La persona que abrió los ojos,
y no vio nada,
soy yo.
soy yo.
El largo viaje de mis manos
como dos puños apretados
no ha derribado
la montaña de inmutables
pájaros.
Ven a mirarme,
y dime, Hades
¿qué falta hacía
un pétalo de sangre
en tu rama fúnebre?
y dime, Hades
¿qué falta hacía
un pétalo de sangre
en tu rama fúnebre?
Sol del infierno,
a tu muerte he venido,
sin colores.
Voy a pintar tu carne,
con mi ceniza,
en el altar de los elegidos.
No mires mi carne vieja,
mira mi mano ardiendo,
infinitamente joven,
a cambio de Lorenzo.
Atraviesa mi costado,
con tu lanza mortecina,
mientras te bebo, sol,
el último aliento.
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