el centro,
el núcleo
sobre el cual giran
dietistas, secretarias, laboratoristas y
los ases del escobillón y el trapo.
Todos aportan lo suyo
para restablecer al árbol doliente.

Hodkin y no-Hodkin,
Bk positivo,
Bk negativo.
Para algunos hay una nueva aurora
porque la ciencia avanza.

Me gusta el Almenara, como
los gritos en la plaza de mi pueblo,
pero mi mundo
está más
allá del alcohol, el bromuro y sus contornos
verdes y blancos que, como fantasmas
de medianoche
nos pinchan las venas,
suavemente, silenciosamente.

No importa los bocinazos que en la calle golpean
mis oídos; no importa el smog
que cubre hasta mi alma;
no importa la frialdad de hielo de Rosa María,
que ya no viene a derramarme su compasión,
quiero que me desaten de esta cama,
quiero caminar por las calles vivarachas de
La Victoria.

No llores madre, no llores,
tu amor es salud y vida para mi,
otros son los que pronto
no podrán seguir bebiendo el aire turbio
de nuestra ciudad,
ya los lloran hasta los días grises
que presienten lo peor, y las máquinas sobre sus cabezas
ya no quieren hacer más pi, pi, pi.

No llores madre, no llores por mi,
mira que tengo buen semblante,
pronto seré el niño alegre que fui ayer,
el plato de tu sopa morón limpiaré,
arrasaré con la carapulca,
y no le pondré mala cara a ninguno de tus humildes
platos como antes.
Llévame contigo, madre.
No llores más por mí, no lo merezco
porque no tomaba tu sopa, y no crecí tan rápido
como tú te hiciste vieja.
Lima, Octubre, 2010
RESPONSO
Te fuiste al llamado de tu Señor, tu Dios.
En la miriada de titilantes luceros te perdiste,
¿Cuál eres tú? Hazme una señal.
Sé que desde las alturas, con ojos piadosos
miras a tus hijos, y ya no tienes más
lágrimas que derramar, ni palpitante corazón
de mujer terrena. Estás ahora eterna,
al costado de tu Señor y tu Dios.

Viviste como querías, diste tu corazón porque
eras mujer. No fuiste María Magdalena
ni la Santa Madre de El,
solo fuiste Ana Celia, débil mujer
que no conoció la maldad, ni el desamor.
Que no mordió la brida, pero aceptó el yugo
de la vida, porque creyó firmemente
en su Señor y su Dios.

A la Tierra viniste por cumplir un mandato,
con tan solo tu corazón de mujer y voluntad de piedra.
Cruzaste la ciénaga sin mirar atrás, dolida pero altiva
te caías pero enseguida te levantabas, sin lanzarle
maldiciones o piedras a la adversidad, sin ufanarte
de tus victorias ante la vida.

Nadie en este mundo osó ponerte en una balanza,
solo tu Hacedor Lo hará, tu Señor, tu Dios.

Ica, Diciembre, 2010-12-24















 
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