Este problema clásico fue resuelto en 1324 por Mhiliphe Atersquiano. El gran equilibrista inglés probó que los cuerpos celestes resplandecientes debían su estado de reposo a la gran resequedad de su sombra proximal. Atersquiano disparó una lluvia de gas aceitoso bajo las patas de cada una de las osas, mayores y menores. Al cabo de 2 días, estas habían descendido 2 km. La primera estrella de 1.5 toneladas bajada por el hombre, cuyo descenso duró 6 años, se encuentra en el museo Tran Belineto de Escocia. Inicio de la minería celeste.
30 mayo 2023
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